La noche del "Pinturicchio"

Estaba todo listo para que sea la noche del Real Madrid. El ambiente, las circunstancias, las necesidades. Pero hay veces que existen personas con la voluntad de torcer el destino y las pretensiones. Gente que no se contenta con seguir un guión o acatar lo que tiene que ser. Simplemente se esfuerza en llevar las cosas un poco mas allá. Estaba claro: los de Schuster debían quedarse con los tres puntos. El cotejo se jugaba en el Bernabéu, el rival era la Juventus, estaba en juego no sólo el intentar quedar colocado lo más arriba posible del grupo, sino además la mera oportunidad de no complicarse la vida. Y ni hablar de ser un partido perfecto para demostrar que todo no estaba tan mal como parecía. Pero no. Un hombre nacido en Conegliano, de apelido del Piero y de nombre Alessandro prefirió darse un regalo adelantado de cumpleaños.

Los albinegros, que saben por diablos pero también por viejos, llegaron al terruño madridista a hacer su negocio. A hacer lo que prácticamente todos los equipos italianos tratan de hacer cuando están lejos de su casa y enfrente hay un rival de categoría, bah. Replegarse con astucia, tratar de maniatar el juego creativo del rival, dar alguna que otra patada, poner cara de malos y tratar de lastimar en las pocas situaciones con las que cuenten a lo largo del partido. Un juego que suele resultarles bastante favorable en determinadas ocasiones. Y que les quedó como anillo al dedo ante un rival demasiado acelerado y con pocas ideas, que quizás ganó la partida en el mediocampo -más por necesidad que por mérito- pero que la perdió en ambos extremos del rectángulo verde.

Los locales comenzaron con las ínfulas previsibles, con la energía de un equipo que necesita ir por la victoria. Pero a los 17 minutos nomás se toparon con una sonora bofetada. Era la primera intervención del "Pinturicchio" del Piero y también el primer tanto de la Juve. El jugador con más presencias y goles en la escuadra turinesa no dudó. Supo leer bien la jugada que comenzó involuntariamente Guti con esa mala cesión a Sneijder y la culminó como sólo él sabe hacerlo. Y qué difícil es equipararle la partida a un equipo italiano cuando se pone al frente del marcador...

El Real Madrid no supo cómo resolver el rompecabezas que le ponía por delante la Juve de Ranieri, el que le pidió a sus hombres que jugaran como en la Play (candidata a frase indescifrable del año, perfecto mix de venta de humo y efectismo). Se esfumó el primer período y se esperaba ver con más reacción a los de Schuster en el segundo. Pero no fue la noche de Sneijder ni de Guti. Tampoco la de Drenthe, que tuvo que oficiar de reemplazante eventual del hombre que tendría que haber nacido en Murano y no en Bedum. El "Falso Seedorf" tuvo mucha entrega, velocidad y coraje, pero no estuvo acertado en los centros ni los desbordes. Ni siquiera Raúl y Van Nistelrooy pudieron hacer mucho más que zurrarse un poco con la dupla de férreos centrales que la "Vecchia signora" dispuso en el terreno. Y si a eso le sumamos que un tal Alessandro del Piero andaba con ganas de festejar antes del 9 de noviembre, todo se pone mucho más cuesta arriba aún.

Del Piero, al igual que los viejos sabios, no necesita de muchas intervenciones para marcar diferencias. Tuvo una en el primer tiempo y la mandó a guardar. Tuvo otra en el segundo y se abusó de Iker Casillas, que cometió un error de novato, disponiendo la barrera más como una invitación al gol que como un muro de contención. Y hasta tuvo un tercero ya sobre el final del partido, que se fue por escasos centímetros cuando muchos ya veían como el triunfo de la Juve (después de 46 años, sí) podía llegar a tomar ribetes de goleada. ¿Y el Madrid? Ir al frente y chocar una y otra vez, hasta que el reloj dijera basta. También hubo tiempo para que Ranieri, cínico como pocos y conocedor de la situación como nadie, se diera el gusto de conseguir un homenaje más en la noche para la estrella del partido: hacer que el estadio aplauda por única vez las acciones de un jugador. Y si, una vez más hubo una actuación arbitral dudosa. Pero no fue por el holandés Vink que el Real Madrid no pudo ganar el partido. El Madrid dio concesiones que no se pueden permitir en una competición como esta y menos en esta clase de partidos. Y, claro está, tuvo la mala fortuna de toparse con un fuera de serie, un veterano de varias guerras que no se contenta con dar por terminada su carrera así como así.

Artículos destacados

Comentarios recientes