Un brazalete sin honor
Los líos de Terry desprestigian la capitanía de Inglaterra
Debería ser un orgullo, un honor, pero se ha convertido en una disputa y casi en una vergüenza nacional. La capitanía de la selección inglesa de fútbol, un puesto que ha encumbrado a grandes jugadores como Bobby Moore, Sir Bobby Charlton, Gary Lineker, Bryan Robson o David Beckham, está ahora en entredicho por los líos de quien llevaba ese brazalete hasta hace poco más de un año, John Terry.
El jugador del Chelsea fue nombrado capitán en agosto 2006 una vez que el ex seleccionador Steve McClaren apostó por él para sustituir a Beckham. Buscaba que aportara al combinado nacional lo mismo que al vestuario 'blue': unión y compromiso. Sin embargo, no era oro todo lo que relucía y hace poco más de un año su imagen saltó por los aires. La prensa sensacionalista le descubrió un 'affaire' con la esposa de su compañero de selección y amigo Wayne Bridge. El nuevo seleccionador, Fabio Capello, lo entendió como una traición al vestuario y le retiró la capitanía. "Mientras yo sea 'manager' de Inglaterra, no volverá a tener el brazalete", afirmó entonces el italiano.
Un año después, Capello ha faltado a su propia palabra, algo que los medios ingleses le suelen echar mucho en cara, y ha lanzado varios globos sonda para ver cómo se tomaría el aficionado medio que Terry recuperara el brazalete. Con Bridge fuera del combinado nacional (su divorcio no le ha dado pie a una buena temporada en lo que a fútbol se refiere), el italiano quería devolverle los galones a una de las almas del equipo y así asegurarse el apoyo de sus futbolistas, cada vez más fríos con el proyecto. El problema era provocar un nuevo cisma dentro del vestuario.
Una vez que Terry se quitó el brazalete, Capello se lo dio a Rio Ferdinand, uno de los jugadores con los que peor se lleva el jugador del Chelsea fuera de los terrenos de juego. Ahora que quería devolvérselo se ha encontrado con que Ferdinand ha dicho "no". La solución, como es habitual en el ex de Real Madrid, Milán o Roma, es tirar por la calle de en medio después de la cera que le han dado los medios ingleses. Le acusan de tener poca autoridad, de perdonar el pecado de Terry sin que este haya hecho nada para solucionarlo y de ser demasiado indulgente con alguno de sus chicos e injusto con muchos de los talentos jóvenes.
En el último partido de la selección inglesa, ante Gales el pasado fin de semana, el brazalete le fue entregado como opción menos mala a Gareth Barry, que repetirá 'marrón' en el amistoso contra Ghana, siguiente partido. Pero tampoco están muy contentos con esta designación. Barry ha perdido peso en el equipo y todo el mundo le ve como un parche, una marioneta de Capello que se ha puesto en medio de un problema que no es el suyo. En algunos medios 'on line' ya se cuestionan si es un "incomprendido" o un "burro".
Mientras, Inglaterra se pregunta qué ha sido de su fútbol y cuándo ha perdido el honor. Se pregunta qué pensarían quienes levantaron la Copa del Mundo en 1966 o qué pasaría por la cabeza de Bobby Moore, el más mítico de todos los capitanes ingleses.
Capello se ha encargado de contribuir a este desprestigio constante del jugador inglés. Sólo hay que ver cómo ha 'intentado' motivar a Andy Carrol esta misma semana: "Andy tiene que mejorar y beber menos. Tuve una conversación privada con él. Es joven y su comportamiento es importante porque tiene que tener cuidado ahora porque cuando juegas con la selección inglesa eres el foco de atención tanto de los aficionados como de la prensa y los fotógrafos", aseguró en unas declaraciones a la BBC. Desde luego, el italiano es único quitando los focos de sus jugadores.