Rumbo a Beijing: la "Azzurra" en la búsqueda de alguna medalla

Italia finalizó los pasados Juegos Olímpicos de Atenas detentando, nada menos, que la presea de bronce, instancia a la que llegó tras caer derrotada por la Argentina campeona y venciendo a Irak en ese partido por el tercer puesto. Con una generación algo más floja que aquella anterior, ocupada por nombres como los de Gilardino, De Rossi, Barzagli, Chiellini o Amelia, Italia, de todos modos, lleva una nómina más que interesante de cara al torneo que comenzará prontamente en Beijing. Si bien los nombres no pueden equipararse con los presentados por Brasil o Argentina, la "azzurra" apuntará, de seguro, a revalidar lo conseguido hace cuatro años atrás.
Está claro que la apuesta de Italia, al igual que la de la mayoría de los equipos europeos que suelen acudir a esta contienda, es la de consolidar a algunos nombres con menos relevancia y, por eso mismo, no llevar a los tres jugadores permitidos con más de 23 años. Así es que el entrenador Casiraghi se ha decidido por muchos jugadores que todavía no son muy reconocidos en el concierto internacional, pero con algunas adiciones nóveles de máxima categoría. No sería disparatado pensar en Italia peleando palmo a palmo con los mayores candidatos, aunque cualquier medalla que llegue a sus arcas puede ser considerada como un triunfo para esta selección en ciernes.
Los 22 convocados (cuatro de ellos ocuparán el sitio de suplentes) por el entrenador Casiraghi serán Abate (Milan), Acquafresca (Cagliari), Bocchetti y Criscito (Genoa), Candreva, Motta y Coda (Udinese), Cigarini y Dessena (Parma), Consigli (Atalanta), De Silvestri y Rocchi (Lazio), Marchisio, Giovinco y De Ceglie (Juventus), Montolivo (Fiorentina), Nocerino y Sirigu (Palermo), Ranocchia (Arezzo), Rossi (Villarreal), Russotto (Treviso) y Viviano (Brescia).
Debo decir que mi conocimiento acerca del Calcio no es lo suficientemente elevado como para poder hablar de varios jugadores. De hecho, la gran mayoría de la convocatoria es una ilustre desconocida para un servidor que no es muy amigo de andar observando lo que sucede del otro lado de los Alpes. De todos modos, hay nombres más que destacables. Rocchi es uno de los artilleros más habituales en el fútbol italiano, Rossi ha demostrado el potencial que tiene en el Villarreal, Montolivo -luego de una gran temporada con la Fiore- estuvo a punto de ir convocado a la Euro y Giovinco es señalado por muchos como la "next big thing" en el país de los spaghettis, el negroni y los coches deportivos.
Está claro: Italia puede darse por satisfecha con llegar a las semifinales. De caer en esa instancia contra los -a priori- máximos candidatos, no podría ser considerado como un fracaso. La apuesta en este caso es distinta: mientras Argentina tiene como obligación revalidar lo conseguido cuatro años atrás y Brasil añadir el título que le falta a su palmarés, lo de Italia es más una apuesta por consolidar en un nivel de selecciones a muchos jugadores que pueden ser futuribles para la mayor. Algo que algunos de los participantes en la generación anterior lograron conseguir, vestir la "maglia azzurra" pero en otras circunstancias mucho más importantes que unos Juegos Olímpicos.