Borussia Dortmund: Volver a ver al mejor Gundogan
Después de superar una larga lesión y más de un año de sufrimiento, Ilkay Gundogan vuelve a mostrar su mejor versión con el Borussia Dortmund
El peor Borussia Dortmund de los últimos 10 años. El de peores números, resultados y sensaciones de la ya larga ‘Era Klopp’. El que más críticas, polémicas y decepciones ha abierto en la última década. Y, desde luego, el que jamás habría pensado que a finales del año natural 2014, está luchando decididamente por sacar la cabeza de los puestos de descenso en una Bundesliga que está castigando cada uno de sus errores. La naturaleza del proyecto amarillo ha sido, sobre todo a tenor de la revolución global creada en las manos de Jurgen Klopp, el buscar recuperar las mejores muestras de un club que podría luchar cada año por ser competitivo en diferentes competiciones. Tiene probablemente una de las tres mejores aficiones del planeta, unas bases perfectamente establecidas y equilibradas desde la crisis que atravesó a finales del siglo pasado y una plantilla creada a imagen y semejanza de quien la dirige. Todo, perfectamente estudiado y planteado para que la rentabilidad de cara euro invertido cumpla la necesidad para la que fue contratado. Un rol que el club encajó en los últimos años, que le hizo crecer exponencialmente en su progresión y que le colocó como abanderado de un nuevo sistema tanto dentro como fuera del capo, hasta convertirse en referencial y ejemplar para muchos que desean ese mismo rol. Pero ahora, todo es duda en el Westfalen, instalado en una crisis absolutamente inesperada.
Para levantar semejante laguna de imprevisibilidad, se buscan soluciones de emergencia y la que más tiempo deseaban poder volver a utilizar, ha sido la de su ‘cerebro’ y su icono organizativo, un Ilkay Gundogan que ya está de vuelta. El mediocentro turco-alemán ha atravesado la peor de las pruebas de vida futbolística que imaginó. Durante más de un año, ha estado alejado del césped por diferentes recaídas en una misma lesión que le había condenado a la ausencia… de vida. El futbolista perdió la fuerza en sus piernas y dudó de seguir su carrera profesional debido a un problema de espalda que, después de muchos desaires, conflictos internos, polémicas externas y pérdida de credibilidad en lo que de verdad le ocurría, nadie acabó de entender al completo.
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Cuando peor se pusieron las cosas para el jugador, su padre desveló algunos detalles del caos que estaba padeciendo: “Sufrió para mantenerse en pie, para estar sentado e incluso cuando debía atarse las zapatillas. No podía mover las extremidades inferiores, se le pararon, dejaron de tener fuerza y la sensación de ‘hormigueo’ era constante”, comentó su familia hace meses, cuando la presión en torno a su futuro ponía en duda su carrera. Gundogan fue pasando semanas, las molestias en la espalda fueron reduciéndose y la rehabilitación encontró algunos síntomas de fuerza en sus piernas para poder ser más optimista. Ganó mucho peso por haber estado tan parado, tuvo que adaptarse a unas zapatillas especiales y hasta a llevar ropa personalizada para dormir sin dañarse pero tras meses del calvario más insospechado, ha regresado.
Su regreso, que está siendo muy paulatino, con minutos poco a poco y ganando en responsabilidad como se le presupone a quien era el eje clave del equipo, reflejaba una esperanza para el resto de lesionados (que han sido incontables en este equipo) y para el resto de inconvenientes que surgían en la entidad. Desde las posiciones más inferiores y desde un contexto que nunca imaginó, su regreso ha sido la única nota positiva y, como tal, Jurgen Klopp ha querido demostrarle toda su confianza al otorgarle un papel clave. Si bien el mediocentro ha jugado en su posición natural los primeros partidos tras su vuelta, ganando constancia, minutos y presencia efectiva en el campo, ahora parece que va a tener una nueva cara. Y es que tras la grave lesión (nuevamente) de Marco Reus, el turco-germano está empezando a tener una presencia más avanzada en el terreno de juego, con una demarcación que le exige más creatividad en los últimos metros, que le libera de mayor equilibrio medular (por detrás tiene a Bender-Kehl) y que le permite ser el jugador clarividente de pase concreto, de visión de juego crucial y de rapidez de pensamiento para facilitar opciones de gol a sus compañeros.
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Klopp entiende que uno de los males de esta temporada en el Dortmund reside en la incapacidad para estructurar mejor y con mayor personalidad, su ataque. Y por ello, ahora sin su gran valedor en esas artes y con una línea ofensiva que necesita ‘creadores’ para definir jugadas de gol, Gundogan aparece como elemento diferencial en una zona mucho más ofensiva. Un perfil que no es el suyo pero donde sí llegó a manejarse en algunos partidos concretos durante su carrera. Pero sobre todo, un perfil que responde a la fe absoluta de un proyecto en quien ha sido uno de sus mejores efectivos en los últimos años. Y en su regreso, tras ganar empaque y sensaciones, su primera puesta en escena en esa posición de ‘enganche’, resultó determinante con un remate desde la frontal que propició un gol con el que el Dortmund venció al Hoffenheim y salió del último puesto. A todos nos gustaría verle de nuevo como dominador de partidos desde su posición de jefe de control y aunque no dudamos de que su potencial y credibilidad para ello siguen estando vigentes, ahora el BVB le necesita en otra versión. Es la renovación psico-mental-deportiva de Ilkay Gundogan. La que debe sacar de las catacumbas a un clásico en apuros…