El Tottenham de los ochenta y el símbolo de Old Trafford

Los Spurs no ganan como visitante al Manchester United desde hace 23 años

André Villas-Boas se enfrenta a uno de sus primeros grandes retos desde que llegara al banquillo del Tottenham a principio de temporada, su equipo visitará al Manchester United en Old Trafford en un partido que se antoja delicado para los intereses de los Spurs, que no ganan en el estadio del United desde hace 23 años en ninguna competición oficial.

El Tottenham sigue caminando en busca del éxito; muchos métodos y proyectos que no fructificaron, dinero e ilusión quemados en cada temporada, y el objetivo de acortar distancias con los grandes dominadores de la Premier siempre en mente. El palmarés de los de White Hart Line es demasiado pobre en las dos últimas décadas, sobre todo si se compara con su exitoso paso por el fútbol de los años ochenta.

Con Ardiles como bandera de un club que abrió como ningún otro las puertas del fútbol inglés para los jugadores extranjeros, el Tottenham besó la gloria en dos recordadas finales de la FA Cup frente al Manchester City y el Queens Park Rangers. En 1981, el delirio llegó para la afición de los Spurs con los dos goles de un compatriota de "Ossie" Ardiles, Ricardo Julio Villa, en la repetición de la final; uno de ellos fue elegido como el mejor de la historia de las finales de la Copa de la Football Association.

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Antes de la Guerra de Las Malvinas, conflicto que representará un antes y un después en la vida de Osvaldo Ardiles (perdió un primo durante la contienda bélica y salió del club tras el mundial de España 82, aunque volvería más tarde), los aficionados del Tottenham tuvieron la posibilidad de ver a su equipo compitiendo frente a los mejores conjuntos del viejo continente. Tan solo una pifia monumental (una más de un cancerbero inglés) de Ray Clemence en el partido de ida de las semifinales de la Recopa 1981-82 frente al Barcelona, y una discutida actuación del colegiado alemán Siegfried Kirschen, evitó que el conjunto londinense pudiera llegar a la final. Los de Keith Burkinshaw se tomarían cumplida venganza dos años más tarde ganando la Copa de la UEFA (la del soborno a Guruceta en semifinales por parte del Anderlecht), nuevamente con Ardiles en la plantilla.

El Tottenham ha aprendido a asumir sin traumas sus derrotas en Old Trafford. Desde 1989 no consiguen vencer en el Teatro de los sueños, es decir, nunca desde la constitución de la Premier League pudieron ganar en el estadio del Manchester United; una maldición que parece haberles elegido como chivo expiatorio, recayendo sobre su trayectoria histórica una sequía de títulos y finales que ha generado mucha ansiedad sobre los aficionados del club.

Desde 1989, el Manchester United vivió el periodo más estable de su historia, convirtiéndose en uno de los emblemas del fútbol mundial; compite en otra dimensión respecto a los Lilywhites. Pero lo que de verdad escuece en Tottenham es la comparación con su rival histórico, el Arsenal. Los Gunners, a pesar de las acusaciones sobre su irregularidad competitiva, ganaron 5 ligas, 5 copas y jugaron 4 finales europeas en este periodo de tiempo. Los números de los Spurs se antojan casi ridículos ante ellos, ya que solo en la Copa de la Liga pudieron disfrutar de algún éxito aislado. Desde 1991, fecha de su último título en la FA Cup, no volvieron a estar en el partido más importante del año en Inglaterra, y por supuesto, no asomaron la cabeza en la lucha por algún trofeo europeo. El Tottenham quiere cambiar la historia, volver a ganar en Old Trafford podría ser un buen comienzo.

Para recordar una derrota en liga del Manchester United ante el club londinense en su estadio, hay que remontarse a los tiempos de la League Division One, concretamente al 16 de Diciembre de 1989. Los Spurs eran dirigidos por Terry Venables, que había llegado a Londres tras su paso por el Barcelona. El técnico quedó profesionalmente marcado tras su estancia en España, lo demostró llevándose al canterano Nayim a su equipo y más tarde incorporando también a Lineker, pupilo suyo junto al galés Mark Hughes en su aventura ibérica.

Gary Winston Lineker protagonizó un auténtico culebrón en el verano de su fichaje por el Tottenham. Cuando todavía jugaba en las filas del Barcelona, fue el primer futbolista inglés que ganó un título europeo tras la tragedia de Heysel. La Recopa de Europa de 1989 tuvo sabor agridulce para Gary, ya que aquella final de Berna significó la división del barcelonismo hacia su persona, y sería el inicio del fin de su trayectoria en el club azulgrana. La afición le demostró su cariño, pero Johan Cruyff optaba por prescindir de sus servicios a toda costa. El fichaje de Ronald Koeman precipitó los acontecimientos, y Lineker fue ofrecido a media Europa durante el final de la campaña 1988-89. Se habló de la Juventus, de la Fiorentina, del Monaco, del Manchester United e incluso del Valencia, en una hipotética operación que incluía un trueque con la estrella "ché" Fernando Gómez. Finalmente, el interés de Venables fue decisivo, y Gary Lineker volvió a las islas británicas desatando una auténtica tormenta de ilusión en los supporters del Tottenham. La venta de abonos se disparó, mientras las previsiones auguraban la mejor de las suertes para los spurs; muchos apostaban que con el máximo goleador del último mundial en sus filas, el Tottenham podría optar por fin a ganar la liga. Para Lineker, jugar allí supuso todo un reto y una motivación extra para llegar en buenas condiciones a la Copa del mundo de Italia 90.

El Tottenham contaba con un conjunto muy poderoso en el que destacaban el veterano lateral irlandés Chris Hughton, el esperanzador Nayim y la nueva sensación del fútbol inglés Paul Gascoigne, del que Ferguson había declarado que no firmarle para el United había sido uno de sus grandes errores. A Lineker le costó readaptarse al fútbol de su país y vivió momentos duros en el comienzo, muy en la tónica del equipo, que cayó a puestos de descenso en la quinta jornada. Pero más tarde, el delantero lideró la remontada de un conjunto que terminó el campeonato en una brillante tercera posición y con Lineker como máximo goleador.

En Diciembre de 1989 se imponen en Old Trafford gracias a un tanto de Lineker. La vida parece sonreir al conjunto del norte de Londres. Todo lo contrario que al United de Alex Ferguson, que está muy cerca de tocar fondo. Pero las trayectorias de ambos conjuntos tomarán rumbos muy diferentes en el futuro. La época Venables-Lineker-Gascoigne vivirá su punto culminante en 1991 con la conquista de su última FA Cup; a partir de ese brillante momento, el Tottenham se convertirá en un segunda fila del fútbol inglés y rozará en ocasiones lo vulgar.

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La inversión económica como arma y el espíritu de una tradición ganadora, deben demostrar si este Tottenham está en condiciones de repetir las hazañas de los Ardiles, Villa, Lineker y compañía. Mientras tanto, tendrán que conformarse con recordar aquel 0-1, el día en el que Gary Lineker liberó las telarañas de la portería de Old Trafford...

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