Eliminación esperada
Gremio eliminado de la Libertadores
Arrancó la Copa Libertadores con seis equipos. Corinthians se quedó en la previa y debía servir de aviso: tener la mejor liga del cono sur no iba a suponer ninguna ventaja en la Libertadores.
La fase de grupos dio un pequeño toque de atención, de esos cinco equipos, sólo Inter, actual campeón y Cruzeiro, que firmó la mejor puntuación de la ronda, comandaron con mano firme sus grupos.
El Santos, el Fluminense y Gremio se clasificaron como segundos e incluso tuvieron que esperar a la última jornada para certificar ese puesto.
Aún así, siempre se dice que en las rondas eliminatorias se hace un ‘borrón y cuenta nueva’ y que es cuando los equipos más en serio se lo toman. Pero después de lo visto en la madrugada europea del miércoles al jueves, parece que el exceso de confianza, los nervios y la escasa capacidad de reacción hicieron acto de presencia y nos dejó una de las noches más sorprendentes de la historia reciente del torneo.
Gremio de Porto Alegre, atendiendo a la verdad, era quién más difícil tenía el pase. Había perdido por 1-2 ante Universidad Católica en un partido que jamás supo dominar y que encima contó con un hombre menos tras la expulsión de su hombre gol, Borges. Pero la vuelta en Chile, en ese ser o no ser en la competición, no dio muestras de orgullo herido o ambición. Volvió a caer con un once lleno de no habituales y nos priva de ese duelo ante Inter en cuartos.
Porque el equipo de Falcao vio como Peñarol le ‘asaltaba’ en su propio estadio. Se celebró el empate a uno de la ida, en el Centenario de Montevideo, como un resultado trabajado y que encarrilaba un pase que tenía que certificarse en casa.
A los dos minutos Óscar adelantaba a ‘Los Colorados’ y viendo como se desempeñaba el equipo brasilero, manteniendo la posesión sin ningún objetivo más que pasara el tiempo, los más agoreros podían temerse lo que pasó.
Fueron cinco minutos con, seguramente, algunos jugadores de Inter con la cabeza en el vestuario, en los que ‘Los Carboneros’ marcaron dos tantos que fueron lo más parecido a un manotazo en la cara del Inter, que continuó con el dominio, pero ahora con prisas y perdiendo la batalla psicológica ante un Peñarol bien ordenado. No hubo ocasión para el milagro y el Campeón en 2010, se despide casi a las primeras de cambio.