Fútbol argentino: La revolución televisiva no será futbolizada

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Una verdadera revolución se está produciendo actualmente en el fútbol argentino. Y no estamos hablando de un cambio brusco en el juego, la llegada de estrellas rutilantes ni nada por el estilo. Pero lo cierto es que, en los términos en los que se maneja este deporte hoy día, lo que está sucediendo es una revolución al fin, un punto de inflexión de cara al futuro en las relaciones entre las instituciones y, nada menos, las empresas encargadas de transmitir televisivamente los partidos. Todos sabemos que los derechos por la TV son una de las principales fuentes de ingresos para la economía de los clubes. Y, en buena parte, el futuro de muchos de estos depende de ese dinero. La cuestión es que la entidad madre del balompié en Argentina decidió romper unilateralmente el contrato que tenía con la compañía encargada del broadcasting de los torneos locales y el fútbol probablemente quede en manos del estado.

Demás está decir, la situación del fútbol argentino en estos momentos no es buena. La gran mayoría de los clubes tienen deudas de todo tipo, ya sea con jugadores, con la propia AFA, con el estado o con particulares. Sin duda alguna, las empresas televisivas no son las culpables del mal manejo institucional de los equipos, que en su afán por contratar jugadores fuera de su alcance luego no pueden pagar lo que deben, entre otras artes que se le dan con habilidad. Y ni que hablar de la cantidad de dirigentes que emplean las arcas para su beneficio personal o el de intermediarios allegados, caso contrario es inexplicable la cantidad de dinero que se dilapida.

En esas condiciones, el patriarca del fútbol argentino, Julio Humberto Grondona, decidió que no se podía comenzar a disputar el Torneo Clausura. Con los clubes sin capacidad para afrontar deudas, el presidente de la AFA pidió a TSC, la encargada de la televisación de los partidos mediante Torneos y Competencias, que subiera la cantidad de dinero que se paga por contrato. La compañía, demás está decirlo, rechazó la propuesta. Así es como el dirigente máximo decidió romper el contrato y dar inicio al fútbol a partir del 21 de agosto, tal cual se tenía pensado hacerlo. Con o sin televisión de por medio.

A todo esto, Grondona cuenta con -además de todos los clubes, siempre acólitos a su palabra- un importante aliado de por medio: el gobierno argentino, claramente enfrentado desde hace tiempo al multimedio Clarín, casualmente el propietario de los derechos televisivos. Así es como ahora el estado ofrecerá un contrato anual del doble de dinero, aunque los clubes en primera instancia recibirán la misma cantidad de divisas que anteriormente, aunque con una importante diferencia: comenzarán con las cuentas en cero este período, un detalle para nada menor visto y considerando la situación agobiante en la que se encontraban.

Qué deparará todo esto es una absoluta incógnita. Si realmente esta medida fue tomada para el bien de las instituciones y de todo el fútbol en general, bienvenido sea. Desde ahora en más, y según lo expresado, nadie tendrá que esperar más a los domingos por la noche para poder ver los goles, algo de lo que tenía potestad exclusiva la empresa TyC. Pero todavía queda mucho, mucho por ver, analizar y esperar. Se vienen juicios, cruces mediáticos, caras largas en los paneles televisivos de los ahora ex dueños de los derechos y una situación de incertidumbre. Mientras tanto, soplan aires de revolución en el fútbol argentino. Solo resta esperar a ver si se trata de una de las buenas o simplemente otro paso en falso.

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