Los errores del Barcelona en la derrota ante el Milan

Los azulgrana sufrieron un inesperado tropiezo en San Siro

El Barcelona cayó derrotado ante el Milan en el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones como consecuencia de una serie de errores que pasamos a analizar detalladamente en Fútbol Primera.es. Las claves del tropiezo de los azulgrana en San Siro punto por punto.

Muerte por chocolate

El Barcelona cree en un estilo, en el suyo, y no renuncia a él ni en las situaciones más complicadas. En cierto modo, son como los músicos del Titanic. Los azulgrana respetan su arte aunque sea evidente que el barco se hunde. Les hemos visto sacar una falta en corto en el mismo 92 con el marcador en contra y un terreno de juego embarrado y en San Siro volvieron a morir por una sobredosis de estilo. Una muerte por chocolate. Dulce, sí, pero muerte igualmente. Ante el Milan, los hombres de Roura abusaron de su fútbol de toque y pase corto hasta convertirse en un equipo previsible al que los rossoneri supieron parar sin demasiados problemas. El Milan descifró el código del Barcelona, y el Barcelona insistió en mantenerlo a pesar de todo. Los rossoneri superpoblaron la defensa, con nueve hombres siempre por detrás de la línea de balón y ese entramado defensivo era imposible que fuera superado a la velocidad a la que jugaba el Barcelona. Faltó velocidad. "Tenían a nueve jugadores siempre por detrás de nosotros, dentro de su área, era una pared, no podíamos entrar”, analizó Piqué tras el partido.

Ausencia de un plan B

Desde que Tito Vilanova se hizo cargo del Barcelona este verano su principal obsesión fue corregir uno de los escasos defectos que tenía el Barcelona de Pep Guardiola. Su principal obsesión era encontrar un plan B. Con Guardiola los azulgrana seguían un plan infalible en el 90% de los casos, pero cuando se encontraban ante el 10% restante no tenían alternativas. Vilanova buscó la solución inyectando verticalidad a las transiciones del equipo, pero al igual que la cabra siempre tira al monte, el Barcelona tiende al pase corto. Y más en situaciones límites. Pese a los resultados obtenidos con Tito, cuando el Barcelona se siente acorralado sufre una regresión hacia la época Guardiola en busca de virtudes. Sin embargo, encuentra defectos. Encuentra la carencia absoluta de alternativas. El Milan desarticuló el plan A, y, sin un cambio de guión, se sintió cómodo para rematar una noche mágica.

Plano en ataque

No es imposible, pero sí francamente complicado ganar un partido sin disparar a portería, y el Barcelona nunca puso a prueba al veterano Abbiati en San Siro. El conjunto azulgrana sufre una dependencia absoluta de Lionel Messi en cuestiones goleadoras, algo que no tiene porque ser negativo puesto que el argentino garantiza casi 80 goles por temporada, pero sí arriesgado. Cuando Messi no tiene su noche, el Barcelona se queda sin gol. Poco a poco la aportación realizadora de Pedro se ha visto reducida, Cesc e Iniesta no son unos habituales del gol pese a que puedan hacer sus pinitos de manera esporádica, mientras que Alexis Sánchez y Villa están perdidos en combate. De hecho, el asturiano ni siquiera estuvo en San Siro. El Milan anuló a Messi y con él a todo el arsenal ofensivo del Barcelona. “Ha faltado frescura con el balón, crear ocasiones", apuntó Iniesta.

Messi, anulado

Redundando en la idea anterior, Messi estuvo totalmente desaparecido en San Siro. Más que desaparecido, irreconocible. El Milan supo como cortocircuitar su juego y el argentino no encontró antídoto. Intentó 13 regates y sólo se escapó de sus rival en 10 ocasiones. Perdió 14 balones y no disparó ni una sola vez entre los tres palos durante todo el partido. Una noche tan mala de Lionel Messi convierte al Barcelona en un equipo vulgar. Los azulgrana están acomodados, acostumbrados a que el argentino resuelva las situaciones complicadas y en las escasas ocasiones en las que el argentino ni está ni se le espera nadie es capaz de recoger el testigo y asumir el papel de héroe. En el Barcelona no hay más héroes que Messi, y esta noche se olvidó la capa en casa.

Errores arbitrales

Para ganar al Barcelona debes jugar un partido casi perfecto, esperar que ellos no tengan su día y contar con el factor suerte. En San Siro, el Milan consiguió reunir los dos primeros factores, y la suerte la puso el árbitro. El colegiado Craig Thomson se equivocó en la acción del gol que rompió el partido a favor del Milan. El gol de Kevin Prince Boateng no debió subir al marcador a causa de una mano previa de Zapata. Pedro, por su parte, también reclama un penalti que no se pitó. Pese a todo, como bien dijo Piqué tras el partido "los árbitros se pueden equivocar y no hay excusas". El Barcelona no tuvo su noche.


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