Zidane, grandes jugadores que fracasaron como entrenadores

Zinedine Zidane está teniendo muchos problemas para adaptarse a su nuevo puesto como entrenador del Castilla. A los asuntos burocráticos se ha añadido un pésimo comienzo de temporada que ha creado dudas en torno a la idoneidad de que haya aceptado el cargo. Su futuro es una incógnita, pero de no cambiar las cosas Zidane podría unirse a la lista de grandes jugadores que no tuvieron fortuna en su carrera como técnico.

Su calidad como futbolista fue incuestionable. Zidane era uno de aquellos jugadores por los que valía la pena sacar la entrada de un encuentro, y además unió a su bello estilo en el campo la capacidad de resolver partidos importantes como finales de mundial o Champions. Sin embargo grandes éxitos en el campo no garantizan triunfos en una carrera posterior como entrenador. Zidane no ha encontrado un camino que tampoco lograron a enderezar otros grandes. Sin ir más lejos y mirando en el propio Real Madrid, hay que recordar el caso de Amancio Amaro. También pasó por el Castilla y a diferencia del francés sí que logró el éxito con el filial. El famoso Castilla de la quinta del Buitre que ganó la liga de segunda división estuvo dirigido por él, lo que le permitió dar el salto al primer equipo en medio de una gran expectación. Pero entre escándalos, goleadas y malos resultados deportivos, su paso por la primera plantilla fue un rotundo fracaso.

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Otro futbolista que brilló con luz propia en el cuadro merengue y al que su carrera como técnico no le permitió hacer sombra a su pasado fue Hugo Sánchez. En los banquillos siempre higo gala de su carácter, e incluso afirmó que su objetivo al frente de la selección mexicana no era otro que lograr hacer campeón del mundo a su país. Nada más lejos de la realidad ya que además de no cumplir con el reto se ganó la antipatía de gran parte de la crítica y los aficionados. En España se vivió el caso de Luis Suárez. El arquitecto sigue siendo a día de hoy el único futbolista nacido en España que ha recibido el balón de oro, pero lo cierto es que su paso por la selección española fue de lo más decepcionante, todavía más teniendo en cuenta que había brillado llevando a la selección Sub 21 al título europeo de la categoría en 1986. En la absoluta vivió múltiples desencuentros y tuvo que lidiar con un equipo dividido. Tuvo un efímero paso por el Albacete y también dirigió al Inter de forma interina en alguna ocasión, pero lo cierto es que Luisito Suárez pasó sin pena ni gloria por los banquillos.

Un campeón del mundo como Lothar Matthaus representa un caso evidente de distancia entre la altura en el terreno de juego y en la mesa de dirección. La figura de Matthaus ha adoptado a día de hoy tintes casi humorísticos. Sus constantes salidas de tono y los líos de faldas han terminado por ahogar el carisma de uno de los mejores futbolistas de toda la historia del fútbol alemán. Si intentamos calificar su carrera como técnico cabría la posibilidad de tildarla como exótica, ya que Matthaus ha dirigido en países tan distintos como Hungría, Serbia, Brasil, Bulgaria, Austria o Israel; no se le conocen grandes éxitos.

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Casos parecidos existen en todas las ligas, y es que el talento como futbolista puede abrir las puertas a una posterior carrera en la dirección, pero lo cierto es que muchos de los que dan el salto no están preparados para asumir la responsabilidad de un equipo de primer nivel. Carles Rexach vivió una cómoda etapa como ayudante de Johan Cruyff en el Barça de los noventa, pero cuando recibió la oportunidad de ser entrenador tuvo que conformarse con salir por la puerta de atrás meses más tarde. Es difícil triunfar después de haberlo sido todo, y más complicado todavía es hacerlo en el club en el que se brilló anteriormente. Diego Armando Maradona tampoco ha tenido suerte en los banquilllos pese a haber sido uno de los mejores jugadores de la historia. Casos como los de Simeone o Guardiola son la excepción en un mundo extremadamente competitivo y en el que no sirve la intuición o una gran carrera en el terreno de juego para triunfar. El talento, la suerte y sobre todo la preparación, son la clave para no morir en el intento.