Derbi platense: la hora le llegó a Gimnasia
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La historia se volvía a repetir cada vez que les tocaba enfrentarse entre sí en el popular derbi platense, uno de los más pasionales del fútbol argentino. En los últimos nueve partidos que habían disputado entre sí, Gimnasia había sido incapaz de derrotar a Estudiantes, su rival de toda la vida. Para colmo de males, había sufrido atenuantes en su contra de todo tipo, algo así como un poco de sal arrojado sobre la herida para que arda aún más: un 7-0 en su contra en el mismo campeonato en el que el "Pincha" terminaría consagrándose campeón, empates en el último minuto, presentación de la Copa Libertadores obtenida en su propio rostro... El sufrimiento parecía no tener fin para el pueblo "tripero". Pero, echando mano a una remanida frase, las estadísticas están para ser rotas. Y ahora le llegó la hora a los dirigidos por Cocca.
El día en la ciudad de La Plata no era el mejor marco para un derbi: grisáceo por demás, lluvioso y encima un miércoles en horario laboral. Poco importó. En este derbi platense jugado sin público visitante (como en el del torneo anterior), las 22 mil almas que colmaron el estadio del bosque fueron a renovar sus votos de fé para que su equipo le escape al tan temido descenso directo. Tamaña paradoja, enfrente estaría la que probablemente sea la mejor escuadra del fútbol argentino todo.
Obviamente, no se esperaba un encuentro lucido, de buen fútbol ni mucho menos. Esto iba de lucha en el mediocampo, mucho balón por los aires y lucha sin tregua. Poco sucedió en esa primera etapa, donde Estudiantes se vio adormilado y Gimnasia con la iniciativa justa. Aquella que le permitió irse al vestuario ganando por 1-0. Justo sobre la chicharra, apareció el delantero de nombre impronunciable, Denis Stracqualursi, para estampar con su cabeza la ventaja inicial.
El comienzo del complemento no varió demasiado. A tal punto que el "Lobo" tuvo una oportunidad de oro para aumentar su renta y llevar el desarrollo del partido con mayor tranquilidad. Penalti a favor de Gimnasia, el mismo Stracqualursi se encargó de ejecutarlo, pero Agustín Orión le adivinó la intención y todo quedó allí. Me imagino los pensamientos negativos que se pasaron por la mente de todos y cada uno de los hinchas "triperos".
Pero el rival, el que tenía que llevar la iniciativa y tratar de dar la cara para revertir el resultado, siguió sin aparecer. El mismo "Traca", héroe de la tarde, se fabricó sobre los 35 del complemento la jugada para el 2-0 y todo parecía ser nada más que euforia para los albiazules. Hasta que llegó el gol de Juan Sebastián Verón, la eterna figura "Pincha". El reloj mostraba el minuto 44 y nuevamente los peores augurios se apoderaban de las castigadas mentes gimnasistas.
A punto estuvo Estudiantes de igualarlo en dos ocasiones, donde la pelota no quiso entrar casi por capricho. La historia parecía jugar a su favor, como siempre lo hizo en estos últimos años frente a su clásico rival. Pero no: esta era la hora de Gimnasia. Hasta tal punto que, en un contraataque y con complicidad de Orión, Juan Ezequiel Cuevas estampó el 3-1 final. El grito de gol, el desahogo y la mente en blanco para los 22 mil locales. El "Lobo", por fin, desafiaba al pasado reciente y se quitaba su sempiterno gafe de encima de sus ropas. Era victoria y era totalmente justa. Ahora, a pensar en lo que viene con un poco más de tranquilidad.