El Atlético disipa los fantasmas de la mano del Kun

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Y finalmente llegó el "Día D" para el Atlético Madrid, esa jornada en donde se sabría la suerte definitiva de cara a esta temporada para los de Javier Aguirre. Después de tantos años de penar, de quedar a la vera de la clasificación o de andar muy lejos de ella, ya era hora para uno de los grandes españoles de volver a jugar esta competición, la que todos quieren tener, la que se le escapó lastimosamente en el 74, la que finalmente disputará después de 12 largos años que parecía que iban tomando visos de eternidad, alargando las fantasmales sombras de los protagonistas y sembrando murmullos en los palcos. Finalmente, el Atleti jugará la Champions League después de tanto penar. Y no era antojadizo todo eso que se decía en la previa de la importancia del geniecillo salvador, a quien ya se había encaramado como única esperanza para este cotejo de regreso.

Se sabía de antemano que este podía llegar a ser un choque complicadísimo. Se vio en el cotejo disputado en Alemania, lo padeció el Barça durante la pasada Champions y ahora estaba en manos del Atleti la responsabilidad, el deber moral de doblegar a los de Rutten para meterse en la fase de grupos. No comenzó para nada sencillo el encuentro. Daba la sensación que de apretar un poco las clavijas, el Schalke podía hacer mucho daño en la defensa colchonera, a pesar de las bajas con las que contaban los de Gelsenkirchen. Pero, poco a poco, los de Aguirre fueron inclinando la balanza para su costado. A pesar de pecar de apresurados en muchas jugadas o intentar en vano con el balón en largo, fue en función de una serie de toques como llegó la acción del gol. Primero es Bordón quien salva in extremis a su vencido portero, pero el centro de Perea (si, Perea) fue conectado con la justeza necesaria por quien sería el artífice máximo de la victoria de esta noche. Estaba seguro que el "Kun" terminaría entre los anotadores de este partido. Y fue, ni más ni menos, que el encargado de abrir el camino hacia la Champions de verdad, la que espera en los grupos.

Fue como una especie de mal presagio el pronto adelantamiento del Atleti en el segundo tiempo. Si bien el gol de Forlán (ajustada definición al palo izquierdo de Schober) encarrilaba la serie y dejaba todo servido en bandeja para los de Manzanares, el Atlético Madrid nunca deja de ser un equipo hermanado con el sufrimiento. Fueron algunos minutos de zozobra posteriores que terminaron por confirmarlo: en el Vicente Calderón, un hincha colchonero jamás se irá sin padecer al menos un poco. Ese intento de cesión de Perea a Franco que se iba junto al poste y casi termina en propia puerta, esos balones que cruzaban el área rojiblanca y nadie llegaba a conectar, esa sensación de equipo dormido que mostraba el Atleti en esos minutos de confusión... Hasta que llegó el asestado golpe de gracia y la calma definitiva. Un gol, algo tan sencillo como un gol, que podía llegar a producirse de la manera más fortuita, dejaba al Atleti sin esperanzas y a la remontada. Pero el "Kun" tenía guardada una y dos maniobras más. Primero se encargó de ser lo suficientemente rápido como para recoger el despeje del meta y servirle el tercero a Luis García. Luego se encargó de ceder con astucia a Simao para que le cometan el penalti que Maxi cambiaría por gol. Con él sobre el campo, el Atleti fue otro equipo que en Alemania. Y ahora está en Champions. Sí, después de 12 años.

EL RESTO DE LA JORNADA

Como muestra de la diferencia que había en muchos de los enfrentamientos que se disputaban en esta última fase de grupos vale recalcar un dato: con excepción del Atlético Madrid, ninguno de los equipos que comenzaron esta serie clasificatoria con desventaja en el encuentro de ida pudieron remontar su respectiva eliminatoria. El Liverpool de Rafa Benítez volvió a dar una fehaciente muestra más de que la suerte existe, el Arsenal ganó caminando al Twente de Steve McLaren, el Fenerbahçe rubricó su participación y también lo hicieron otros como el Basel, el Aalborg (no pudo hacer nada el Kaunas), el Steaua Bucarest y también el Olympique de Marsella, entre otros.

Quiero hacer una especial mención a dos modestos que conocerán las mieles de Europa en esta presente Champions. El Anorthosis chipriota consiguió una histórica clasificación en tierras helénicas. De nada sirvió el gol del muy buen jugador argentino Belluschi para que el Olympiacos de Valverde entre en la fase de grupos. El otro en cuestión es el BATE Borisov de Belarus, quien aguantó la renta obtenida en la ida y con la igualdad ante el Levski pondrá al fútbol bielorruso por primera vez en la Liga de Campeones. Sin intenciones de ofender a quienes creen que esta clase de equipos deberían jugar entre ellos y no molestar a los "grandes", los triunfos de estos humildes conjuntos van dedicados especialmente a todos ellos. Enhorabuena por quienes se atreven a meterse en el mapa futbolístico, a pesar de saberse por fuera de los primeros planos.

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