Nos vemos en Agosto
El ambiente 'post-Clásico' no es el esperado
El Clásico, ese encuentro deseado por todo aquel aficionado al fútbol que desea la mayor de las peleas futbolísticas, esa cita que tan solo se deja ver dos ocasiones por temporada y que en la presente ha querido, bajo permiso del destino y del capricho del calendario, que sea hasta en cuatro veces.
Una aglomeración futbolística que ha colapsado medios de comunicación de todo el Mundo. Un carrusel de encuentros entre ambos conjuntos que se ha traducido en una victoria para ambos y dos empates. Algo, al menos, inesperado, ya que el potencial barcelonista parecía llegar en decadencia.
Lejos de resultados, de jugadas, de polémicas, ha sido tal el seguimiento ante las cuatro importantes citas, que la sensación post-clásicos ha sido agridulce, y no porque unos hayan ganado frente a otros que han perdido.
Tal ha sido la cobertura en todos los medios de comunicación, tal ha sido la monotonía de siempre estar pendientes de los Barcelona-Real Madrid que ahora, una vez que se han disputado todos, la primera sensación que expresa cualquier aficionado, periodista, e incluso profesional del fútbol, es la de haberse quitado un peso de encima, de una liberación que abre la puerta del fútbol.
Una sobredosis que ha empachado a todo aquel que quería saber aspectos de los seguidos. Previas de horas, días. Reportajes comparativos de cualquier aspecto que enfrentara a ambos clubes.
Conexiones en directo desde cualquier punto que afectara a la cita. Ruedas de prensa, comidas de directivas, llegadas a hoteles de los jugadores, salidas de los jugadores hacia el estadio, llegadas a los campos, calentamientos, el partido y a continuación... volver a empezar.
Un circulo vicioso que a muchos ha acabado por desconcertar, agobiar e incluso ha llegado al punto de sentir total ignorancia sobre lo que ocurría tanto en el Santiago Bernabéu como en el Camp Nou.
Los propios jugadores, pese a que han llevado en todo momento una profesionalidad dentro del terreno de juego acorde a una cita de estas características, han sufrido el cansancio psicológico, la monotonía de enfrentarse al mismo rival hasta en cuatro ocasiones en apenas 18 días. Es decir, tanto Real Madrid como Barcelona han disputado en ese periodo de tiempo 6 encuentros, tanto en Liga BBVA, como en Copa del Rey y UEFA Champions League, y en 4 han sido entre ellos. Situación que ha sobrepasado los límites del esfuerzo laboral.
Gestos como saludos en los prolegómenos de los partidos, han pasado de ser efusivos, por tratarse de amistades (casos de la Selección Española), a ser simples saludos cordiales que pacta el protocolo. Saludos informales entre amigos que han acabado siendo un simple saludo cordial por cumplir con los organismos oficiales de las respectivas competiciones.
El propio Pep Guardiola afirmaba en la rueda de prensa del Camp Nou, tras el empate que les daba el pase a la Final de Wembley que, ¡por fin! había acabado el maratón de clásicos. Pese a la calidad de las plantillas, la insistencia impartida por el caprichoso calendario ha acabado devaluando el aspecto psicológico de los jugadores que sí han jugado como si la vida les fuese en ello, pero ha dejado un cansancio emocional que en muchos casos, si hubiera algún otro clásico a corto plazo, produciría algún que otro vómito producido por un éxtasis futbolístico.
Algo lejano queda, pero la bipolaridad llevada a cabo por el enorme potencial de ambos conjuntos se traducirá el próximo mes de Agosto en dos nuevos clásicos, que servirán para abrir el telón de la Temporada 2011/12 en el fútbol español.
El campeonato doméstico español está decantando prácticamente a favor del Barcelona, lo que sumado al título copero del Real Madrid, les hará enfrentarse en la Supercopa de España a finales de la próxima pretemporada. De haber habido monopolio, es decir, que tanto Liga como Copa del Rey hubieran recaído sobre el mismo afortunado, habrían habido dos nuevos clásicos, ya que el campeón y subcampeón en ambas competiciones habrían sido los mismos y la normativa les habría enfrentado de la misma forma.
Un empacho futbolísico en forma de Clásico que, a día de hoy, si se llevara a cabo una encuesta, a más de uno no le apetecería ver un partido entre Barcelona y Real Madrid en un periodo corto de tiempo. Un atasco de fútbol que sí, son los dos mejores del Mundo, es un gran partido siempre que se disputa, pero tan sucesivamente ha acabado por aburrir, poner en un segundo plano y a más de uno ha colapsado emocional.