El estilo del elegido romanista

Luís Enrique, ese ex-jugador que quedará en la memoria como aquel que juró amor a Real Madrid y Barcelona, en dos etapas diferentes claro está, ya ejerce como nuevo técnico de la Roma.

El técnico asturiano cuenta con similitudes que ya comienzan a compararle seriamente con Pep Guardiola, entrenador del Barcelona.

Pese a que él lo niega existen aspectos a tener en cuenta que han hecho que la nueva directiva romanista se fijaran hace un mes aproximadamente como el elegido para dirigir el proyecto de la capital italiana.

Un técnico que desde su primer día en la institución romana ya ha impuesto su sistema, su estilo de juego que tan buenos resultados ha obtenido en sus tres temporadas en el banquillo del Barcelona B, filial azulgrana.

Lejos de las palizas físicas, de las pruebas para recuperar la forma después de vacaciones, Luís Enrique ha dejado claro desde el primer día la base de su juego, del fútbol que intentará implantar a la Roma a partir de esta temporada. Los conocidos rondos, mucha posesión de balón, la nota predominante. Un juego basado en la posesión y el desgaste del rival, señas de identidad de Can Barça.

Su llegada a la capital de la Península Itálica ha despertado la ilusión de una afición que ha visto como su equipo, de ser considerado uno de los mejores conjuntos del viejo continente por su siempre buen nivel deportivo, ha pasado a ser recordado por sus gestas pasadas.

La espectación de medios de comunicación durante su primer entrenamiento en Trigoria, ciudad deportiva de la Roma, ha dejado claros síntomas de ilusión en una temporada que presenta más que emocionante con la llegada de la nueva directiva y de las numerosas incorporaciones de primer nivel mundial que van llegando al equipo.

Lejos de lo que popular e históricamente se conoce al fútbol italiano, ese juego rácano, subterráneo y soso en lo que a fútbol se refiere (cuestión de gustos y de conocer bien los campeonatos) el técnico asturiano de 41 años ha afirmado que presentará una Roma ofensiva, que basará su juego en el toque, en el colectivo, en el compromiso de una plantilla desgastada por las últimas temporadas y sobretodo de una ilusión renovada que aplicará un nuevo valor psicológico para volver a la disputa de la máxima competición continental.

Para ello debe prepararse la temporada de la mejor manera posible, con tranquilidad, pero teniendo en cuenta que un estilo de juego tan ofensivo y de control acarrea riesgos que está totalmente dispuesto a correr.

Thomas DiBenedetto, nuevo presidente del conjunto giallorosso, afirmó en la presentación conjunta que Luís Enrique es uno de los mejores entrenadores del continente europeo y están seguros de que los buenos resultados llegarán con el español. Eso sí, no deben tener presión alguna, ya que un proyecto de este estilo, con tantos cambios, con una mentalidad de reconversión como éste necesita su tiempo, pero no descartan llegar lo más lejos posible en todas las competiciones y quién sabe, poder lograr algún título para una afición que ha sufrido en exceso durante las últimas temporadas.

El cheque del presidente ha hecho que lleguen a Roma jugadores de la talla de Erik Lamela, una de las últimas perlas de la cantera de River Plate en Argentina, Borriello, procedente del AC Milan o José Ángel, lateral izquierdo del Sporting de Gijón que han logrado incluso arrebatárselo al Barcelona. Además, jóvenes perlas que han coincidido con Luís Enrique en las filas del Barcelona B están en la agenda, ya que el técnico les conoce bien y sabe cuáles son sus verdaderas facultades, y evidentemente la oportunidad de jugar en la Serie A en las filas de un histórico es una posibilidad más que dulce para los jóvenes jugadores barcelonistas. Entre otros, Martín Montoya o Jonathan Soriano son dos que suenan con fuerza y hay que destacar que esperan con los brazos abiertos a Bojan Krkic, que tiene su traspaso hecho pero algo relentizado por los culebrones del Barcelona. También suena con fuerza Kameni, portero del Espanyol, que cubriría la baja de Doni al Liverpool.

Es decir, un proyecto made in Luís Enrique basado en jugadores jóvenes, que conoce de primera mano y que por nada del Mundo parece que van a defraudar.

Y como no, pesos pesados de la institución romanista como Francesco Totti, santo y seña de la Roma, o Danielle De Rossi, uno de los jefes del vestuario y principal dueño del centro del campo, serán punto de referencia y líderes del juego romanista capitaneado y dirigido por un nuevo técnico español en el extranjero.

La típica imagen de jugadores corriendo durante horas y haciendo duras pruebas físicas para bajar los kilos de más con los que llegan tras las vacaciones no es la tónica en la recientemente iniciada pretemporada de la Roma. Sin descuidar evidentemente el aspecto físico de los jugadores el balón es la nota predominante, situación que gusta, agrada e ilusiona a una plantilla que todavía espera algún que otro refuerzo.

El emperador romanista Luís Enrique ha despertado una auténtica revolución en Roma. Un nuevo estímulo para los aficionados al Calcio, y para aquellos que se les asemeje aburrido, sin ritmo, plagado de juego sucio, ahí tiene una escusa para iniciarse.