El eterno menospreciado
Fabregas siempre fue una pieza fundamental en todos lo equipos que llegó y, sin duda alguna, un jugador diferente. De otro nivel.
Pese a no ser el fin de su carrera, todo parece indicar que, después de su despedida de Stamford Briegde, rodeado de aplausos y con lagrimas en los ojos, Cesc Fabregas, uno de los últimos jugadores activos de esa histórica camada española y de La Masia, está a solo un paso de dejar el fútbol. Su destino está en Francia pero, la sensación que deja es que, las botas están cada vez más sueltas.
Cesc, diminutivo par Francesc, ha sido de esos que, pese a ser siempre una pieza fundamental en el conjunto que integró, parecía siempre ser visto de reojo, con un recelo y con una predisposición hacía sus habilidades. Parece ser de esos jugadores que siempre tendrá un asterisco al lado de su nombre y que, sus grandes actuaciones, siempre serán menospreciadas por un sector. Aunque fuera él quien le diera el pase a Andrés Iniesta en la final contra Holanda en 2010 o siendo el suplente ideal de Lionel Messi en la posición de falso nueve en la etapa de Pep Guardiola, donde mostró contar con esa capacidad asociativa para cuajar en el mejor equipo del mundo en ese momento.
Fabregas, producto de una de las mejores canteras del mundo, fue un jugador que vivió su etapa de madurez muy pronto. En Arsenal, primer destino importante de su carrera, aprendió de compañeros como Patrick Vieira que, cuando este fue transferido a la Juventus de Turín, le dejo su puesto como titular en la medular. Su rendimiento siempre fue alto hasta que, en 2008, le dieron la capitanía. Su corta edad y capacidad de liderazgo, en una posición tan complicada, sorprendieron a todo el futbol ingles. Todo ello, y sus buenos rendimientos en la Liga de Campeones, le dieron la oportunidad de dar el salto, en el 2011, al FC Barcelona donde, por lo menos en la previa, parecía ser el suplente ideal de Xavi o Iniesta en el puesto de interior. Con el tiempo, debido a su capacidad de vaciar el área pero también a la hora de definir, ganó dividendos para ser el suplente del rol que ocupaba Messi.
Era ese 12 hombre para Guardiola. Era la versión futbolística de Manu Ginobili en el San Antonio Spurs de Greg Popovich. Él era un cambio seguro en cualquier posición tanto así que, para independientemente del jugador que sería reemplazado, el ingresaba y el esquema de acomodaba. Después de tres temporadas, decide regresar a Inglaterra pero, en esta oportunidad, al Chelsea, eterno rival de ciudad de Arsenal y donde formaría parte de dos equipos campeones: el de José Mourinho y el de Antonio Conte. Ahora, después de 198 partidos, 2 goles, 55 asistencias y cuatro títulos importantes, deja el Reino Unido y viaja a Francia para ayudar a su amigo Thierry Henry y al Mónaco que está al borde del descenso.
Explicar la importancia y el impacto que ha tenido Fabregas en el fútbol es difícil de explicar, sobre todo entiendo que tiene muchos detractores que minimizan su impacto y calidad. Por ello es mejor leer las declaraciones de Eden Hazard, uno de los mejores jugadores del mundo y compañero de Fabregas en toda su era del Chelsea: "Puedo decir que tuve la suerte de jugar con él durante 5 años. Juntos ganamos el doble. Grande dentro y fuera de la cancha. Un gran amigo mío. Solo admiración”.