Edison Cavani: el salvaje que nunca se olvidó de la pelota

Uruguay le ganó a Chile en la última fecha del grupo C y enfrentará a Perú. El único gol del partido lo realizó Edison Cavani, que está en un nivel pletórico. 

Hay ideas, idiosincrasias, paradigmas que se ven reflejados en un rostro, en una persona. Uruguay dentro del mundo de las ideas, configura jugadores que sienten orgullo por la garra charrúa, por el redoble de apuestas, por la imposición física, por el determinismo. Edison Cavani encarna todo esto. Pero también mucho más.

El delantero uruguayo es un salvaje, pero sin relegar la pelota como extensión. Es de esos futbolistas que pueden ser una punta de lanza. Se siente cómodo estando en solitario: tiene potencia, determinación, velocidad, rapidez, cambio de ritmo, ataca bien los espacios. Pero además no se desordena con el balón en los pies y con opciones de pase que tenga alrededor.

A partir de este punto, vislumbramos que Cavani es mucho más que capacidad goleadora y capital físico. Es un delantero que sabe deambular por la línea defensiva, estando estático o caminando para estar fresco ante la lectura que requiera la jugada en ese momento, fija a centrales rivales para generar espacios en zonas intermedias, marca bien el pase para ser asistido, es detectable para el poseedor, se mueve por todo el frente de ataque para recepcionar y pasar.

Hemos llegado a la tendencia de reducir al delantero en su función goleadora. Cada vez menos, pero sigue estando esta tradición. Y mucho más en épocas donde la estadística de goles aumentó y convirtió a futbolistas en leyendas. Pero Cavani posee dentro de su repertorio la capacidad de descolgarse, de formar parte del juego asociado, de sacarse adversarios de encima, de realizar movimientos para crearle espacios a sus compañeros, de estimular las transiciones de ataque-defensa y defensa-ataque, de tener compromiso con el juego.

En estos últimos años, el uruguayo ha sido el pistón del alto rendimiento de la selección uruguaya. Un jugador que no se toma licencias. No es ese genio que puede romper cualquier método en 3 segundos. Es un ente que esta construyendo todo el tiempo oportunidades y posibilidades para sus compañeros. Tanto en el plano defensivo como ofensivo. Cuando todos ya han disminuido su fuente física y mental, él sigue estando con el tanque apto para ser una amenaza para la última línea defensiva, para realizar colaboraciones inmediatas, para tener lucidez en las acciones de juego.

El orgullo esta puesto siempre en estos jugadores. Lo mejor siempre esta por venir. Lo importante es la jugada siguiente. Puede fallar, fallar, pero nunca desaparece, nunca deja de tomar decisiones, de intentarlo, de intervenir, de formar parte del sentir, pensar y ejecutar del colectivo. El fútbol es una cuestión de fe para él. Pero a la vez nunca abandonando la pelota como instrumento.

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