Mundial 2014: Adam Lallana, el inglés diferente

Adam Lallana llega al Mundial de Brasil 2014 como el jugador diferente de Inglaterra y el hombre que puede cambiar la dinámica.

Con la temporada acabada y los títulos celebrados, toca pensar en la gran cita del año, el acontecimiento deportivo que todo el mundo esperaba, el Mundial de Brasil. Desde hace un par de semanas las noticias sobre la gran cita del fútbol se van acrecentando. Listas, pre listas, ausencias destacadas, mejores jugadores, el mundo del fútbol no ve más allá del Mundial, y menos, los habitantes del país que inventó este precioso deporte. Inglaterra es sinónimo de pasión por el balompié, el país británico evoca fútbol puro. Campos llenos, ambiente de grandes citas, gente volcada con su equipo sea el partido que sea, así es Inglaterra. Igual con la selección. The Three Lions une al país entorno a unos jugadores, sean del equipo que sean, o exista la rivalidad que exista. Aficiones tan contrarias como las del Manchester United y el Liverpool se abrazan para celebrar un gol de Rooney a pase de Gerrard. La selección inglesa puede presumir de tener una de las mejores aficiones del mundo, a pesar de no estar dando buenos resultados en los últimos años.

Sven-Goran Eriksson, Steve McClaren, Fabio Capello, Stuart Pearce y Roy Hogdson. Con estos seleccionadores, los últimos diez años han sido desastrosos para los pross. En el verano de 2004 se disputaba la Eurocopa de Portugal, y como a todas las grandes citas, la selección inglesa llegaba como una de las más potentes. Gerrard, Lampard, Beckham, Scholes, Owen y un jovencísimo Wayne Rooney fueron los mejores jugadores de la selección en un torneo del que pronto fueron apeados por la anfitriona, Portugal, en los penaltis, después de empatar a dos en el partido. Dos años más tarde, en el Mundial de Alemania, Eriksson volvió a confiar en el mismo bloque de jugadores. El plan defensivo del entrenador sueco funcionó los primeros partidos ante equipos de menor nivel como Paraguay o Trinidad y Tobago. Ante Suecia y Ecuador, ya en octavos, se sufrió mucho más, y el partido de eliminación cayó del lado inglés por un magistral lanzamiento de falta de Beckham. El planteamiento conservador no funcionó ante la fuerza de Portugal, Inglaterra tuvo que abrirse y buscar la portería de Ricardo. La lesión de Beckham y la expulsión de Rooney provocaron que la selección de los Tres Leones tuviera que amarrar el 0-0 y llegar a los penaltis. Por segunda vez consecutiva, los lusos tuvieron la suerte de cara. No clasificarse para la Euro 2008 fue una de las grandes decepciones para el aficionado inglés en los últimos años y la imagen que se dio en el Mundial de Sudáfrica hecho más leña al fuego y las críticas a la selección aumentaron. En el país africano, los pross volvieron a rozar el ridículo cuando pasaron apurados una sencilla fase de grupos con Argelia, Eslovenia y Estados Unidos. Y por último, en la pasada Eurocopa de Polonia y a Ucrania, Roy Hodgson, sin tiempo para preparar al equipo, realizó una buena fase de grupos con equipos complicados como Francia, Ucrania y Suecia. El juego rácano y especulador de Eriksson y Capello se vio en los octavos ante una Italia que fue mejor y que no mereció llegar a los penaltis ya que tuvo ocasiones de todos los colores para poder ganar el partido. Ya desde los once metros, los azzurros se desquitaron de la eliminación en la pasada Euro y eliminaron a los ingleses, que tan solo han pasado una vez en los penaltis, en “su” Eurocopa, la de 1996, ante España.

