Alemania: Christoph Kramer, una fotografia indispensable
Christoph Kramer está siendo el jugador joven al que Joachim Low le está dando un mayor protagonismo en el Mundial de Brasil 2014. Lo analizamos.

Después del excelente rendimiento que ha ofrecido a lo largo de la temporada en el Borussia Monchengladbach, Christoph Kramer está siendo el jugador joven al que Joachim Low le está concediendo un mayor protagonismo en el Mundial de Brasil 2014. Analizamos a fondo a esta joven promesa emergente del fútbol alemán.
Las fotografías que colgaba en su pared, no tenían fin. Una habitación blanca, completamente inmaculada de muebles, de cuadros y de cualquier cosa que consumiera espacio a su única y verdadera devoción. Era un chico inteligente, muy aplicado, silencioso y en constante compañía de un aparato que, en su vida, representaba aquello por lo que realmente podría ilusionarse. Su inseparable cámara de fotos, su inseparable intención de plasmar todo aquello que hacía lucir su cabeza y su inseparable capacidad para disparar con la habilidad de quien tiene un don. Un día, decidió compartir aquél sueño profesional con el de la pelota, que le había conseguido colocar ya como uno de los chicos más interesantes de la nueva oleada de jóvenes del fútbol alemán. Agarró el foco, agarró el balón y buscó fotografiarse en cualquier contacto, movimiento, giro o lanzamiento. Quería retratarse a sí mismo, quería ver cómo ambas líneas de vida, tomaban fuerza unidas bajo su inspiración. El resultado fue negativo. No le convenció, le horrorizó y le avergonzaba verse como protagonista, por lo que decidió seguir tras el objetivo tanto en la fotografía como en el fútbol. Hoy, Christoph Kramer ya es profesional. Responde al perfil de futbolista determinante y de fotógrafo juicioso, pero ante todo, de una persona que se siente mejor bajo el protagonismo de otros para ser eficiente 100%.
Kramer es hoy mediocentro defensivo, de 23 años recién cumplidos, diestro y de un portero físico tan impresionante como su capacidad para multiplicarse en tareas por toda la medular del Borussia Monchengladbach. Corpulento gracias a su impactante 1,90 de altura, es el pivote que da equilibrio desde labores de contención, ruptura, destrucción y, sobre todo, robos de balón en líneas de pase rival y en lectura táctica muy bien automatizada y aprovechada gracias a su fuerza-presencia. Posee gran zancada, mucha capacidad de trabajo y un desarrollo físico muy por encima de lo que suele ser habitual en una Bundesliga que últimamente no explota este tipo de jugadores y que hacía tiempo que no generaba referentes con este corte (seguramente los últimos han sido los hermanos Lars y Sven Bender). Pero además, si uno revisa las estadísticas, comprueba que la mayoría de primeras jugadas y pases iniciales en transición ofensiva, nacen de sus pies, reflejando así su habilidad para mover el balón y ayudar en creación, porque su capacidad técnica es igualmente muy destacable.
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Espigado, delgado en apariencia, aunque con una solvencia absolutamente determinante en equipos que, como este Gladbach, basan gran parte de su éxito en la apuesta táctica y el desgaste medular para lanzar contragolpes. Y en ese sentido, la contratación de Kramer dio un impulso creciente a la idea del entrenador suizo, Lucien Favre, que ha confiado ciegamente en el joven para esa tediosa labor. Hoy, esta amalgama de alternativas defensivas le ha colocado como uno de los grandes valores a explotar en el fútbol alemán, que revisa la medular de la actual selección absoluta y que tiene claro que no posee excesivos registros en ese corte, lo que da muchas esperanzas a un productivo crecimiento internacional de Kramer. Y todo, desde ellos ojos de un chico que no aparece en grandes titulares, que no representa un perfil demasiado valorado por las áreas mediáticas y que, no olvidemos, está disputando aun esta temporada, su primer curso completo en el primer nivel profesional.
Christoph Kramer nació en Solingen, en el sur de la Cuenca del Rhur, un lugar muy cercano a varios de los grandes clubes de fútbol del país. Decidió no obstante llevar un paso mucho más personal, algo más improvisado y no tan directo al teórico estrellato, sino que empezó en el modestísimo Gräfrath para estar cerca de sus amigos y sin pensar aún en grandes metas profesionales. Sin embargo, cuando tenía apenas 8 años, el Bayer Leverkusen lo ató para desarrollar sus facultades, lo instruyó hasta los 15 años y allí se marchó dos temporadas al Fortuna Dusseldorf en un movimiento extraño. Primero porque había seguido los pasos lógicos y segundo, porque ese tiempo cambiando de modelo de cantera no tumbó sus expectativas pese a ser tan joven cuando parecía haber dado un paso atrás. Todo lo contrario. Destacó en diversos torneos juvenil y apenas dos años más tarde, Leverkusen reconoció su error y le volvió a contratar. Kramer debutaría con el segundo equipo en 2010, acabó ganándose un puesto en su segunda campaña y, cuando tocaba decidir sobre su futuro a corto plazo, decidió aceptar la propuesta del Bochum para ser cedido. Un movimiento que, como a tantos otros jóvenes, fue determinante porque allí se cruzó entre otros con Goreztka (hoy Schalke), Inui (hoy eintracht) o Ginczek (hoy Nurnberg), siendo un club perfecto donde durante dos temporadas lo disputó absolutamente todo.
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Como el Bochum no acabó ascendiendo, la cesión finalizaba y el Leverkusen recuperaba un proyecto muy interesante que necesitaba curtirse ya en el primer nivel. Debido a su alta competencia medular, donde posee a centrocampistas y mediocentros más maduros-expertos como Stefan Reinartz, Gonzalo Castro, Lars Bender, Simon Rolfes o incluso el también joven Emre Can, los del Bay Arena decidieron renovarlo firmemente hasta el 2017 pero, a su vez, aceptar la propuesta firme del Borussia Monchengladbach. De nuevo, a través de un contrato de cesión para dos temporadas (algo, por cierto, muy alemán y que no se ve en otros torneos). De tal manera, la buena referencia que había dejado con su juego en el Bochum, sirvió para que un técnico con ideas muy claras sobre cómo desea que juegue su equipo (Lucien Favre), confiara en él como pilar defensivo que equilibrada su medio campo. Desde principios de campaña tuvo la confianza para ese rol y Kramer no solo ha convencido, sino que su crecimiento es extraordinario, al nivel de los mejores del campeonato en su posición.
Ha sido internacional Sub 19 y Sub 20 con Alemania, le queda un año más aun en el Gladbach aunque el dinero puede destruir esos planes debido al creciente interés de clubes como Benfica o incluso rumores del Manchester United. Hasta que se confirme qué sucederá con el futuro a corto plazo de Kramer, él seguirá robando balones, destruyendo a los rivales y equilibrando el sistema defensivo más automatizado de la Bundesliga. Acabe en un grande alemán o europeo, siempre tendrá claro que su fotografía, indispensable y determinante para los demás, no es necesaria para su pared, donde prefiere colocar títulos, medallas y la camiseta de la selección alemana, que no debería tardar demasiado en darle una oportunidad. Quizás así sí podamos encontrar fácilmente una fotografía de este imponente y sencillo Christoph Kramer.