Bayern, Borussia y los líos de la familia Hummels

El Borussia Dortmund y el Bayern de Munich se enfrentan en la Supercopa de Alemania con Mats Hummels en el epicentro de los rencores

Como previa a la gran cita de este miércoles en la Supercopa de Alemania que disputan en Alemania los dos grandes, Borussia Dortmund y Bayern de Múnich, introducimos la historia de un jugador que canaliza ambos sentimientos y que será nuevamente protagonista.

“¿Ya te levantas?”. Esa frase que casi todos los humanos soltamos a menudo a la pareja en los primeros instantes del día, entre bostezos e improperios, lo acompañó durante once largos años. Los temores de quien preguntaba, su mujer, nada tenían que ver con el horario tan intachablemente estricto que su marido se auto-imponía, sino con los ruidos que acompañaban su marcha. La bolsa llena de balones, los cuadernos de apuntes, los conos a sortear y una enorme cazadora bien provista de gorro, pues en Múnich el frío invernal fulmina a cualquier valiente. Una dinámica cotidiana que funcionaba a la perfección, que lo ilusionaba y que, además, surtía el efecto deseado en el Bayern de Múnich.

Hermann era entrenador de juveniles en el gigante bávaro, donde ejercía de nexo entre el primer entrenador y los avances que se estaban desarrollando en categorías inferiores. Tan factible estaban siendo las perspectivas, que toda su familia se había trasladado a la capital bávara para acompañarle en su rutina deportiva, a la que pronto se unió el pequeño de sus hijos, Matt. Con un entorno tan futbolero, el padre había logrado generar cariño por la pelota a quien le veía comprometido a diario por enseñar a niños de su edad, por lo que durante diez años (1995-2005), vistió la famosa camiseta bávara. Una línea que acabaría desembocando en ruptura y polémica. Herman ya no madruga ni entrena. Y es que el éxito familiar nunca es un problema salvo que el padre y el hijo se apelliden Hummels…

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Hummels Jr, Matt, era uno de los centrales más prometedores de la cantera muniquesa y, con su padre como mentor, había conseguido firmar su primer contrato profesional en 2006, un primer paso que casi le aseguraba continuidad en los planes a largo plazo del Allianz. En mayo de 2007 incluso su sueño se convirtió en realidad y aquellas interminables charlas instructivas de su padre, surtieron el mejor de los efectos deseados cuando debutaba en Bundesliga como un bávaro más. Sin embargo, nunca consiguió concretar sus aspiraciones en el primer equipo muniqués y, tras aquella primera cita, llegaron meses de ostracismo que Matt no pudo soportar. En el siguiente mercado invernal, en enero de 2008, el Borussia Dortmund (por entonces intentando levantar el proyecto victorioso que hoy es), propuso una cesión que no negaron desde la directiva y que lo llevó al Westfalen para convertirse en pareja defensiva del otro joven que acababa de llegar, Neven Subotic. Una relación entre dos centrales poderosos, disciplinados y elogiados, que jamás han vuelto a separarse.

Hummels convenció rápidamente a Jurgen Klopp (recién instalado en su banquillo amarillo) y en cuestión de meses, el Die Borussen lo contrató en propiedad previo pago de 4 millones de euros. Creciendo en confianza y solidez, Matt es ahora mismo el mejor central alemán del momento, el zaguero joven más cotizado del planeta y el representante defensivo del gran funcionamiento del Borussia Dortmund campeón alemán por segundo año consecutivo. Rápido, con gran salida de balón, un marcador brutal, excelente técnica individual, sublime desplazamiento en largo, enorme potencial aéreo en defensa-ataque y evidentemente, fijo en los planes de Joachim Low (que dije hace poco que “tiene gran confianza y siempre se las apaña con muy pocas faltas”) en la selección alemana más juvenil y atractiva de los últimos tiempos.

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Evidentemente, el éxito de Hummels con la camiseta amarilla y, sobre todo, la imponente figura que ha representado en los dos últimos años en cada partido ante el Bayern, provocó una catarsis interna en el cuadro bávaro. No sólo había que culparse a sí mismo por haber dejado escapar a tan interesante central (mucho mejor que los que ahora dominan la zaga muniquesa y además en una posición donde adolecen de referentes hace años), sino que habría que buscar ‘cabezas’ sobre las que responsabilizar su malhumorado carácter. Así, hace unas semanas, tras once años en el cargo formando jóvenes talentosos en la cantera del Bayern y con resultados admirables, el club muniqués decidió despedir a Hermann (curiosamente su lugar lo ocupa ahora el hijo de Franz Beckenbauer, Stefan, que también ha sido entrenador en categorías inferiores del Bayern desde 2001).

Elegido por la revista Kicker como el mejor jugador de la Bundesliga el pasado curso y el zaguero favorito para el 60% de quienes votaron, su cotización está en su momento álgido porque aún tiene 23 años: “Yo siempre dije que Mats sería una bomba. No sólo es el mejor marcador al hombre que hay en Alemania, sino que además tiene un carácter fuera de serie. No lo tendríamos que haber vendido nunca”, añade quien mejor le conoce, su valedor, su padre y su descubridor Hermann (que curiosamente también hizo lo propio con su otro hijo, Jonas, que estuvo en el Bayern y que juega hace años en el Unterhaching). El que lo enseñó, lo formó y lo llevó al estrellato, aunque este llegara en el enemigo y le costara su trabajo. El éxito, forma parte de los Hummels.

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