Juventus: La última oportunidad
La Juventus está ante su última gran oportunidad en muchos años de reclamar su lugar entre los gigantes del planeta. La Champions marca su destino.
Es el equipo con más títulos en toda la historia del fútbol italiano, es el último de los ‘grandes’ del país que logró reinar en Europa (tras Inter y Milan) y, sobre todo, ha sido el que mejor analizó, investigó y reaccionó ante la avalancha de negatividad que haría sucumbir a la Serie A. La Juventus es el pequeño rayo de luz y aire que un baúl viejo, desgastado e inservible para muchos, aún recoge entre sus fisuras. El equipo turinés sufrió durante años diversos baches administrativos que penalizaron sus malas estrategias deportivas para reinar en Italia pero, pese al golpe anímico e histórico de tener que reactivarse desde un descenso, desde una plantilla que sufrió todo tipo de fugas y desde el desequilibrio financiero que eso le supuso, aquellos años de sudor, le hicieron replantearse cuestiones que hoy son absolutamente determinantes para su subsistencia, casi exclusiva en el país, entre los grandes del fútbol europeo y mundial. Su descenso y reiniciación como entidad en muchos sectores y estamentos del club, le sirvió para liquidar grandes fichas en su plantilla, para rejuvenecer el vestuario, para no endeudarse hasta límites preocupantes y, sobre todo, para ser capaz de visionar el fin de la era dorada del fútbol italiano.
Aquello le sirvió para imaginar un futuro cercano mucho más desolador para y gestionar un nuevo estadio en propiedad mientras los cimientos iban cogiendo solidez y la convicción de antaño. Las lágrimas del ayer, son las sonrisas dominantes de hoy, pues la Juventus logró contrarrestar la pérdida de poder del fútbol transalpino en global, fichando barato, adjudicándose a jugadores que terminaban contrato en clubes de mayor potencial y renovando sus conceptos con la llegada de un técnico que le dio identidad nuevamente (Antonio Conte). Hoy, el panorama es ampliamente optimista para terminar la campaña con varios títulos sabiendo que el Scudetto está en la mano y que la Coppa Italia depende solo de una final pero, sobre todo, colocar su nombre en cuartos de Final de Champions League, le vuelve a enorgullecer a nivel internacional, su asignatura pendiente. Un reto para el que, quizás, tenga su última gran oportunidad.
La Juventus tiene que atravesar en los próximos meses varias amenazas que, definitivamente, pondrán en riesgo gran parte de la credibilidad que aún le quede como entidad individual y, sobre todo, como único recurso competitivo de fútbol italiano actual. En representación de su país, y ante la caída libre ya intuida y evidente de Milan, Inter, Roma… la Vechia Signora no responde únicamente por sí misma en estas últimas semanas de temporada, sino que lo hace en nombre de todo su país, de su fútbol, de su identidad nacional y de una cultura de fútbol que cae año a año. Una de esas amenazas es la incapacidad para competir económicamente con los grandes rivales que tiene cuando sale a Europa. No tiene grandes problemas los últimos años para imponerse y limitar las esperanzas de sus rivales nacionales, incompetentes a su lado, pero mínimos estímulos para poder preparar al equipo de Massimiliaono Allegri para lo que está por venir cuando asoma sus pies al concierto europeo. Hoy, esta Juventus de cuartos de final, tiene su última oportunidad para subsistir como club y para hacer permanecer al fútbol italiano, en la élite continental. Primero, porque el Mónaco no parece el rival más temible y, segundo, porque todo será diferente a partir de este verano.
La primera gran amenaza que impedirá que este contexto tan positivo y esperanzador se repita en los próximos años, está en el mercado de traspasos veraniego. La insostenible economía de un fútbol italiano que mengua anualmente sus cifras, impide hace tiempo a la Juventus competir con clubes poderosos del mundo para llevarse a los mejores jugadores que el mercado es capaz de ofrecer. Y lo peor, es que cada vez son más quienes tientan a sus mejores estrellas, que entienden la fuerza institucional del cuadro turinés, pero que pretenden poder mejorar sus sueldos y aspirar a grandes torneos internacionales. ¿Qué sería de la actual plantilla Bianconeri si no estuvieran Pogba-Vidal-Tévez? La columna vertebral y la clave de este club en los últimos años, radica en la fuerza y rendimiento de esos tres nombres (más allá de que la base defensiva de italianos con Buffon-Chiellini-Bonucci-Barzagli, ha sido el pilar del equilibrio).
El francés Pogba ya aparece en la lista de los más deseados del momento tras haber demostrad que sus grandes detalles técnicos y su enorme proyección cuando vestía la camiseta de los juveniles del Manchester United, era una base para generar más mediaticidad en el primer nivel. Ya explotó el pasado curso y éste ha reivindicado su posición entre los mejores del planeta y eso, hoy en día, no coordina con la puesta en escena de su actual equipo. Si sumamos que tiene a Mino Raiola como agente (uno de los más activos y polémicos por su inclinación a traspasos millonarios), que en su país el PSG le tienta con grandes sumas y que el Real Madrid ha fijado sus metas en él para reforzar su medular, podríamos imaginar que no pasará más tiempo en Turín cuando termine esta actual temporada. Quiere un paso más y ese no puede dárselo hoy la Juventus.
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No del todo similar pero sí muy parecido, es el contexto de Vidal. El chileno fue el mejor jugador, el líder, la clave absoluta del equipo el pasado año pero una lesión a final de curso le privó de estar a gran nivel en un Mundial al que solo fue por lo que representaba, arriesgando su salud y su puesta a punto para la campaña actual. Y así fue, empezó sin minutos, operado, ranqueante y, cuando puso entrar en el equipo, ya era demasiado tarde como para rendir como el año pasado. Aún así, su llegada, jerarquía y liderazgo, gustan a muchos clubes de la Premier y con la necesidad resultadista de United o City, su continuidad en Turín es casi utópico.
El caso más inexplicable y, si cabe, hasta doloroso de todos, es el de Carlos Tévez. El goleador, líder ofensivo y principal amenaza en partidos determinantes de los últimos años, dijo hace tiempo que esta sería su última campaña en la Juventus. El ‘apache’ siempre criticó Europa por su manera de vivir, por la añoranza que le producía Argentina y porque sueña con retirarse en Boca. A pesar de que ese momento del adiós definitivo a la pelota aún debería estar lejos, quiere volver a jugar en La Bombonera y parece que será su último curso en Turín. Aún le quedará un año más de contrato pero él ya lo ha pedido y comentado, por lo que se especula ya entre varias empresas argentinas que pagarían a la Juventus los 6.5 millones de euros de su ficha anual, para poder llevárselo a Buenos Aires de regreso y animar como pocas veces a la afición xeneize.
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Por todo ello, por los que se irán y por los que no llegarán, la Juventus está ante su última gran oportunidad en muchos años (puesto que la Serie A y el fútbol italiano van a hundirse más aún en el socavón actual) de reclamar su lugar entre los gigantes del planeta. Un año 2015 que puede ser de colofón o de fin de fiesta hasta dentro de mucho, mucho, mucho tiempo.