Patrones sin barco
A final de curso muchos entrenadores dejarán su cargo

La profesión de entrenador, como todas, tiene sus riesgos y sus ventajas. Un puesto que depende exclusivamente de los resultados. Éstos hacen que la cuerda se tense, en menor o mayor, medida dependiendo de los objetivos marcados a principios de temporada. A estas alturas de la película, y cuando sólo quedan cuatro jornadas para bajar el telón, pocos son los banquillos que seguirán con el mismo dueño.
Tanto Barcelona como Real Madrid parece que seguirán el mismo proyecto con sus actuales entrenadores al frente, pese a los cantos de sirena que vienen del extranjero. Salvo los casos de Garrido y Pochettino que parece que seguirán en sus respectivos equipos tras las renovaciones durante el curso, todos lo demás están en la cuerda floja.
Las razones son bien dispares, las cuales podemos dividir en tres grupos. En el primero están aquellos que no acaban de renovar teniendo el final de su contrato en junio. En el segundo están aquellos que no han hecho los deberes, y han suspendido el curso, y en el tercer y último grupo están aquellos que, en cambio, han sacado matrícula y podrían optar a un banquillo de más prestigio y responsabilidad.
La necesidad de triunfos de las entidades hace que los directivos corten de raíz siempre la misma cabeza, la del entrenador. Sin tener en cuenta sus números y logros a lo largo de su estancia, no hay ningún reparo en sacar la guillotina. Ahora parece que en el Manzanares no recuerdan el doblete de Quique Sánchez Flores o que Lotina lleva salvando al Deportivo del descenso en los últimos años con un equipo mediocre. El problema de la poca memoria de este deporte.
A partir de junio, no sólo cambiarán de equipo los jugadores, este verano estará marcado por un continuo baile de entrenadores, los cuales querrán aprovechar estas últimas jornadas para ampliar su currículum de cara a próximas entrevistas de trabajo.