Mano Champions League: África tiene su Dios
[video:http://www.youtube.com/watch?v=6N7v6WrrRjA&feature=player_embedded]
Una mano en la Champions League de África reedita un nuevo capítulo de la novela que inició Diego Armando Maradona con su gol a los ingleses en el Mundial de México 1986. Ahora, un nuevo y emocionante episodio se escribió en Túnez por obra y gracia de Michael Eneramo, un nigeriano de 25 años que gracias a su gol con la mano, le dio el pase a la final de la Champions africana al Espérance. El Al Ahly egipcio experimentó lo que sintió cada inglés hace 24 años atrás.
"La mano de Dios" nació en 1986 pero se reproduce con el paso del tiempo y encuentra imitadores en todas partes. Sí, ahora hasta en África hubo una mano en la Champions League de dicho continente que hizo historia y se suma a la de Maradona o Raúl González, también en Champions y ante el Leeds. La de Luis Suárez en el reciente Mundial de Sudáfrica. También aparece por allí la de Henry, que ayudó a que Francia estuviese en la gran cita africana. Hasta pasando por Lionel Messi y Sergio Agüero, quienes ilustraron las páginas de anécdotas de la Liga de España con acciones ilegales.
La más reciente y que provoca el contenido de estas líneas se edificó en Túnez durante las semifinales de la Champions League de África. El Mazembe congoleño, vigente campeón, ya esperaba en la final a su rival que saldría del duelo entre el Espérance de Túnez y el equipo más ganador: el Al-Ahly de Egipto. En la batalla de ida, el conjunto del cairo dio el primer paso y ganó 2-1. Y así viajó con optimismo a suelo tunecino, pero se encontró con lo peor. Con un nuevo hito en el balompié mundial.
A poco tiempo de empezada la semifinal, Michael Eneramo voló de palomita y metió el único gol del encuentro. Fue con la mano. Pero fue un vuelo hacia la historia. Por cómo fue la obra y por lo valiosa que terminó siendo: el Espérance volverá a jugar la final diez años después. Claro, la vía por la que consiguió el pasaporte a la gran final no es válida, o más bien no debería serlo. Y abre un debate que puede traer siglos y siglos de discusión. Lo cierto es que el colegiado ghanés Joseph Lamptey no vio la mano y validó la jugada. Sus asistentes apoyaron la decisión y tampoco observaron lo que a partir de ahora será "la mano de la Espérance".