Kasey Keller hizo sus últimas paradas
Pasó por Inglaterra, España y Alemania a lo largo de sus veintidós años de carrera
A través de múltiples películas rodadas en la primera mitad del siglo pasado se nos ha presentado como pioneros a todos aquellos que quisieron aceptar el reto de cruzar los Estados Unidos.
Y quizás ese espíritu valiente es que el empujó a Kasey Keller a tomarse el 'soccer' como algo más que el deporte de instituto y pensar en él como en un modo de ganarse la vida.
Su esfuerzo en ligas high school y universitarias (donde ganó dos ligas con los Portland Pilots en el 88 y el 89) le valieron para ganarse un puesto para el Mundial sub20 de 1989 donde los americanos alcanzaron una meritoria tercera plaza, en parte gracias a las actuaciones del meta de Olympia, lo que le valió que un ojeador se lo llevara a Inglaterra para jugar en el Millwall, poco antes de confirmarse su convocatoria para el Mundial de Italia 90 (el primero de los cuatro a los que acudió).
En Inglaterra estuvo siete años repartidos entre los 'Lions' y el Leicester (del 96 al 99) donde también fue protagonista en dos de los más grandes hitos del club en los noventa: la Copa de la Liga en el 97 (replay incluído) y el subcampeonato en el mismo torneo dos años más tarde.
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A pesar de ser uno de los jugadores más queridos por la afición, no se le renovó el contrato, y tras esa temporada y con treinta años llegó a la Liga española para defender la portería del Rayo Vallecano. Diferente país pero mismos objetivos y mismo rendimiento.
Con sus reflejos y su experiencia fue clave para que el equipo vallecano viviera sus mejores temporadas con la clasificación para Europa en 2000 y la mágica participación en la UEFA de la siguiente campaña donde sólo el Alavés de Mané le frenó los pies, cuando ya Keller había perdido la titularidad.
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Aquel buen papel le valió una nueva oportunidad en Inglaterra en los primitivos proyectos deportivos del Tottenham Hot Spurs de hacerse con una plaza en el Big Four. Durante las dos primeras temporadas fue indiscutible, pero con la llegada de un joven y prometedor Paul Robinson a White Harte Lane perdió la titularidad hasta el punto de ser cedido al Southampton hasta la finalización de aquella campaña.
Sin minutos en Londres, aceptó la propuesta del Borussia Monchengladbach y mostró, a pesar de pasar de los treinta y seis años, seguir estando en buena forma y es clave para que el equipo mantenga la categoría y se gana la renovación para jugar una temporada más otra de las grandes ligas del Viejo Continente.
Cuando parecía que se retiraría con treinta y ocho años, el Fulham piensa en él para sustituir a Niemi, lesionado, y vuelve a la Premier, pero con la primera lesión grave de su carrera. Cayó a primeros de octubre y estuvo cuatro meses en el dique seco y dejando sólo trece partidos como balance en Craven Cottage.
Así, en 2008, quizás cansado de no encontrar estabilidad en ningún equipo y con treinta y nueve años decide volver a casa... pero sin colgar los guantes. Ficha por los Seattle Sounders, uno de los equipos que más y mejor ha crecido en la MLS, encontrando la regularidad que sorprendentemente necesitaba. Gana tres US Cup de manera consecutivas y se transforma en una de las caras comerciales de la Liga... pero todo eso finalizó anoche.
Anoche su equipo jugaba la vuelta de la primera ronda de los play offs ante Real Salt Lake (subcampeón de la Concachampions) con un 3-0 a remontar. A punto estuvieron de dar la vuelta, pero no hubo tiempo para más. Keller había anunciado que esta sería su última temporada aunque seguro que, con el potencial de su equipo, no pensaba caer a las primeras de cambio.
Y así se pone fin a uno de los mejores porteros que ha dado el continente americano, que quizás le faltó llegar a un grande europeo para ser tenido en cuenta por el gran pública, pero que gracias a su recta final pudo recoger el cariño del público nacional fruto de una carrera tan larga como regular.
