Un año con la estrella
Primer aniversario del gol de Iniesta


Tal día como hoy, pero el año pasado nos despertamos con el cuerpo raro. Una rareza positiva. España iba a jugar su primer final de un Mundial, no lo había logrado de un modo tan brillante como en la Eurocopa de hacía un par de años, pero por contra, el sufrimiento había endurecido mentalmente a este equipo, prácticamente el mismo que ganó en Austria, y veíamos con más confianza que ante Alemania en 2008 el partido ante Holanda.
El batacazo ante Suiza espabiló y humanizó al equipo, se ganó bien a una Honduras a la que se había elevado a lo más alto del fútbol centroamericano, Chile exigió lo mejor y se respondió al reto.
Después Portugal nos presentaba el reto de frenar a una gran individualidad al frente de un equipo rocoso y Paraguay, en cuartos, era el clásico rival que, por fútbol no podía eclipsar el fútbol de la selección española, pero que, por ese curioso historial de España en los Mundiales, pintaba a que algún factor externo podía mandar al equipo de Del Bosque a casa de una manera tan dolorosa como recordada en el futuro.
Pero este equipo se quitó complejos y auyentó fantasmas, y eso que esos dos minutos locos con los penaltys de Cardozo y Alonso hizo temer a los más pesimistas. Pero este equipo, destinado a la gloria, sacó el partido adelante. A partir de ahí, se creyeron realmente que eran los elegidos para hacer historia para el fútbol español.
Alemania en la semifinal, era ‘el partido’, la selección que mejor había jugado y ante grandes rivales con ganas de cobrarse la deuda de la final de la Euro. Mucho distó el partido del Ernst Happel del de esta semifinal aunque el resultado fuera el mismo. El gol de Puyol puso corazón a un equipo que se mostraba como una máquina que estaba prácticamente engrasada.
La final ante Holanda, otro equipo al que el Mundial debía mucho pero que poco o nada tenía que ver con el que reinventó el fútbol hacía más de treinta años. No fue la final de Webb y De Jong, ni la final de la parada de Casillas, ni la de la dureza de finos estilitas como Van Persie o Sneijder, ni la de la importancia de la entrada de Navas, ni tan siquiera la final del gol de Iniesta o de su dedicatoria a Jarque.
Fue todo eso y mucho más. La final en la que la afición de un país se quitó una espina dolorosa y probó las mieles de ese éxito que parecía negado, la que por fin premió a la que será la generación irrepetible de futbolistas que bordaron con su fútbol, una estrella dorada sobre el pecho, en el lado del corazón, de la camiseta que tiene que unirnos a todos.
A continuación, os mostramos un vídeo resumen de como se vivió el mundial.