Siguen las investigaciones sobre lo ocurrido en Villarreal

Tanto el club como la afición condenan los hechos

Anoche, minutos antes de que terminase el partido que enfrentaba al Villarreal y al Celta de Vigo, un espectador lanzaba al campo un bote de gas lacrimógeno que obligaba a detener el juego en un principio y a suspender el partido y desalojar el campo más adelante. El partido se reanudó 25 minutos más tarde.

Conforme empezó a llegar el gas a las gradas, los aficionados comenzaban a padecer los síntomas de este gas: picor en los ojos y fuertes ganas de estornudar. Ante estos síntomas, los casi 15.000 aficionados abandonaron el campo antes de que se anunciase la evacuación por megafonía.

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No hubo ningún problema de salud de importancia, pero quince personas fueron atendidas en el centro médico que se montó en el estadio, la mayoría por los efectos del gas lacrimógeno, pero también por ataques de ansiedad y por golpes fruto de los nervios en el desalojo del Madrigal. Sin ir más lejos, un familiar de Farinós, jugador que recibía homenaje esa noche en Villarreal, era derivado a uno de los ambulatorios de la ciudad por una luxación de hombro.

EL CULPABLE

En un principio el presidente del Villarreal, Fernando Roig, aseguraba en rueda de prensa que "el bote fue lanzado desde uno de los vomitorios de la zona donde están los aficionados habituales y después huyó con rapidez".

Actualmente la policía estudia los vídeos de los sistemas de seguridad del campo del Madrigal en lo que consideran “Un atentado premeditado y con la idea de generar el caos”. En un principio se postuló la posibilidad de que el objeto fuese lanzado desde fuera del estadio, pero tras el visionado de los vídeos se da como cierto que el culpable ya estaba en el campo y que se desplazó a la parte alta del fondo sur del campo, desde donde lanzó el artefacto. Lo hizo desde las escaleras de uno de los vomitorios de salida, con la mano y no con una lanzadera como se especulaba tras el partido.

Según las imágenes de seguridad, el individuo no llevaba pasamontañas aunque el problema es que estas imágenes no llegan a ser nítidas, como para identificar cien por cien al individuo. Tras quitar la anilla y lanzar el bote de gas, echó a correr sin esperar a ver el efecto de su acción.

Respecto a la huída, la Policía baraja la idea de que el agresor salió del campo por la puerta diez del fondo sur del Madrigal, aprovechando que ya había algunos aficionados que ya estaban desalojando el campo y se camufló como uno más de esos seguidores. La investigación, incluso, baraja la posibilidad de que se hubiera podido cambiar de ropa en la huída.

EL OBJETO

El artefacto es de uso policial y no puede adquirirse en España, sólo la Policía y la Guardia Civil tienen acceso a objetos así. En nuestro país sólo una empresa fabrica estos artilugios: la Fábrica La Marañosa, que depende del Ministerio de Defensa.

El objeto fue lanzado con la mano previa retirada de la anilla de seguridad. Está programado para soltar mucho humo blanco y denso en poco tiempo tal y como pudimos ver en el Madrigal. A partir de ahí hace que se irriten las membranas oculares, mucosas y cutáneas, lo que produce un picor insoportable y sensación de ahogo.

LA SANCIÓN

Desde el primer momento el club, al igual que sus aficionados, ha condenado lo ocurrido por parte de su presidente, Fernando Roig: "El Villarreal lamenta lo ocurrido y lo condena. Creemos que es alguien alejado del club, la Policía está intentando identificar al 'animal' y esperemos que caiga sobre él todo el peso de la ley (...), tiene que ser alguien que ha querido hacer daño al Villarreal".

El Submarino se enfrenta a una sanción que puede variar según cómo se consideren los hechos:

- Leves: 600 euros.

- Graves: Cierre de uno a tres partidos o dos meses y multa de hasta 3.000 euros.

- Muy graves: Cierre de cuatro partidos a una temporada y multa de entre 30.000 y 600.000 euros.

El hecho de que no fuera detenido el culpable, que el objeto esté prohibido en un estadio de fútbol y que el partido tuviera que pararse durante 25 minutos no ayudará al club. De todas formas, el club confía en que no se cerrará el estadio argumentando que si se cierra el Madrigal, se premiaría este acto y al que lo hizo. Con lo que se daría pie a que cualquier energúmeno puede buscar el daño a un club y se abriría la opción de que con este tipo de actuaciones se pueda lograr.

El Madrigal ya se cerró en la temporada 98/99 cuando un mechero impactó en uno de los asistentes del árbitro de esa noche, Iturralde González. El comité decidió cerrar el campo por un partido.

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