Atlético Nacional: Los puros criollos de 1989

Atlético Nacional juega contra River Plate la final de Sudamericana, algo inédito para los colombianos desde hace 25 años

La Copa Sudamericana tiene estos dos próximos miércoles, su acto final con un contexto que jamás habría imaginado tener hace algunos meses y, desde luego, escenifica una de las mejores finales (sino la mejor), de toda su historia. Y ello, nos retrotrae a las últimas grandes noches del fútbol colombiano en el continente y, sobre todo, a las del propio Atlético Nacional, que tras grandes campaña siendo competitivo, regresa a las citas determinantes. Hace nada menos que 25 años, consiguió un título absolutamente inolvidable...

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El cuadro ‘cafetero’, que este año accedió a la segunda fase, es el único que ha logrado sacar adelante un marcador de dos goles en contra en una finalísima de la competición estrella en el continente americano. Lo consiguió a finales de la década de los 80, después de haber accedido a la Libertadores como subcampeón colombiano y de haber formado un bloque completamente nacional, sólo con jugadores colombianos y apostando por una política extinta a día de hoy.

El ‘verdolaga’ tenía la base de la selección colombiana de la época con nombres clave como Rene Higuita, Andrés Escobar, Luis Fernando Suárez, Leonel Álvarez, Albeiro Usurriaga o John Jairo Trellez, que iban a crecer progresivamente a lo largo de un torneo que les marcó de por vida y que significa a día de hoy el mejor recuerdo del rey de copas colombiano. Su técnico, ‘Pacho’ Maturana, es aún hoy un héroe en toda Sudamérica y desde aquella hombría, su nombre siempre ha estado vinculado al del juego alegre, veloz y ambicioso.

Los de Antioquía fueron ganando enteros a base de confianza ya que tras acceder a los octavos de final como segundo de su grupo (Millonarios lo lideró), el cruce ante Racing de Avellaneda, suponía un cara o cruz que un gol de Felipe Pérez en el tramo final, fue determinante. La ‘Academia’ quedó atrás y el citado Millonarios, que se había mostrado mucho más fuerte hasta ese momento, se les cruzó en un choque colombiano para unos cuartos de final que sellaron la eliminación del ‘Ballet Azul’.

Ya en semifinales esperaba el Danubio uruguayo, que planteó un partido de Ida tremendamente defensivo pese a actuar en casa y permitió que Nacional diera un paso al frente definitivo en cuanto a moral apenas una semana después. Los colombianos dieron su mejor versión y el Atanasio Girardot disfrutó rumbo a la final con un (6-0) espectacular donde los de Maturana confirmaron una progresión imparable.

El Olimpia de Asunción, que por entonces era el dominador paraguayo y un gigante continental (ganó Libertadores, Recopa y Supercopa un año más tarde), era el peligroso rival de la final. Como se esperaba, los guaranís vencieron con comodidad en su estadio (2-0) y obligaban a una remontada inconcebible al prometedor cuadro cafetero. Además, la CONMEBOL obligó a Nacional a disputar su partido en un estadio ajeno ya que el propio no cumplía las exigencias. Así, en el Campín de Bogotá, René Higuita fue salvador con varias intervenciones clave. En la segunda mitad, la fuerza local apareció en escena y con goles de Miño en propia meta y Usuriaga, la heroica estaba a un paso.

Sin más goles, se llegó a la tanda de penaltis más larga que se recuerde en el torneo. 18 lanzamientos con cuatro paradas clave de un Higuita que pasó a los altares y que, desde ese día, pasó a ser un auténtico personaje a nivel mundial que, aún hoy, mantiene intacta la alegría delante de la pelota. Desde entonces, Nacional no ha vuelto a levantar cabeza a nivel continental y está lejos de una nueva generación que emule las andanzas de los ídolos del 89.

Un héroe, un resultado épico y un recuerdo imborrable que busca un símil 25 años después, de nuevo, en un escenario de élite, de nuevo en una final y, de nuevo... con un equipo que pretende repetir la heroicidad ante los obstáculos.

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