Sudáfrica 2010: Un paso atrás para la Roja

Veníamos diciendo que, hasta el día de la fecha, algunos equipos habían exhibido sus cualidades, pero todavía nos quedaba por ver lo mejor. O, al menos,  a quien creíamos que podía hacerlo de un modo superior hasta lo demostrado al momento. Pero la España de Vicente del Bosque, contra todo pronóstico, patinó en su debut mundialista. El máximo candidato (¿todavía lo sigue siendo?) a imponerse en Sudáfrica 2010 dispuso su habitual propuesta de toque y circulación de balón, pero careció de profundidad ante un equipo helvético que sabía muy bien lo que quería de este partido. Golpeando en los momentos justos, la Suiza de Ottmar Hitzfeld se llevó un triunfo que ni los más optimistas se hubiesen imaginado, en un encuentro que finalizó con una "Roja" totalmente fuera de sí, mucho más parecia a la "Furia" que a la que terminó alzándose con la Euro 2008.

El partido comenzó dentro de los carriles esperados. Es sabido que la máxima virtud de Suiza es mantener su orden defensivo y, por supuesto, esto se vio multiplicado por varias veces ante un equipo como España. La consigna era clara: el balón para la roja, el dominio de los espacios que importan, para los helvéticos. Todos la tocaban en el mediocampo, la pelota iba de pie a pie, pero los huecos no aparecían. Pero, fundamentalmente, tampoco aparecía la aceleración en tres cuartos, la chispa, el quiebre que rompiera la férrea oposición defensiva. Así, el primer tiempo se fue con un dominio español en las acciones, pero con pocas situaciones de riesgo y escaso impacto real en el juego.

El partido no iba a cambiar su tónica, estaba claro. Pero en la primera de cambio, un balón le quedó a Suiza. También eso parecía seguro. Por más especulativos que fueran los de Hitzfeld, una a favor iban a tener. Cuestión de suerte o no, esa terminó dentro de las mallas de Iker Casillas. Ahora no sólo tocaba romper a una defensa crecida por el resultado, sino que también había que luchar contra el reloj. Y, poco a poco, España fue perdiendo la paciencia y el juego que lo llevó a erigirse en una potencia, si es que alguna vez lo demostró a lo largo de este partido. Del Bosque echó de Navas, Torres e incluso Pedro, el revulsivo que todos esperaban. Pero la desesperación y la falta de templanza hicieron el resto hasta el minuto final.

Seguramente muchas cosas se escucharán en estos días, partiendo de una cura de humildad que puso a España en una posición en la que puede complicarse su futuro en este Mundial, ya sea en esta misma ronda o en un futurible cruce en octavos con Brasil. Muchos dirán que se ha repetido la película del Camp Nou, donde el Barça no pudo doblegar a un Inter totalmente compenetrado en la defensa. Pero hay una gran diferencia en todo esto: en Suiza no había Maicons, Samueles, Lucios, ni siquiera Cambiassos o Zanettis. Y ni así se pudo.

Aquí falta más, aquí falta una idea, que es la que se dejó en el camino. Se ve que, evidentemente, del Bosque no confía en la forma de jugar que Luis le legó. Prefiere las bandas, cree que Xabi Alonso debe jugar con Busi como protección (o viceversa), estima que Iniesta es mejor en la izquierda que como interior, confía en los extremos... En fin, todavía hay mucho tiempo para cambiar. Si bien las estadísticas marcan que jamás un equipo salió campeón del mundo tras perder un encuentro inaugural, estos dos partidos serán clave para que España vuelva a 2008. La base de jugadores es la misma, o incluso mejor todavía. Aunque, de todas formas, los temidos fantasmas psicológicos ya están dando vueltas.

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