El Real Madrid: la vulnerabilidad no reconocida

El Real Madrid cayó en el partido de vuelta de los octavos de final de la Champions League, por 4 a 1, frente al Ajax y quedo eliminado.

Mirando al Real Madrid contra el Ajax, me disparo una teoría: el perder no tiene la misma connotación para el conjunto grande que para el equipo menos opuloso. Las instituciones grandes tienden, mucho más, a no llevarse bien cuando están perdiendo. No están habituados a los malos momentos y cuando se ven vulnerados, se desequilibran, pierden el eje y dejan de sostenerse. No normalizan la vulnerabilidad. Los equipos menos opulosos, se adaptan fácilmente a las situaciones adversas, las aceptan con mayor facilidad, porque conviven con ella, la reconocen. La licencia para perder esta mas emparentada con el segundo caso que con el primero.

El Ajax salió al Bernabéu con ese espíritu deportivo. Ese espíritu tan emparentado con el deportista balcánico, que puede estar perdiendo, viéndose en malas condiciones, siendo desbordado, pero no suelta, se agarra todo el tiempo de algún lado hasta encontrar que los buenos momentos aparezcan. La lona no es la primera opción. Sigue sosteniéndose, no se desmorona, aceptan la fragilidad, la volatilidad dentro de un mismo encuentro.

Me acuerdo, yendo a por caso, ese partido histórico de vóley, donde Rusia perdía la final contra Brasil por 2 sets a 0 en la final de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Termino con éxito ruso por 3 a 2. Real Madrid careció de este condimento. El primer gol, trajo preguntas, películas, incertidumbres que nunca pudo administrar. Que nunca pudo suturar. Se volvieron conscientes. Desnormalizaron la derrota, los momentos endebles y no tuvieron un sostén del cual poder agarrarse, porque el equipo merengue lo que no ha tenido es el estilo, el poder simbólico del cual sujetarse hasta que vengan tiempos mejores. Cuando la identidad esta en crisis, el ganar te da una plataforma. Sin embargo, el futbol es volátil. Hay felicidades y tristezas. Nos encontramos con alegrías y angustias. Cuando los malos momentos se hacen presente, es donde un equipo entra en confusión.

La idea de un conjunto es primordial para el jugador de futbol. No solo para mejorar sus condiciones de juego, sino también para encaminarlos a un funcionamiento que no los haga deambular por el campo. Cuando no encuentra una idea madre, el jugador comienza a tomar decisiones por si solo. Unos quieren ser astutos, otros más conservadores, algunos tienen un umbral mucho más consolidado, otros que se encuentran bloqueados. Es en ese entorno, donde no hay un ecosistema que arrope al talento.

Es lógico que un equipo que ha pasado por tantos éxitos en los últimos tiempos, como el Real Madrid, se vea en un momento de debilidad. Los momentos no son definitorios. Un equipo es un ser vivo. No es una foto fija. Avanza, retrocede. Crece, decrece. Tiene vaivenes en los estados de ánimo. Decae en rendimientos y carácter. Ante estas necesidades que van apareciendo, uno debe tener la maleabilidad de reconocerlas, pulir lo que se tiene y cimentar lo que se perdió.

Sabemos que el Real Madrid se emparentaba mucho más con el jugador, con el héroe, que con el juego. Sin embargo, la pregunta es: ¿qué hacemos cuando nos vemos derrotados?, ¿en que nos sostenemos?. La derrota deportiva es la nada sin más. Es ahí, donde la identidad nos permite sujetarnos hasta que vengan tiempos mejores.

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