El entrenador: la causa y la solución de todos los problemas

bill-shankly.jpgFinalmente, y tal cual anunciamos ayer a última hora, Ander Garitano decidió dejar su cargo en el Zaragoza. No fue un solo partido, tal cual expresamos ayer, sino que fueron dos -contando el encuentro copero- los cotejos que tuvieron al vasco en su cargo como entrenador. Si bien Garitano adujo problemas personales y dijo no estar en un momento anímico como para encarar tamaña tarea, el rumor del desaire dirigencial para el ya salido mister, que no le permitió dar de baja a Andrés D'alessandro, cobra cada vez más fuerza. Lo que llama la atención de todo esto es la cada vez más creciente tendencia de que los entrenadores se conviertan en moneda de cambio y sean el fusible que estalla ante cada cortocircuito. De esta manera, el fútbol hiperprofesionalizado se está deglutiendo cualquier atisbo de proyecto a largo plazo que exista. Es más, habría que analizar exhaustivamente entre las últimas temporadas a ver quien es el técnico que más tiempo duró en su cargo ininterrumpidamente. Seguramente nos llevaríamos una tamaña sorpresa. Nadie pide que los mister duren en su cargo eternamente. Ya no existen más los Bill Shankly o los Guy Roux. Y Sir Alex Ferguson hay uno sólo en el mundo. El fútbol actual no permite esos tiempos dilatados e incluso dos años ya marcan el fin de un ciclo. Lamentablemente, nadie se puede dar el lujo de tratar de lograr un trabajo de años y disfrutarlo el doble cuando por fin llegan los frutos, que casi siempre arriban cuando se persiste y se tiene paciencia. Pero ante el menor inconveniente, hoy por hoy, alguien tiene que ofrecer su cabeza a manera de sacrificio. Los aficionados, los jugadores, la prensa y hasta los mismos entrenadores no pueden soportarlo. "The times they are a-changin'", cantaba Bob Dylan. Y parece tener razón.

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