Así era el Wenger de Monaco

Wenger se enfrenta a su pasado. Aprovechamos para recordar la etapa del técnico francés como entrenador del Monaco, antes de llegar al Arsenal

El Arsenal de Arsene Wenger se enfrenta hoy al Monaco en el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones. Será un encuentro especial para el técnico francés ya que por primera vez se medirá al cuadro monegasco en competición europea, club al que entrenó durante siete temporadas.

El destino ha unido a Arsene Wenger con el Monaco en la Champions 2014-15. Curiosamente, el galo nunca pudo enfrentarse a su ex-equipo en competiciones continentales desde que salio del principado, pero su legado todavía sigue recordándose en el Luis II. Y es que bajo su dirección llegaron algunas de las páginas más célebres de la historia del club, un periodo dominado por la aparición de estrellas y la presencia constante del equipo en las competiciones internacionales. Wenger aterrizó en Monaco después de dirigir el Nancy, y ya en su primera temporada sorprendió alzándose con el título de liga. Aquel trofeo de 1987-88 fue toda una declaración de intenciones de el potencial que podía ofrecer el club en los primeros años, además de que tuvo un sabor especial.

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El fútbol francés de clubes se encontraba en auge, con equipos como el Olympique de Marsella o el Girondins de Burdeos que contaban con importantes inversiones millonarias detrás. El Mónaco que Wenger se encontró fue muy diferente al que dejó siete años más tarde, pero el hecho de competir con los más grandes del país aumentó el nivel del equipo y le hizo crecer también a él como técnico. Míticos como Ettori, Amorós o Glenn Hoddle, formaban la columna vertebral del equipo. Si algo caracterizó a Wenger durante sus años en Mónaco fue su gran ojo a la hora de firmar jugadores y el buen tándem que realizó junto a la secretaría técnica en la elección de los mejores futbolistas para reforzar al equipo. Bajo su dirección llegaron grandes nombres contrastados como Ramón Díaz o Jurgen Klinsmann, pero la base del éxito fue la de comprar muy barato y sacar el máximo rendimiento de los miembros de su plantilla.

Pensar en el Monaco de Wenger es hacerlo en George Weah, pero también en Youri Djorkaeff, Petit o en su última época en Lilian Thuram. Lamentablemente para Wenger, su equipo nunca volvería a ganar la liga, pero el éxito se trasladó a otras competiciones. La victoria en la copa de Francia de 1991 permitió al Monaco disputar la Recopa de Europa al año siguiente, una edición del torneo que provocó que el continente descubriera a un auténtico estratega en competiciones a doble partido. Monaco dejó en la cuneta a clubes tan potentes como Oporto, el Tottenham o el Feyenoord, plantándose contra todo pronóstico en la final de Lisboa ante el Werder Bremen. El 6 de mayo de 1992 el Monaco disputó la primera final europea de su historia, pero tuvo que conformarse con el subcampeonato.

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Dos hechos curiosos relacionados con circunstancias ajenas al terreno de juego adornaron los últimos años de Wenger en el Principado. El primero fue la ausencia forzada en la final de copa de 1992 a la que su equipo había vuelto a clasificarse; la tragedia de Furiani en la que fallecieron 18 aficionados del Bastia en la semifinal forzó que la federación suspendiera el partido decisivo y dejara sin campeón la edición 1991-92. Un año después el Monaco de Wenger se benefició de la descalificación por amaño de partidos del Marsella. El conjunto del Velodrome fue desposeído del título de liga 1992-93, perdiendo el derecho a jugar la Champions League de la siguiente temporada. El derecho recayó en el Paris Saint Germain, pero el conjunto de la capital declinó su participación. El Monaco había sido tercero y finalmente sí disputó el torneo obteniendo un gran resultado. Los hombres de Wenger llegaron a las semifinales, en una Champions que tuvo un formato curioso ya que la penúltima ronda se disputó a partido único en el campo del más fuerte en el grupo anterior. El Monaco de Wenger se despidió en San Siro perdiendo 3-0, pero Europa conoció de manera definitiva a Wenger. Su atrevido estilo y la apuesta por los jóvenes valores convencerían al Arsenal poco tiempo después tras una breve estancia en Japón. Hoy Wenger vuelve a encontrarse con su pasado.

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