Destrozando el paradigma de la adaptación

El mexicano fue esa luz que iluminó a un Nápoles decaído ante el resultado negativo en la primera mitad ante la Juventus

Hhirving Lozano anotó gol en su debut en la Serie A. FOTO: NÁPOLES Hhirving Lozano anotó gol en su debut en la Serie A. FOTO: NÁPOLES

Pese a solo tener unos minutos con la franela celeste puesto, el impacto que tuvo Hirving Lozano contra la Juventus de Turín ha sido maravilloso. Pese a que no se pueden sacar conclusiones absolutas a partir de unos pequeños compases, aunque muchos de destaquen por hacerlo sea para bien como para mal, su debut en el Nápoles en un escenario tan complicado (0-2 abajo en el medio tiempo) y un contexto dificilísimo (el conjunto partenopeo se sentía derrotado) fue maravilloso, hasta el punto de estar a solo minutos de ser el baluarte de la remontada que se terminó diluyendo con el gol en contra de Kalidou Koulibaly.

El Cucky, quien ingresó en el medio tiempo por Lorenzo Insigne, cumplió una función clave dentro de la dirección de campo que realizó Ancelotti para emparejar el partido y encontrar generar ventajas para el desequilibrio de los jugadores más habilidosos. El mexicano entraría para jugar entre líneas en el carril central pero siempre desmarcándose hacia la banda derecha con la intención de aprovechar los desplazamientos de José María Callejón, quien actuaba con mucho orden en el sistema defensivo y llegando por sorpresa en zonas donde la Juventus se mostró vulnerable.

Dominando cada duelo individual, con apariciones en el carril central para generar líneas de pase a sus compañeros y cayendo a banda derecha para buscar superioridad numérica, consiguió darle un plus competitivo, y táctico, al Nápoles que compitió mucho mejor, comenzó a generar más peligro asociado y amenazó constantemente en cada transición. Sus toques e intervenciones, pese a no ser las más deliciosas y deslumbrantes, sirvieron para mejorar la versión ofensiva de un equipo que, antes de su irrupción en el partido, no podía salir del dominio de su contrincante.

Con tan solo 18 toques de la pelota (contactos en sí), Lozano consiguió amenazar constantemente las espaldas de Miralem Pjanic y activar zonas en el carril central que los de Carlo Ancelotti utilizaron para predominar en la fase del encuentro donde consiguieron empatar el encuentro. Más allá de lo que aportó a nivel colectivo, partiendo por una zona que no es natural para él, dejó detalles individuales barbaros, hasta penalizando a Mathijjs De Ligt en su primer partido en la Serie A.

Liberado para moverse, ejecutar y ser determinante, el mexicano dio su primer golpe en su nuevo club, dejando la sensación de que es la pieza que le faltaba al ataque partenopeo para competir ante los más grandes del país de la bota. Destrozando el paradigma de la adaptación y aclimatación al entorno/contexto, El Chucky mostró el descaro y atrevimiento ante la adversidad necesaria para que su nuevo equipo, pese a no jugar bien en largos pasajes del encuentro, rozara la heroica ante uno de los mejores equipos del mundo. Un golpe de autoridad que, pese a no ser necesario, confirmó que él no viene a ser suplente y que está capacitado para liderar a un equipo con aspiraciones importantes.

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