Thomas Müller: Revelación goleadora

El alemán Thomas Müller elevó notoriamente el nivel del Mundial de Sudáfrica 2010. Con tan solo 20 años y una temporada como titular en el Bayern Munich, el joven extremo se fue de la Copa del Mundo con dos diplomas para encuadrar en marcos de oro: Mejor Jugador Joven de la Competición y Bota de Oro adidas por sus cinco anotaciones. Ordenado, solidario, ambidiestro y goleador; algunas de las virtudes de esta revelación planetaria.

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Hace dos años se sentaba con timidez en el banquillo del Bayern Munich, sin que nadie percibiese que en el Mundial sería uno de los mejores jugadores. Si bien su última temporada en la entidad muniquesa fue despampanante (50 partidos, 19 goles, dos copas), para triunfar en una selección como la alemana se necesita una regularidad que muchas veces los futbolistas más maduros no la consiguen desarrollar. Müller, con apenas 20 años, no solo que gustó en los paladares más exigentes; el extremo-mediapunta-delantero (como se quiera) volvió para su país con doble recompensa. Y más que merecida.

Cómo conceptualizar el juego de Müller. Se hace difícil resumir en pocas líneas la completitud de un jugador que, pese a transformar lo difícil en fácil, cuenta con argumentos técnicos y tácticos de todo tipo, ya sea en la zona ofensiva o en el medio campo propiamente dicho. Para empezar, conviene definirlo como un híbrido entre un oportuno goleador y un inteligente centrocampista que ansía con pasar desapercibido. Claro, si uno está atento seguramente no le saque la vista a este alemán, pues sería un desperdicio espectacular. Pobre Diego Maradona, que se lo confundió con un recogepelotas...

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Muchas de las características de Müller nos recuerdan -salvando las distancias- al ex internacional albiceleste Lucho González, con tintes de Steven Gerrard y el portugués Nani en su mejor momento. Sin duda que Müller trasciende mucho más por el peso de la actualidad y por cómo se le fueron dando los partidos a la selección teutona, que terminó eliminada ante España (0-1) en uno de los mejores encuentros que se vieron en Sudáfrica. Este chaval de 20 años no solo terminó como goleador junto a Forlán, Villa y Sneijder, sino que también fue reconocido por el Grupo de Estudios Técnicos de la FIFA como el Mejor Jugador Joven de la Competición, premio que recibió Lukas Podolski en 2006. El debut de Müller en la selección mayor tuvo lugar en marzo de este año, a pocos meses del evento más relevante del balompié mundial. Por esas fechas el hombre del Bayern Munich era un chaval más, con potencial, aunque con la timidez de cualquier novato. Sin embargo, como ocurre con esos fenómenos, la camiseta no le pesó en lo absoluto y paso a paso se fue consagrando como un estandarte de un combinado que le sobran jugadores en su posición. Solidario (tres asistencias en cinco partidos), armador, tiempista, ágil con las dos piernas, penetrante y amante de la red rival. Tal vez así se pueda comenzar a definir a la revelación mundialista. Pero en unos párrafos os dejaré un concepto con un poco más de valor. Antes, sigamos con su veloz evolución.

"Si echo la vista atrás, he experimentado una progresión espectacular con la que nadie contaba. Ni siquiera yo. En condiciones normales, una final de la Liga de Campeones es el punto álgido en la carrera de cualquier futbolista. Pero aún he tenido tiempo de disputar una Copa Mundial este mismo año y subir otro escalón más. Es algo increíble. En mayo, nada más llegar a la concentración de la selección, tuve grandes sensaciones. Noté que el deseo máximo de todos los integrantes de la plantilla era hacer un gran papel en el Mundial", destacó casi sin creer en sus palabras el joven Müller, según recogió la web de la FIFA. Dos veces elegido como jugador del partido (ante Inglaterra y Uruguay), Müller intenta comportarse fuera del terreno de juego con la misma inteligencia que tanto usa en los partidos. Porque si bien sus galardones y su salto al estrellato máximo son justos motivos de felicidad, él más que nadie sabe que su selección se cayó cerca del final y que de acá a Brasil 2014 deberán trabajar el doble para conseguir la anhelada cuarta Copa del Mundo. Gerd Müller: pensamiento de un tocayo Hacía tiempo que el apellido Müller no sonaba con tanta fuerza. La última vez había sido hace 36 años, cuando Gerd Müller se subía al podio de los mejores en el Mundial de Alemania 1974. Hoy, lejos de esa epopeya, el mismo Gerd se tomó un tiempo para lanzarle sinceros halagos a su homónimo goleador. "Este chico lo tiene todo. Es rápido, chuta bien con las dos piernas, es poderoso en el juego aéreo y, por encima de todo, llega al área con mucho peligro. Es inteligente, lee muy bien los partidos y posee olfato goleador", dijo un sabio del balompié, que hoy tiene quien le siga el legado.

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