Holanda: La metamorfosis de Robben

Robben ha pasado de ser un proyecto de estrella lastrado por las lesiones a convertirse en uno de los jugadores más determinantes del mundo

Arjen Robben ha pasado de ser un proyecto de estrella lastrado por las lesiones a convertirse en uno de los jugadores más determinantes del mundo. En este Mundial de Brasil 2014 se está consagrando como uno de los mejores jugadores del planeta y aspirante al Balón de Oro. Analizamos su metamorfosis.

“Son verdaderos grupúsculos criminales bien estructurados y con un discurso que les vertebra. Tienen una estrategia de lucha y agitación, unos objetivos comunes y predeterminados, una lógica organizativa. No son meros delincuentes, son algo más”. Así analizaban expertos policiales a las bandas urbanas que sacuden Europa con violencia. Grupos que, de una manera muy particular, quedaron retratados por el gran Stanley Kubrick en una de sus obras míticas, La Naranja Mecánica. En ella, se intenta representar una exégesis colectiva en torno al conductismo de los humanos, máquinas de auto-destrucción, amor a la violencia y a comportamientos agresivos.

Kubrick no hubiera logrado su merecido éxito sin la figura de un líder convencido de que el ser humano es definitivamente la especie más agresiva y cruel del planeta. Un paladín de la violencia. Violencia extrema, a menudo sin justificación y con víctimas escogidas al azar. En conjunto “la violencia por la violencia”. Aquél cítrico mecanizado de Kubrick encontró un símil futbolístico al poco tiempo de su estreno pues dos años más tarde, el poderío naranja de la Holanda de Cruyff, un primer líder, se rebeló contra el mundo y quedó a las puertas de culminar su objetivo. Ahora, 36 años más tarde, el nuevo líder de la renovada Naranja responde al perfil de adalid que encarnó Alex DeLarge. Arjen Robben vuelve para consumar tantos años de malogradas rebeldías.

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Y es que todos aquellos mitos y leyendas que han rozado la heroica mundialista vestido de Oranje, han fracasado. Le ocurrió al mismísimo Johan Cruyff en Alemania 74, a una generación que él mismo lideró antes de quitarse de en medio en Argentina 78 (Neeskens, Rep, Haan, Van de Kerkhof…) y hasta la estupenda manada de los 90 con Gullit, Van Basten y Rijkaard quedó lastimada a cada intento mundialista. Precursores de un estilo futbolístico donde el movimiento y la ausencia de tácticas posicionales facilitaba el ataque, Holanda arañó elogios, grandes alabanzas y una corriente de enaltecimiento a una ley en pro del espectáculo. Hay más decepciones que éxitos pero el pequeño país de molinos y tulipanes dejó der ser considerado un mero comparsa mundialista por su avidez sobre el césped.

Ese axioma hereditario a todo jugador holandés de ataque, los que aseguran una buena técnica, un talento superior y un punto de velocidad ‘extra’, volvían a repetirse en la generación que acudía a Sudáfrica 2010. Bert Van Maarwijk repartió roles. El carácter a su yerno Van Bommel, el creador a Sneijder, el comodín a Kuyt y el goleador a un Van Persie que salía supuestamenre fresco de su grave lesión. Con esos mimbres, Holanda sólo conoció la victoria en ese Mundial y no se vio obligada a forzar su maquinaria e incluso su desgaste mental fue el menor de cuantos accedieron a la siguiente fase. Sin embargo, las dudas por la capacidad real del bloque aparecieron y allí estaba Robben, que acabó la cita mundialista errando las acciones más claras que le habrían dado su corona.

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El ‘hombre de cristal’ dejó de serlo desde que hace un par de años cambió sus métodos de entrenamiento y sus dietas alimenticias. Con Heynckesprimero y con Guardiola después, acabó de encontrar su mejor nivel en el Bayern de Munich, al que llevó a la corona europea con un final de curso espléndido. Desde esos días, Arjen en otro. Rompe, desequilibra y desborda como antes, pero su estado mental es imparable, como líder, como estrella, como el jugador diferencial que ha tenido que esperar a la treintena para codearse por fin entre los auténticos gigantes del planeta de manera continuada. Ahora, tiene ante sí la última de sus metas. La ultra-violencia de Alex deLarge le llevó a ser un icono del cine clásico. Arjen quiere que la historia le recuerde como el líder que coronó el Fútbol Total 40 años después...

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