Cinco personajes o situaciones que debes evitar al ver un partido de fútbol
Uno de los grandes dilemas a los que nos enfrentamos todos los amantes del fútbol es el cómo ver un partido de este deporte. Sí, algo que, de buenas a primeras, resulta más que interesante a veces puede terminar transformándose en toda una calamidad que inevitablemente finalizará con uno repleto de ira, nervios de punta y ganas de golpear al cófrade que tiene a su costado. Es un eterno problema el de encontrar la situación perfecta para mirar fútbol. En el estadio siempre será lo mejor, pero no podemos ver todos los partidos que querríamos en esa condición, acaso la ideal. Ir a un bar tiene su costado atractivo, mucho más si uno está con colegas y quiere experimentar ese sentimiento de masa irracional (valga la redundancia) que se presenta en ese tipo de circunstancias. Pero también nos encontraremos inevitablemente con varias contras al respecto. Puede ser que prefieras la tranquilidad de tu hogar. Pero de seguro extrañarás los gritos, los improperios grupales y todas esas interesantes cosas que tiene el hecho de ver partidos en público. De todos modos, aquí en Fútbol de Primera estamos seguros de lo que NO queremos. Por esta misma razón, aquí, sin más, cinco tipos de personajes, situaciones o posibilidades que no están recomendadas por la casa para ver un partido de fútbol.
1- EL BORRACHO INSUFRIBLEEste nunca falta en cualquier partido importante y creo que todos los bares deben tener, al menos, uno en este tipo de situaciones. Siempre, pero siempre, habrá un hombre desencajado, con unas cuantas copas de más y creyendo ser la persona que más sabe de fútbol en el universo entero. Insultará al árbitro en todas las ocasiones posibles (incluso en las que no lo amerita), cuestionará todas y cada una de las decisiones del entrenador, tomará particular inquina contra un jugador de su propio equipo y, además, no parará de vociferar con altos decibeles. Mi recomendación: sentarse bien lejos de este señor o estar preparado para ponerlo en su lugar si hiciera falta. Caso contrario, pararse automáticamente y buscar otro bar. Pero es en vano: siempre nos encontraremos con uno como él.
2- EL GAFE
Todos lo sabemos: las brujas no existen, pero que las hay, las hay. Misma regla se aplica con los gafes. Uno no quiere terminar de creer en ese tipo de supersticiones... pero los antecedentes pesan. ¿Acaso no tienen a su alrededor gente con la que jamás irían a ver a su equipo o que incluso le prohiben sus amigos que vayan al estadio? ¿No hay personas con las que te da terror tener que ver un partido porque siempre que estás con él el equipo pierde indefectiblemente? Ante la posibilidad inevitable de tener que ver un cotejo junto a un, digamos, "personaje con mala vibra" dicen que el ajo, una pata de conejo o invocar a tu antigafe predilecto son cosas que pueden ayudarte. Otra no queda. Estos indeseables tienen cierto parentezco con otros de características similares: los pesimistas.
3- MUJERES, MUJERES...
Primero y principal. No quiero que me tachen de misógino, machista ni nada por el estilo, porque nada más lejos de la realidad que tal sentencia y por favor que no se enojen las colegas bloggers con esto que estoy por expresar, ya que no es extensiva a ellas, ni mucho menos. Pero hay que decirlo: a veces, mirar partidos de fútbol con mujeres puede ser insoportable. Atención: no estoy generalizando, ya que, afortunadamente, hay chicas a las que el fútbol les gusta tanto como a nosotros y no hay que andar por ahí oficiando de Profesor en Reglamento del Fútbol con ellas. Pero, convengamos, son la minoría. Ver un partido con una señorita que no gusta del fútbol, que probablemente esté viendo el match casi por obligación y que, encima, desconoce algunas reglas básicas de este deporte puede ser todo un engorro. Ya ni recuerdo cuantas veces tuve que explicar la ley del fuera de juego o hacer entender que las faltas que reciben los jugadores nuestros no siempre son para expulsión. ¡Hasta incluso he escuchado de féminas preguntas tales como "¿Quienes son esos árbitros con bandera?"! Por eso mismo, buena predisposición ante todo en este tipo de situaciones. O a refugiarse en la taberna con los amigos antes de recibir el llamado que te obligará a ver el partido con tu novia.
4- ESTAR DE VISITANTE CON LOS COLORES DE TU EQUIPO EN MEDIO DE LA GRADA LOCAL
Desubicados como estos que describe el título los hay en todos lados. Por eso mismo, mejor evitar ser parte de ellos. Todos sabemos que la civilización en el mundo del fútbol ha avanzado particularmente y, dentro de todo, se tiene bastante respeto por las aficiones que se desplazan hasta lugares recónditos para demostrar su incondicionalidad. Pero tampoco hay que ser extremista: no hace falta generar una auténtica incitación a la violencia, yendo vestido como el más fanático hincha de tu equipo que juega de visita en medio de un graderío plagado de hooligans locales. Si no has podido conseguir los boletos que hubieses pretendido, mejor disimular un poco. El fútbol lo es todo, pero la integridad física también.
5- ESCOGER BIEN EL BAR ADONDE IRÁS A VER UN PARTIDO SI ESTÁS LEJOS DE CASA
Me imagino que a muchos los debe haber pillado fuera de casa a la hora de un partido importante del club de sus amores o de la selección. Entonces, no quedará otra que recurrir a un lugar donde haya expendio de bebidas y una televisor grande donde poder ver el cotejo. Pero... ¿Estás seguro que quieres estar rodeado de gente que muy probablemente estará en contra de tu equipo? ¿Soportarás estoicamente ser la minoría en un lugar totalmente aciago? Recuerda, puede que seas el único en cuestión y no disfrutarás demasiado de una horda de alemanes sudados y borrachos gritando desaforadamente todos y cada uno de los goles que tu equipo está recibiendo. Al igual que en el caso anterior, que reviste características similares en cierto punto, nada mejor que estar prevenidos. Si tenemos referencias fiables, de seguro nos indicarán donde es el mejor pub donde podemos ver ese partido por el que tenemos tantas ansias. Si no, con un poco de observación previa puede ser suficiente. Siempre es mejor mirar al interior del recinto y hacer un rápido oteo entre la concurrencia. Si eres astuto, en unos pocos segundos te darás cuenta que ese es justamente el bar en donde no tienes que estar. Siempre hay una opción más apetecible, aunque puede que lejos del calor de la población. Igual, en ese tipo de casos, eso es lo que menos importa.