Luis Enrique y sus malos comienzos
El asturiano no se caracteriza por empezar bien con sus equipos, repasamos cómo fueron sus inicios en los demás banquillos
Tras ocho jornadas de Liga donde nadie podía toser al Barcelona llegó el Clásico y desbarató el buen inicio de los culés, una pequeña crisis que se agravó en el Camp Nou frente al Celta de Vigo y que forzó a sacar los trapos sucios del equipo de Luis Enrique. La falta de puntería, las rotaciones en defensa y un estilo de juego aún por definirse han sido algunas de las críticas en este comienzo de Liga de los del Lucho. Repasamos cómo fueron los comienzos del asturiano en otros banquillos y la situación de sus equipos tras las diez primeras jornadas.
En 2008, cuatro años después de colgar las botas, a Luis Enrique se le encomendó la misión de dirigir al Barcelona B después del anuncio de que Guardiola entrenaría al primer equipo. Mientras el de Santpedor comenzaba a hacer historia con Eto'o, Messi y compañía, el Lucho no comenzaba muy bien con el filial en Segunda B sin jugadores como Pedro o Busquets, que acompañaron al técnico catalán al primer equipo. Tras el ascenso logrado por Pep la pasada campaña, el objetivo no era otro que el de lograr la permanencia, y con el técnico asturiano el segundo equipo estaba en puestos de descenso después de sumar diez puntos tras las primeras diez jornadas, a sólo dos del farolillo rojo.
Tras ganar al Ibiza, el 'B' revertió la mala dinámica del equipo y encadenó doce encuentros sin conocer la derrota que les catapultó al sexto puesto en la jornada 25, a sólo tres puntos de los play offs de ascenso. Finalmente, el equipo se quedó a las puertas de los puestos de promoción, a un sólo punto del Sabadell, cuarto clasificado, pero el objetivo inicial fue superado con creces olvidando el mal inicio en la competición. Finalmente, Luis Enrique lograría el ascenso a la temporada siguiente y, tras una gran campaña que llevó al filial azulgrana al tercer puesto de la Liga Adelante, la Roma se fijó él para que comandase el nuevo proyecto giallorossi.
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En el Calcio, Luis Enrique comenzaba su primera aventura fuera de la 'cuna' blaugrana. Con Thomas Di Benedetto como nuevo propietario, la misión de la Roma era volver a pelear por el Scudetto y cumplir en Europa gracias a nuevos fichajes como Lamela, Heinze, Stekelenburg, Bojan Krkic, Osvaldo, Gago o Pjanic, pero el Lucho no comenzó con buen pie. En su debut como técnico en la Europa League, el conjunto romano quedó apeado de la competición por el modesto Slovan Bratislava eslovaco. Además, la dinámica del equipo en la Serie A no parecía que fuese a ser diferente.
Tras la décima jornada, la Roma ocupaba el 8º puesto de la liga italiana, dos posiciones por debajo de lo que quedó el equipo en la campaña anterior. Alternando derrotas con victorias, los de Luis Enrique se mantuvieron en mitad de la tabla hasta un arreón final que elevó al conjunto romano hasta puestos europeos, pero tras no ganar cuatro de los últimos cinco encuentros de liga, la Roma quedó fuera de las competiciones continentales ocupando el 7º puesto. Tras el penúltimo encuentro de la Serie A, el presidente del club anunció ante la prensa que el técnico asturiano no seguiría la siguiente temporada en la capital italiana.
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Tras un año en blanco, el Celta de Vigo contactó con él para que fuese su entrenador de cara a la temporada 2013/14. El Lucho regresó al fútbol español en el club vigués con la misión de mantener a los gallegos en puestos tranquilos de la tabla, algo que le costó. En la décima jornada, los vigueses vencieron por un contundente 0-5 al Málaga (entre los goleadores estaba un tal Nolito, fichaje recomendado por el técnico), una victoria con la que sumaron 9 puntos y salieron de los puestos de descenso.
Hasta esa victoria en tierras andaluzas, el Celta tenia seis puntos y ocupaban el 19º puesto en la tabla, sólo por encima del Almería y sus tres puntos. A partir de entonces, el equipo seguiría luchando para subir poco a poco puestos en la clasificación hasta lograr el 9º puesto desplegando, además, un fútbol vistoso que ayudó a que la directiva del Barcelona se decantase por el retorno del asturiano al equipo azulgrana en sustitución del técnico Tata Martino, quien no estaba cumpliendo con los objetivos.
Como hemos repasado, los inicios de Luis Enrique nunca han sido buenos ni tranquilos. En sus manos tiene revertir la dinámica del equipo en las próximas jornadas y convertirse en un gran técnico recordado como en el filial azulgrana y en el Celta de Vigo o, por contra, marcharse por la puerta de atrás tal y como le ocurrió en la Roma.