Celebraciones de presidentes

Celebraciones históricas de presidentes.

El gol simboliza la alegría de una forma incuestionable. Momento de gloria en el que corazón y pasión imperan sobre la razón. Futbolista y aficionado se nutren de la esencia heredada del gol. La celebración es el punto culminante de cualquier encuentro. Con el gol, todo cambia. Jugadores que defenderán o atacarán con más ahínco, entrenadores que esconderán sus iniciales intenciones en busca de equilibrar el encuentro o defender el botín adquirido. Pero... ¿y ellos.

Los presidentes. Aquellos hombres que deben consumir su espíritu y entusiasmo en las reducidas dimensiones de un palco de autoridades. El fútbol les concedió la ingrata convención de compartir espacio y protocolo con su homónimo compañero del equipo rival y la obligación de participar del espectáculo desde un prisma diferente al que comparten los protagonistas del juego y sus seguidores.

El Real Madrid visita hoy la caldera de Gerland. El estadio del Lyon ha sido uno de los puntos negros en la trayectoria de los blancos en las competiciones europeas. Tal vez por eso, Florentino Pérez, presidente del club blanco, vivió de forma especial el tanto que el delantero francés de su equipo Benzemá consiguió ante el Lyon en la Liga de campeones del pasado año.

De Florentino se espera siempre una actitud comedida. Su labor al frente del club blanco fue siempre intachable y de una exquisitez absoluta. Puede que motivado por estas razones, su celebración pasional del gol de Benzema sorprendió al espectador, que no esperaba obtener de una manera tan concisa la visión mas impulsiva del presidente madridista. Fue una actitud espontánea. Sentado junto a un mito de la historia futbolística como Zidane, Florentino dejaba a un lado su faceta más seria y solemne para compartir por breves instantes la fiebre del gol.

Otros presidentes también cambiaron la corbata por la vuvucela de forma simbólica y se unieron al espectáculo futbolero con actuaciones dignas del más fervoroso de los hinchas de su equipo. Joan Gaspart perdió los estribos en 2001. Rivaldo y su chilena tuvieron la culpa, pero nada puede justificar la apasionada celebración que el presidente del Fútbol Club Barcelona representó en el insigne palco de autoridades del Nou Camp.

El presidente del Valencia Jaume Ortí, resistió el vendaval de Joan Gaspart de forma estoica. Puede que el mandamás barcelonista hubiera estado acertado si al elegir su ubicación en el estadio hubiera optado por colocarse cerca de los aficionados más extremistas. Seguro que el damnificado Ortí lo pensaría, ya que cuando todavía no había accedido a la presidencia del club y ostentaba el cargo de vicepresidente, decidió ver un partido del Valencia desde la general de pie de Mestalla. Fue una promesa del directivo, que decidió disfrutar del choque en un lugar donde podía; de un modo claro, dar rienda suelta a todo tipo de emociones.

Estamos en disposición de afirmar que el caso más pintoresco de cuantos hemos presenciado y que tienen algún tipo de relación con las celebraciones fuera de lugar de los directivos de nuestro fútbol,es el del máximo accionista del Racing de Santander, el indio Ali Syed. Los festejos a raíz del gol del equipo cántabro frente al Sevilla en el campeonato nacional de liga del pasado año, forman parte ya del imaginario de despropósitos del fútbol de nuestro país; gritos, bailes, cruces de manos y fotos fueron parte del ramillete de detalles que ofreció el indio en el palco del estadio del Sardinero.

La pasión debe permanecer en la atmósfera futbolística, sin ella no hay juego. A veces acusamos a la clase dirigente de demostrar pocos valores en su forma de acercarse al mundo del fútbol. Por eso, de vez en cuando se agradece una dosis de sentimiento y humanidad en algo tan terrenal como la celebración de un gol.

Aunque no debemos olvidar que el presidente siempre será el presidente. Por ello, existen diversos códigos éticos con los que debe cumplir para no modificar la jerarquización natural de un club de fútbol.

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