Guardiola vs Klopp: la vertiente de la posesión y el espacio
El City y el Liverpool se enfrentaran este jueves en el Etihad. Guardiola y Klopp se han cruzado 15 veces. Saldo positivo para el alemán.


Cuando Guardiola arribo al Bayern Munich, uno de las premisas que tuvo que asimilar eran no solo las herramientas propias, sino también la idiosincrasia de los equipos alemanes. Dentro de ese análisis, tuvo que competir contra el Dortmund de Klopp. Un rival que requería estar al tope de la competencia. En ese duelo táctico, se llegó a atomatizar al fútbol en dos vertientes: el juego de posesión y el juego al espacio. El primero era ligado al catalán y el segundo al alemán.
El Dortmund, como también el Liverpool de ahora, tienen similares registros del juego: ceder la posesión, morder y cambiar de ritmo con posiciones fijas o no fijas. Los movimientos al espacio de los equipos de Klopp son vitales para distraer, para crear espacios, para atacar al vacío, para generar señuelos y engaños al equipo contrario. Sin embargo, rotular al alemán en solo robar la pelota y montar contragolpes, es reduccionista. Jurgen tiene dentro de su catalogo de juego diferentes conceptos: presión en diferentes zonas del campo, volantes y laterales que se desprenden y acompañan con fuerza y agresividad el ataque ofensivo, centrales que marcan hacia adelante, que leen intenciones del rival y anticipan, equipo que busca viajar juntos a través del pase para estar en cohesión entre líneas y recuperar tras perdida en ataque. Un equipo que somete al rival con su presión y que lo fuerza al error.
Por el lado de Guardiola, su juego de posesión busca trascendencia. Los principios ponen el acento a tener pocas posiciones fijas, a no ser previsible, que el círculo de influencia del jugador no sea cerrado sino abierto. La idea de la circulación, el pasarse la pelota entre unos y otros tiene que estar íntimamente ligado a la circulación rápida de la pelota, a las rotaciones, a la movilidad, a la aceleración, al cambio de posiciones, a la distracción, a no quedarse en posiciones originales, a la utilización de la pelota con un objetivo en concreto. Pero como Klopp, el español es camaleónico, flexible. Su juego táctico es instrumental. Debe estar al servicio del jugador y no al revés. Es ahí, donde en equipos como el Manchester City, Pep reconoce que posee jugadores veloces como Sane, Sterling y futbolistas aptos técnicamente como Silva, De Bruyne, Agüero, Bernardo Silva o Gundogan que estimulan las transiciones de defensa-ataque.
Cabe recalcar que se presentan algunas claves a tener en cuenta para el partido que se disputara en el Etihad, este jueves. La idea madre de cada equipo son primordiales. Pero también lo son las fortalezas y las cualidades del rival. Radiografiar que es lo que tiene el contrario para presentarme, es otorgarle a tus jugadores elementos y principios del rival para poder vulnerarlo.
Como dijimos, el Liverpool es un equipo que presiona en diferentes puntos de gestación del equipo contrario. Eso dificulta las progresiones, el escalar paso a paso hasta campo rival, en situar a posibles receptores perfilados. Pero también tiene la capacidad de colocar jugadores por delante de su arquero, encerrándose bien juntos entre líneas.
El Manchester City se puede encontrar con virtudes y defectos, ante ese escenario. Los defectos en situaciones de presión inmediata y agrupada o de encasillarse hacia atrás como puede realizar el Liverpool, se vislumbran en no poder decodificar los espacios reducidos, en no poder tocar y pensar rápido y en el exceso de pases burocráticos, al pie y horizontales. A estos defectos deben nacerles virtudes que están ligadas a situarse en campo contrario y a encontrar rendijas a través del juego al espacio. Generar anzuelos para fabricar claros, realizar diagonales, pases que tengan un objetivo opuesto al pensado, atraer al rival para construir espacios por detrás de ellos que deben ser aprovechados por los volantes, los extremos y el punta descolgado.
Otros de los puntos a tener en cuenta, es el talento. Hay ciertos puntos del juego, en donde la influencia del entrenador y la convicción por la construcción del juego y la recuperación de la pelota, no inciden. Lo innato tiene que salir a flote. Las paredes, el filtrar un pase, el remate, el amago, la improvisación para romper con lo que se quiso ordenar con antelación al partido.
Hay expectativas para ver este partido en su puesta en escena. Las expectativas se acrecientan con los indicios presentados: Klopp y Guardiola, el talento dentro de la cancha, lo presentado en relación al juego. Un partido que invita al disfrute.