Cristiano Ronaldo: la vanidad en su justa medida

Cristiano Ronaldo volvio a irrumpir en una serie de UEFA Champions League con 3 goles. Sigue cumpliendo con su afan competitivo.

El jugador de fútbol requiere de una zona de confort para poder hacer florecer sus condiciones de juego. Cuando busca esa zona de confort es para tratar de pertenecer a un lugar. Cristiano Ronaldo esta temporada arribo a la Juventus por 112 millones de euros. El futbolista en su proceso de adaptación debe asimilar algunos elementos: nostalgia de lo que dejo, el precio por el cual pagaron, nueva cultura, jugadores con peculiaridades diferentes, desde la personalidad hasta la relación con el juego. Es en ese proceso donde se vislumbra al verdadero talento, que termina mimetizándose de la mejor manera al contexto que lo rodea.

Por otra parte, el futbolista también debe leer en que momento se encuentra parado. Tener la clarividencia y la anticipación de los hechos para comprender como se siente dentro de su entorno, si esta saturado, si lo que le rodea le inspira confianza para seguir, si es tiempo de cambiar de ecosistema para poder seguir reciclándose. Y bien sabemos que el jugador es por los objetivos que se propone. Y la Juventus, como lo fue en su tiempo el Real Madrid, tiene premisas de equipo grande, con grandes expectativas. Y las expectativas se cumplen desde la calidad y el carácter. Dos cualidades que Ronaldo cumple.

Al portugués se lo ha catalogado de vanidoso, egocentrista, narciso, que otorga una mala imagen para los demás. Si nos concentramos en lo sustancial y no en lo superficial, Ronaldo otorga una luz para aquellos que quieren sostenerse en este mundo del fútbol tan volátil. Su rutina alimentaria a raja tabla para generar hábitos saludables y mantenerlo en forma en la competencia y en el tiempo, sostener su capital fisico sin perder agilidad, su capacidad de superación, de ambición, de vaciarse para querer cada día algo nuevo, hacen de este jugador una bestia competitiva.

Ronaldo, a sus 34 años, también fue agregándole a su catálogo de juego nuevos repertorios. Sigue siendo un jugador elástico, que se desprende bien del piso, arma bien el cuerpo para quedar consistente en el aire y hace el gesto técnico adecuado para cabecear. Sigue teniendo un remate con trayectoria indescifrable. Sigue teniendo esas zancadas largas para atacar a los espacios y ser profundo. Mantiene todavía el área como su hogar y el gol como especialidad. Pero es un jugador que le fue agregando cada día más a sus archivos, un juego de periferia. Sus movimientos por todo el frente de ataque (de afuera hacia adentro, horizontal y vertical), sus desmarques de ruptura para activar el ataque y de apoyo para darle continuidad al juego, le permiten a un equipo, ser un conjunto no solo agresivo sino también con cohesión.

En el Real Madrid, Ronaldo era un jugador que no entraba tanto en contacto con la pelota. La pelota, el marco del tempo y la construcción del juego lo proporcionaba Modric, Kross, Isco. El portugués era un jugador de apariciones fugaces, de remate, de sentencia. Lo fuimos viendo en los últimos momentos en el equipo blanco, como jugador de área. Ahí aplicaba todo su instinto, su intuición, su calidad técnica, su destreza física. Donde olía sangre, ahí era letal y decisivo. Sin embargo, en la Juventus, el equipo necesita mucho más de su participación en el juego. Si bien no es un estratega; coopera, forma parte del circuito de juego, alimenta el control y el dominio. De esta manera, el equipo puede situarse en campo rival. Ronaldo al estar al servicio del juego, permite que el equipo de Turín no solo monte campamento en campo rival, sino que le permite al lusitano realizar trayectos cortos para llegar a zona de definición y también le permite a la Juventus estar todos juntos para poder tener las lineas bien relacionadas.

Decíamos al principio que a Ronaldo se lo criticaba por ser vanidoso. Tal vez aquello por lo que se lo critica, sea una de las virtudes que ha tenido en su carrera. La vanidad o el ego no es malo si se lo condimenta en su justa medida. La vanidad sin exceso te permite superar obstáculos, desafiar al público para no inhibirte, a sacar el orgullo en tiempos difíciles, a no entrar en la confusión. Y dentro de este mundo del fútbol, donde el marketing cada día más se esta metiendo dentro de la cancha, la vanidad en su justa medida, alimenta la superación y la superación no te quita disciplina. Esa disciplina que es tan fácil de perder en tiempos de negocio.

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