Sarri y el desafío de la diversidad...

La Juventus le ganó al Inter en uno de los clásicos italianos. La Vecchia Signora busca un idioma para darle otra fase a su juego.

La motivación es uno de los componentes más importantes dentro del ámbito deportivo. Sin embargo, la motivación debe partir de la ruptura de lo yoico, de lo unitario. Porque cuando uno esta al frente de un grupo de futbolistas y más aun si estos mismos tienen principios diversos, es pertinente que esa motivación que tiene uno, no sea trasladada y abordada al jugador de forma unilateral. De esta manera, a partir de estas multi características, el entrenador debe encontrar una armonización para que los intérpretes que están inmersos dentro de las condiciones de juego, exploten sus virtudes.

En esta era de la globalización cada vez es más difícil protocolizar o esencializar que idiosincrasia corresponde a determinado país. Se podrá decir que en Italia esta embalsamado el Catennaccio. Pero en estas épocas difamadoras de fronteras, es difícil generar taxativos como: “esta es la nuestra”. Porque, yendo a por caso, en la Juventus, es captado Pjanic en el eje del campo, porque Betancour y Dybala vienen añadidos de capacidad creativa, porque Cristiano Ronaldo y el “Pipa” Higuain construyen todo tipo de movimientos por el frente de ataque para desmarcarse, crear simetría, romper líneas, construir espacios para otro compañero. Como para tirar nombres de diversos paises, con diferentes vivencias, con diferentes esencias, que hacen dificil ser tajante cuando hablamos de esencialidades.

Es en esta época, donde los mejores entrenadores son los que gestan las diferentes culturas, los diferentes lenguajes, las diferentes personalidades, las diferentes virtudes-defectos. Reconocemos que Sarri tiene sus primicias: jugar a uno o dos toques, manejar los ritmos, que en la medida posible se logre el caos organizado, producir sociedades en un sector, con jugadores separados que anchen el campo para luego conformar complementariedades en otras partes del campo, delanteros líquidos que se muevan para quitar referencias y estimular las superioridades numéricas, encontrar el hombre libre, etc.

Es por esto que estos principios deben partir, claramente, de una idea que seduzca y toque en la tecla de cada jugador, porque cuando los futbolistas no están convencidos del idioma que se quiere llevar a cabo, es donde cada uno toma sus propias decisiones y es ahí donde las características no se ven armonizadas, sino que se entra en un sistema anárquico. Y ese desafío es el que tiene Sarri: armonizar.

Debido a esto, si el entrenador italiano logra comprender sus propias herramientas, podrá conformar una gran Juventus. Porque es verdad: la materia prima es importante para alcanzar el éxito. Pero el fútbol aún tiene sus propias reglas y se ha demostrado que el dinero aun no ha llegado a lo que reproduce el juego y las identidades competitivas.

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