El estratega infravalorado

El nacido en Livoro abandonará Turín como el tercer entrenador con más títulos en la historia de la Vecchia Signora por detrás de Trapattoni y Lippi.

Después de cinco temporadas con la misma cantidad de títulos en la Serie A, Massimiliano Allegri dejará de ser entrenador de la Juventus de Turín, donde dejó una marca impresionante con 11 títulos a nivel local (Serie A, 4 Coppa Italia y 2 Supercopa de Italia.) convirtiéndose en el tercer entrenador más ganador en la historia de Vecchia Signora solo por detrás de Giovanni Trapattoni (14) y Marcelo Lippi (13). Además de convertirse en el segundo máximo ganador en la historia del Calcio con seis títulos (agregándole el que ganó con el AC Milán en la temporada 2010-12), solo por detrás del mismo Traparroni (7) pero siendo él quien más veces lo ganó de manera consecutiva (5). Su legado a nivel de títulos ha sido maravilloso, dándole una continuidad a lo que dejo Antonio Conte y otorgándole ese plus competitivo que los ha llevado a mantenerse en el reinado por media década más.

Pero, más allá de tocar el metal, Allegri demostró tener la capacidad para renovar año a tras año a su equipo, para buscar soluciones a corto y mediano plazo a nivel táctico y que ha enriquecido a nivel táctico a una Juventus que, pese a tener una plantilla ampliamente superior a todos los equipo de la Primera División italiana, siempre logró sobrellevar diferentes situaciones en la temporada gracias a sus intervenciones desde la pizarra. Pero, como se ha convertido en una costumbre dentro de los grandes proyectos, los resultados en la Liga de Campeones de Europa ha condicionado a manera su estancia, temporada tras temporada, en Turín.

Pese a casi tocar la gloria en dos oportunidades (2015 cuando pierde la final contra el FC Barcelona de Messi, Suárez y Neymar, y en el 2017 cuando perdió el último encuentro ante la mejor versión del Real Madrid de Zinedine Zidane y Cristiano Ronaldo), el nacido en Livorno siempre se vio condicionado por no poder levantar la Orejona, minimizando así cada título obtenido a nivel local, dejando la sensación de que se ha convertido en una obligación levantar los títulos que se disputen en Italia, como si fuera sencillo mantenerse por media década en un nivel tan alto. Además de nunca ser valorado, por la gran mayoria, como un entrenador de primer nivel pese a que ha demostrado ser un intervencionista de otro nivel con un dominio de la puesta en escena, dirección de campo y planteamientos previos.

Pero, más allá de lo antes mencionado, Allegri ha demostrado en Juventus que es un entrenador de la elite que tiene la capacidad para liderar un proyecto con aspiraciones importantes y darles ese plus táctico necesario para competir en escenarios más potentes. Sin olvidarnos de que, pese a contar con un plantilla superior al resto, ha tenido que meterle mano constantemente a su equipo, introduciendo nombres nuevos, cambiando de sistema y de roles dentro de una misma idea. En el 2014-15 (primer año post-Conte) cambia el 3-5-2 de Antonio para utilizar un 4-3-1-2, con el que podía alinear en el mismo once a Andrea Pirlo, Paul Pogba, Claudio Marchisio y Arturo Vidal en el medio campo, por detrás de Carlos Tevez y Alvaro Morata. Una temporada después, con la salida de Tevez, Pirlo y Vidal, volvería al 5-3-2 con la incorporación de Paulo Dybala como segunda punta junto a Mario Mandzukic, con Sami Khedira junto a Pogba y Mmarchisio en el mediocampo, el regreso de la BBC (Barzagli, Bonucci y CHiellini) en la central y con Alex Sandro y Juan Guillermo Cuadrado actuando como carrileros.

En la 2016-17, donde llega por segunda vez en tres años a la final de la Liga de Campeones, con la llegada de Gonzalo Higuaín, Dani Alves y Miralem Pjanic, alinea un 4-2-3-1 bastante sólido con el que consigue arrasar a todos los conjuntos que se le toparon en el camino en la Champions League. En la temporada pasada, con la llegada de Blaise Matuidi, forma un 4-3-3 con el francés acompañando a Pjanic y Khedira en el triángulo del medio por detrás de Mandzukic, Higuaín y Dybala. En la actual, que está a punto de terminar, tuvo que cambiar de idea, por la presencia de Cristiano Ronaldo, pero no de dibujo aunque, en muchas oportunidades, la Juventus pasaba a jugar en un 4-4-2 con Mmanduzkic acompañando al portugués, Matuidi desplegándose a banda y Emre Can acompañado a Pjanic en el eje. Cinco temporadas de cambios constantes que, pese a tener sus aristas, siempre fueron ampliamente competitivos en todos los escenarios.

La salida de Allegri de Turín significa un antes y un después dentro de la entidad dirigida por Agnelli que, después de tanto tiempo, tendrá que buscar en el mercado de entrenadores un nombre que pueda confeccionar un equipo capacitado a ganar la Orejona, título que desea desde su llegada. Pero parece difícil, por lo menos antes del final de la temporada 2018/19, que se pueda contratar alguien que supere lo hecho por el nacido en Livorno.

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