El entrenador - jugador, predicar con el ejemplo

Las Islas Británicas pioneras en la multifunción.

Hace unos días nos medio sorprendía la noticia de que Roberto Carlos asumiría el cargo de entrenador del Aznhi sin dejar de desempeñarse como jugador de campo. De momento la paradoja de saber si se autoproclamaría indiscutible en el once, se cayó cuando en su estreno prefirió 'comenzar desde el banquillo'.

Pero el ex internacional brasileño no ha sido, ni de lejos, el primero en multiplicar su labor dentro del club que le paga. Porque se habla mucho de jugadores que son 'extensiones del entrenador' en el campo, pero la idea del entrenador-jugador tiene más de cuarenta años de vida a nivel profesional, sin pararnos a contar en cuántos se atrevieron a ocupar los dos puestos en ligas menores o amateurs en la primera mitad del Siglo XX.

Como parece inevitable, la figura del entrenador jugador es cosa del fútbol británico y muy inglesa en particular. Fue Bobby Robson quien la puso en práctica, eso sí, lejos de Inglaterra cuando en la recta final de su carrera alternaba la dirección y el juego cuando jugó en la NASL para los Vancouver Royals a finales de los sesenta. El proyecto, más allá de su figura en el equipo, fue quizás demasiado ambicioso y a pesar de que llegó a contar con jugadores como Puskas, no llegó a cuajar.

Quizás seducido por la idea, John Giles, uno de los integrantes del mejor Leeds de la historia, llegó a alternar hasta tres puestos de manera simultánea durante dos años: seleccionador irlandés (del '73 al '80), entrenador del West Bromwich Albion (del '75 al '77) y jugador en ambos combinados (aunque dejó de ser internacional en el '79). Tuvo un esperanzador inicio pero sólo pudo celebrar un ascenso a Primera con el WBA en 1976 sin llegar a confirmar a lo largo de su carrera las buenas expectativas creadas en su arranque en los banquillos.

Un viejo conocido de la afición española como John Benjamin Toshack también compaginó las dos labores. Ya en la recta final de su carrera como jugador, tras haberse hecho un nombre en la historia del Liverpool, el galés comenzó su largar carrera en los banquillos a los veintinueve años, cuando abandonó Liverpool para fichar directamente como entrenador jugador por el Swansea. Ejerció la doble función durante los seis años (del '78 al '84) que estuvo en el club, logrando pasar de la Cuarta División a la Primera de manera consecutiva, convirtiéndose en uno de los mejores entrenadores británicos del momento.

Como si recogiera el testigo de Toshack, quien fuera su compañero en el Liverpool, el escocés Kenny Daglish, comenzó su primera etapa en el banquillo red tras la final de Heysel. Su primer año fue espectacular, con una participación activa en el campo e inteligente en el banquillo logró guiar al equipo hacia la Liga y la Copa de manera especial. El torneo regular se ganó con un gol suyo ante el Chelsea y el torneo del KO se venció ante el 'eterno rival', el Everton.

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También lidiando con la labor de manager, tuvo buen ojo a la hora de sustituir a Ian Rush por Aldridge, Beardsley y Barnes. Pero a pesar de armar un buen equipo y firmar récords de imbatibilidad, no llegó a levantar ningún trofeo importante como entrenador-jugador hasta dejar el club en 1991 tras catorce años.

Durante la etapa de Daglish como entrenador-jugador otros equipos ingleses como el Queens Park Rangers, con Trevor Francis (1988-1990) o el Manchester City con Peter Reid (1990-1993), probaron 'el método' pero lejos de los resultados de sus predecesores, aunque en su favor hay que decir que fueron meros parches tras la destitución de un entrenador y que jamás disfrutarían de plena confianza.

Pero si en un equipo inglés la figura del entrenador-jugador ganó peso mediático fue en el Chelsea, que llegó a enganchar hasta a tres de manera consecutiva en los noventa. En 1993 contrataron a un veterano Glenn Hoddle para el doble puesto jugando poco mas de treinta partidos en dos años (su última temporada fue sólo como entrenador) en los que, a pesar de refuerzos de postín no llegó a alcanzar regularidad en los resultados.

Una de sus contrataciones más sonadas, la de Ruud Gullit, tomó su relevo en 1996 y consiguió una FA Cup en su primera temporada mientras la política del club continúaba atrayendo a jugadores de nivel como Wise, Di Matteo, Zola o Vialli, quien sería el sustituto del holandés en el banquillo en 1998 y el entrenador-jugador más exitoso de la historia blue ya que en dos años consiguió una Supercopa de Europa, una Recopa, una FA Cup y una Charity Shield.

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Tras ese boom en Inglaterra, parece que se relajó la tendencia de la multifunción ocupacional y aunque siguieron apareciendo entrenadores jóvenes, lo hacían tras haber dejado la práctica del fútbol de manera oficial. Casos como los de Gascoigne (Boston), Barnes (Macclesfield Town) o Romario (Vasco de Gama) se acercaron más a excentricidades en la recta final de sus respectivas carreras que a un proyecto serio.

Uno de los casos más llamativos en la historia de los entrenadores jugadores lo protagonizó Rusell Latapy. El que es considerado como jugador más importante del fútbol de Trinidad y Tobago tuvo una buena carrera en Portugal y Escocia hasta encontrar un gran acomodo en el Falkirk como entrenador-jugador a los treinta y tres años.

Dado el nivel medio bajo de las exigencias de su equipo y de su selección pudo prolongar su carrera como jugador hasta el 2009, por lo que le dio tiempo ha participar en el histórico debut en fase final de Trinidad y Tobago en el Mundial de 2006 como entrenador-jugador del Falkirk. Jugó sólo 23 minutos del último partido (ante Paraguay, perdieron 2-0) pero puso un gran broche a su carrera como internacional habiendo participado en seis fases de clasificación para un Mundial, desde 1990 hasta la de 2010, aunque se retirase antes de que finalizase en 2009.

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