Sin fútbol en abierto
La Liga camina hacia que todo el fútbol sea de pago

En 1997, en plena guerra por los derechos de emisión del fútbol en España, el ministro de la Presidencia, Franciso Álvarez Cascos, tomó partido para solucionar un conflicto que estuvo a punto de provocar una guerra fraticida en el seno de la Liga de Fútbol Profesional (LFP). Cascos, ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo y en vistas de que la mayoría de los derechos televisados habían acabado en manos de operadores de pago, se sacó de la manga la Ley de Interés General, que pasó a la historia como 'ley Cascos'.
La legislación, aún vigente, obligaba a que se emitiera en abierto para todo el territorio nacional una serie de competiciones deportivas, entre ellas la Liga de fútbol. El contrato televisivo que firma la LFP con los operadores debe llevar como obligación desde esa fecha un partido televisado en abierto, pero la mala situación económica de los clubes y la inminente renovación con las televisiones ha puesto sobre la mesa la eliminación de ese partido gratuito.
Mediapro, actual gestor de la mayoría de derechos de emisión de los clubes de fútbol en nuestro país, es el impulsor de este cambio. Su postura es la de rentabilizar al máximo un producto, la emisión de la Liga BBVA, por el que paga cada año a los clubes cerca de 600 millones de euros. Hoy sólo recibe retorno en su inversión gracias a los abonados de Gol Televisión, su canal de pago en TDT y cable, la gestión de la publicidad en el partido en abierto que da La Sexta en directo cada sábado, y por la venta de derechos a terceros (algunas televisiones autonómicas, Digital + y las principales plataformas de pago internacionales).
Sobre la mesa de la liga, dos ideas fundamentales: abrirse a nuevos mercados, lo que implicaría un cambio de horarios para que pudiese ser televisado en el sudeste asiático, y sobre todo eliminar el partido en abierto. La postura de Mediapro es partir de la comparación.
En la Premier League todos los partidos se emiten en la modalidad de pago por visión, lo que permite que los ingresos de los clubes sean mayores, puesto que los derechos de emisión son más rentables. La diferencia entre el que más cobra de la liga inglesa y el que menos es, según datos de LFP, bastante inferior a la que hay en España, lo que incrementa las desigualdades en la tabla. Eso sí, lo que no se puede comparar es el dinero que ganan los británicos con la venta de sus derechos en todo el mundo, que le suponen una gran parte de sus ingresos. Las últimas estimaciones hablan de casi el 60% sólo con las ventas de partidos fuera de las islas. Algo, con lo que España no puede competir en estos momentos.
En Italia, la televisión pública renunció hace siete años a la emisión en abierto del fútbol ante el enorme precio que pedían los clubes por sus derechos. Tras un cisma abierto en el Calcio, en el que se formaron varios grupos que vendieron sus derechos a distintas televisiones de pago, la plataforma SKY Italia, propiedad de Rupert Murdoch, se hizo con el control y emite todos los partidos en señal codificada. Sin embargo, este cambio no ha acabado con la mala situación económica de muchos clubes modestos.
España camina hacia ese modelo. La delicada economía de los clubes les ha dejado a merced de lo que pida quien paga, Jaume Roures, máximo accionista de Mediapro. La principal fuente de ingresos de los equipos de primera y segunda es la televisión y ninguno ve con malos ojos el cambio de modelo. El Gobierno, no se ha pronunciado oficialmente sobre un posible cambio en la legislación, pero todo apunta a que reformará la 'ley Cascos'. Sobre todo, teniendo en cuenta las buenas relaciones que tiene con el grupo de comunicación Imagina, en el que está integrado Mediapro.
Por ahora, las únicas voces discordantes son las de los consumidores. Desde Facua ya se advirtió que se miraría con lupa los cambios ante posibles abusos a los consumidores, pero poco se podrá hacer una vez que Gobierno, clubes y operadores vayan de la mano en los cambios.