Tigres versión Premier

hull_city_1992.jpgLas lágrimas de Dean Windass lo decían todo. No eran lágrimas de tristeza ni de decepción. Todo lo contrario. Eran las lágrimas de un veterano, de un auténtico perro viejo de esos que tanto se ven dentro de las divisiones menores del fútbol inglés, que todavía no podía creer lo que había conseguido. Esa perfecta volea que "Deano" conectó en el minuto 39 del encuentro ante el Bristol City por el hombre de casi 40 años significará la primera vez en la Premier League británica para el Hull City, un equipo que tiene como máximo logro haber alcanzado las semifinales de la FA Cup allá por 1930. Más de 100 años después de su fundación, un hombre nacido y criado en la institución lo haría posible. No eran para menos las lágrimas de Dean Windass, un tío duro y rocoso, famoso por sus desplantes en el terreno de juego y por haber recibido tres tarjetas rojas en un mismo juego cuando estuvo en el Aberdeen.

El equipo de los "Tigers", de una ciudad de alrededor de 250.000 habitantes llamada Kingston Upon Hull, tendrá el honor de recibir en su estadio de una capacidad de poco más de 25.000 espectadores (algo así como el 10 por ciento de la ciudad) a Manchester United, Chelsea, Arsenal, Liverpool o Aston Villa, por poner unos pocos ejemplos. Y sus jugadores tendrá la oportunidad impagable de ser los testigos privilegiados de la primer campaña del combinado naranja en la máxima categoría del fútbol inglés. Un placer que no muchos se han podido dar. Y un placer que Dean Windass, el héroe del ascenso, se podrá dar si es que su cuerpo más cerca de un pub que de un verde césped se lo permite. Es que él lo debe disfrutar como pocos: volvió al club que lo vio nacer para ponerle de colofón a su carrera nada menos que su primer estadía en la Premier.

El inframundo de las divisiones menores del fútbol inglés es realmente apasionante. Un sitio en donde el fervor futbolero parece circular bajo las reglas de esa antigua modalidad del "boca en boca" por su escasa difusión, pero al que le importa un bledo la poca prensa que tiene. De hecho, vale la pena detenerse en este detalle: era la primera vez de estos dos equipos en Wembley y, sin embargo, casi lo completaron en su totalidad. Y estamos hablando de dos conjuntos que en su vida jugaron una liga de primera división. El fútbol inglés es un ejemplo de fidelidad y de constancia a la hora de alentar a sus equipos. Más de uno (incluso yo mismo) se sorprendería con la media de espectadores que varios equipos del ascenso británico tienen en su haber.

Y así es como el Hull hará lo imposible por permanecer en la máxima división del fútbol inglés. No les resultará nada fácil conservar su sitio en dicha divisional, pero dudo que lo hagan peor que el Derby County durante este año. Si la magia de Jay Jay Okocha se reactiva, mantienen la base del ascenso e invierten bien los millones que tengan disponibles para fichar, tal vez otra temporada en la elite británica no será algo imposible. Eso sí, si quieren que todo les resulte más fácil, tendrán que empezar a calzarse nuevamente ese delicado trozo de tela haciendo honor al apodo del club que supieron emplear allá por 1992. Que no tengan la menor de las dudas que si llegan a utilizar nuevamente la impactante elástica atigrada que se muestra en la imagen pueden aspirar a muchísimo más. ¿Se imaginan al Hull jugando competiciones europeas con esa camiseta digna de Gary Glitter? Soñar no cuesta nada...

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