Curiosidades Mundial Parte 1: ¿Qué te dejó Sudáfrica?

Cada Mundial tiene sus curiosidades. Porque no solo de goles vive el hombre, también uno recordará la Copa Mundial de Sudáfrica 2010 por el particular unísono de las vuvuzelas, los 1000 actores chinos contratados por Corea del Norte, la mala reputación que generó Mick Jagger y Jimmy Jump que casi se roba la copa en la final. Si usted estaba pensando en otras cosas, no se preocupe. Habrá segunda parte. Vuvuzelas: Moda que costó De objetos odiados a souvenirs en menos de un mes. Cuando el Mundial abrió el 11 de junio con el encuentro entre Sudáfrica y México, las vuvuzelas se dieron a conocer en todo el mundo. Quién tuvo la suerte de estar en un estadio sabe que el unísono que generan las miles de trompetas zulúes puede ser irritante, aunque uno se acostumbra y entiende que ese sopleteo constante es una práctica cultural que tienen los sudafricanos en el balompié. Como otros cantan canciones más elaboradas o saltan al compás de los tambores, los Bafana Bafana no se despagan de sus trompetetillas en forma de embudo, parecidas al "shofar" hebreo, aunque mucho más elementales. Con el transcurso del Mundial las vuvuzelas no dieron tregua y todos, incluso hasta el más inmutable de los televidentes, cayeron en la idea de que hasta la final el sonido iba a ser el mismo. El ex jugador de fútbol argentino devenido en comentarista, Diego Latorre, definió este vínculo mundial con las vuvuzelas de una manera muy particular: "El odio es amor disfrazado", puso en su Twitter, y muchos se habrán sentido identificados. Es que esta fiebre sonora no solo plagó los estadios de Sudáfrica, sino que también se emancipó a todos los rincones del planeta. Chavales alrededor del mundo juguetearon con estas cornetas en una muestra fiel de cómo las fronteras no existen cuando se trata de un evente de esta calaña.

El baño de sonido que provocaron las vuvuzelas en el Mundial de Sudáfrica llevaron a que la FIFA se cuestione el uso de esta herramienta, aunque su carga cultural hizo que se esfumen todas las críticas. Incluso el argentino Martín Demichelis se excusó del gol de Corea del Sur por el sonido de estas trompetas, que según él no le permitieron escuchar las advertencias de sus compañeros. Pero eran solo justificaciones vacías, porque a esa altura la vuvuzela ya era una variable dentro de otras más estructuradas como el colegiado, el clima y el césped. Estaban ahí, en todos lados, con diseños diferentes, aunque con el mismo sonido made in Sudáfrica. ¿Consecuencias de este fervor musical? En Uruguay, una familia le quiere poner a una niña el nombre de María Vuvuzela, en Perú cuatro aficionados ingresaron a un espectáculo deportivo con vuvuzelas rellenas de licor y en las mismas tierras sudafricanas una nueva flor amarilla fue bautizada con el nombre de "Moraea vuvuzela". Y vosotros habláis del "Waka Waka"... Corea del Norte: Más que curioso, desconcertante Hubo una selección en este Mundial que nos dejó atónitos por razones ajenas a lo estrictamente deportivo. Corea del Norte se robó parte de la atención mundialista con sus falsos aficionados, las alabanzas de su entrenador al dictador Kim Jong Il, el delantero que quedó como portero y el haber dejado en evidencia el precario contexto socio-político que vive el país asiático. Uno podía tener una idea de cómo funcionaban las cosas en Corea del Norte, aunque era necesario un Mundial para cachetear a una consciencia que parece estar aletargada. El disparador de esta historia: la federación norcoreana fichó a un delantero como tercer portero para contar con un jugador más, aunque la FIFA le prohibió ocupar otra posición que no sea la de guardameta.

Si no fue fácil de digerir la noticia del delantero que hasta el día de hoy tiene pesadillas vestido de portero, que dejáis para los 1000 actores chinos contratados por el gobierno norcoreano para que hagan de aficionados en el partido ante Brasil. Quien haya visto este encuentro nunca hubiese imaginado (sabelotodos, abstenerse) que esos seguidores eran unos farsantes, empleados de un gobierno que ni siquiera otorga visas para que sus ciudadanos puedan salir. Y este alquiler de sujetos se hace más impactante si se tiene en cuenta que aquel partido no fue televisado en vivo y en directo, ya que en el régimen de Kim Jong Il el Mundial es un evento indiferente, por más de que los jugadores lloren y los 25 millones de habitantes se emocionen como si fuesen parte de la cita. ¿Acaso no lo son? La frutilla negra que decoró esta amarga torta oriental llegó en el último cotejo de la fase de grupos. En el partido ante Portugal, los norcoreanos se comieron siete goles y se fueron angustiados por el bajo rendimiento deportivo. Pero más allá de los malos resultados en el campo, lo que más llamó la atención fue que ese partido sí fue televisado en vivo y en directo para todo un pueblo que, ansioso por ver a sus delegados en Sudáfrica, se sumió en una aguda depresión. El tiro le salió por la culata a Kim Jong Il y todo el planeta paró las antenas. Sería mejor no esperar hasta el Mundial de Brasil 2014 para ponerse manos a la obra... Mick Jagger: Gafe mundialista La popularidad del cantante de los Rolling Stones se vino a pique en este Mundial. Y aunque a los fieles seguidores no les importe su nueva faceta de gafe, es un hecho que el astro del rock and roll no será muy bien visto en sus futuras visitas a estadios de fútbol, salvo que quiera que gane el rival. La mala suerte que Mick Jagger le dio a sus equipos preferidos no tiene precedentes en la historia que une al balompié y la música, esas dos pasiones que muchas veces se fusionan en un frenesí indescriptible. La magia negra que Jagger le echó a sus preferidos comenzó con la derrota de Estados Unidos por 2-1 ante Ghana. El cantante, que vio el encuentro en el palco junto al ex presidente norteamericano Bill Clinton, había hecho público su apoyo al país de América, justificándose en que allí tiene muchos parientes. Una vez terminada la prórroga se tuvo que ir rápido para que Bill no lo mirase con cara rara. Aún no sabía que lo peor estaría por venir. Y fue justamente el resultado más impredecible, un 1-4 para Argentina, el que le cambió a Mick Jagger la etiqueta de "Sir" por una de "gafe".  La estrella de rock repartió malos presagios a cuatro selecciones, aunque también se convirtió en héroe de los victoriosos, que se quedaron callados para no ganarse el amor del gafe más popular del Mundial. Jimmy Jump: Casi campeón Cuando todos pensaban en un nuevo campeón, nadie agregó en el juego la variable "Jimmy Jump". Si habrán temblado las autoridades de la FIFA con ese atrevido catalán que por unos metros no pudo hacer contacto con el objeto más preciado de todo el Mundial. La copa la había traído Cannavaro y permanecería en reposo hasta que culmine el certamen. Sin embargo, un consagrado fanático en irrumpir espectáculos se fue corriendo hacia ella nada más que para colocarle una berretina, según declaró el joven una vez calmadas las aguas. Los guardias de seguridad lo agarraron enseguida y lo inmovilizaron para que no cause ningún problema más. Es que el mismo Jimmy Jump ya se había metido sin permiso este año en el festival de la canción Eurovisión en Noruega, cuando apareció en el escenario mientras cantaba la representante española. Trascendió en los medios que una corte de Johannesburgo lo multó con 210 euros, un precio muy barato para haber sido una curiosidad mundialista.

Artículos destacados

Comentarios recientes