Copa Sudamericana: La Liga se encamina hacia la corona

La Liga Deportiva Universitaria de Quito había conseguido allá en 2008 el máximo hito a nivel clubes de la historia ecuatoriana: se había convertido en el primer campeón oriundo de dicho país en conquistar un certamen continental y, especialmente, la Copa Libertadores de América, el galardón supremos al que puede aspirar un club americano. El tiempo pasó, se marchó su entrenador Eduardo Bauza, regresó Fosatti (quien, en cierta forma, había sido el padre de este proyecto), muchos jugadores también pusieron otro rumbo, a la par que otros nuevos -y de gran calidad- fueron llegando. Así es como logró acceder a la final de la Copa Sudamericana de manera inapelable. Al igual que en aquel histórico 2008, el Fluminense, ávido de revancha, era el rival de turno. Pero ayer en la Casa Blanca hubo un solo equipo sobre el césped, y ese fue el local.
El ambiente para este partido de Copa Sudamericana era el de una auténtica final: más de 50.000 espectadores vitoreando a los "albos" en miras de un nuevo título. Allí ya habían caído Vélez, el sorprendente River uruguayo y ahora esperaban que la víctima fuera el Flu. Pero, siendo sinceros, ¿quién se hubiera imaginado semejante diferencia? Seguramente no muchos. Y menos viendo cómo comenzó el cotejo. Iban 23 segundos de juego y el tricolor ya estaba arriba en el marcador. Marquinhos capitalizaba un rebote del portero Domínguez y los visitante tomaban por asalto la Casa Blanca... Aunque no durante mucho tiempo.
Como era de esperar, el vendaval ofensivo de los de Fosatti no se hizo esperar. Saben que los 2.800 metros de altura de la capital ecuatoriana en algún momento pasan factura a los rivales. El Flu no pudo mantener el ritmo de esos primeros minutos y poco a poco se fue difuminando. Y llegó el primero de un enorme Edison Méndez, el auténtico cerebro de este equipo. Y luego el segundo, y el tercero y el cuarto en pies de Franklin Salas, un futbolista que, a mi gusto, pudo haber llegado mucho más lejos gracias a sus condiciones. Sobre el final también hubo tiempo para un quinto: Ulises de la Cruz, veterano de regreso en su país, estampó un auténtico bombazo para hacer de esta una final cuasi irremontable. Porque en el fútbol los milagros sí existen y nunca hay que dar nada por perdido. Pero apelando a la lógica, esta Sudamericana ya tiene un casi campeón.
No es precisamente el Flu, que también sufrió la partida de varios de sus mejores hombres -aunque aún cuenta con Conca y Fred-, un equipo copero. Pero nunca se puede subestimar a un equipo brasileño. Y menos en una final. Aún así, a la Liga poco pareció importarle. Porque, de la mano de una actuación histórica para una instancia definitoria, sacó ya más de medio boleto para consagrarse nuevamente campeón. Y hacerlo nada menos que en el mismísimo Maracaná, sagrado templo del fútbol, por segunda vez en menos de dos años. Todavía quedan 90 minutos por jugar y los locales tendrán a toda la torcida a su favor. La Liga deberá mantener la calma y hacer valer la exigua renta obtenida. De esa forma, grabará con letras de oro nuevamente su nombre en la lista de los equipos americanos. Y atención: de mantenerse por este camino, son seriamente candidatos a quedarse con la Libertadores. Los beneficios de un trabajo serio y a largo plazo...