Fracaso tras fracaso, The Three Lions han ido pasando por las diferentes citas con más pena que gloria. Ha llovido mucho desde aquella semifinal en Wembley en la Eurocopa de 1996 donde brillaron los míticos Adams, Gascoigne, Shearer, McManaman y Sheringham. Y aún más, desde aquel cuarto puesto en el Mundial de Italia en 1990 donde estuvieron los Shilton, Pearce, Bryan Robson, John Barnes, Gascoigne, Lineker y compañía. Muchas decepciones para una afición que da tanto a un equipo que no juega a nada, una selección sin identidad que en los últimos años ha perdido el cartel de favorito en las grandes citas futbolísticas. Y es que, a pesar de que la mítica camiseta inglesa se la han enfundado algunos de los mejores jugadores de los últimos tiempos, ninguno ha logrado cambiar el chip de la selección para hacer un fútbol más atractivo y a la vez eficaz. No hay duda de que los diversos entrenadores que han pasado por el banquillo de Wembley lo han buscado, y a lo mejor lo encontraron en su día y no supieron amoldar un equipo a su fútbol. En esta temporada, la afición inglesa, así como el seleccionador han descubierto en el Southampton un tipo de futbolista que hasta ahora no existía en la selección, es Adam Lallana, el inglés diferente.

La brújula del Southampton

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Para enmarcar la temporada del Southampton. Hace 5 años, el club peleaba en la parte media baja de la League One, un pozo al que habían caído desde su descenso a la Championship en 2005. En ese equipo dirigido por Alan Pardew empezaban a destacar Morgan Schneiderlin y Adam Lallana además de un jovencísimo extremo que pronto haría las maletas en dirección a Londres, Alex Oxlade-Chamberlain, el goleador, era el mismo que hoy día, Rickie Lambert. Pardew subió al equipo a la Championship y Adkins les llevó de nuevo a la Premier League. Mauricio Pochettino ha sido el artífice de esta gran temporada en la que los Saints han igualado su mejor posición en la Premier con el octavo puesto. Su filosofía, “marcar goles y cuantos más mejor”, ha sabido adaptarse a la Premier y ha combinado ese deseo de atacar con un equipo muy rocoso en defensa al que le marcan pocos goles. El estilo atrevido y de combinación que el técnico traía consigo ha sido posible gracias a la espectacular irrupción de un futbolista diferente, Adam Lallana.

Fruto de la prolífica cantera saint, este joven nacido en St Albans y formado inicialmente en el Bournemouth, es de la hornada de futbolistas perteneciente a la “quinta” de Theo Walcott, Oxlade-Chamberlain, Nathan Dyer y Gareth Bale, todos compañeros suyos en las categorías inferiores del club de Southampton. Todos ellos pronto dieron el salto a grandes equipos, a excepción de Dyer que fue al Burnley. Pero Lallana se quedó, no por que destacaba menos que los demás, sino por un problema coronario. Con 18 años, durante un entrenamiento se detectó que su corazón latía en reposo a un velocidad anormalmente alta, lo que requirió una intervención quirúrgica a corazón abierto. La operación fue bien y la recuperación también. Lallana evitó el marcapasos pero el joven mediapunta no se recuperó mentalmente, tenía miedo a jugar, temor a ser protagonista de casos trágicos como los de Puerta, Foé o Fehér. La ayuda del club, amigos y familiares fue clave para su recuperación mental y para recuperar la estabilidad física y emocional. Así, un 23 de agosto de 2006 en un partido de League Cup ante el Yeovil. Desde ese momento, se ha vestido con la camiseta del club en 235 ocasiones, convirtiéndose en uno de los ídolos del St. Mary´s. Muchos ya le comparan con el gran Matt Le Tissier, ídolo, mito y leyenda para cualquier aficionado del Southampton, y uno de los mejores jugadores del mundo en los años 90.

La temporada de Adam Lallana ha sido espectacular. Ha sorprendido a todos con su futbol de toque, elegante y rápido a la vez que mágico y efectivo. Ha explotado como futbolista y ha sido la brújula de su equipo durante toda la temporada. Una campaña sin altibajos que le ha convertido en el jugador revelación y uno de los futbolistas más valorados por aficionados, rivales y periodistas. Centrocampista ofensivo con mucha llegada, un jugador que puede partir desde cualquier banda hacia el centro, rápido, hábil, talentoso, ambidiestro, gran regateador, en definitiva, un jugador muy completo sobre el que sentar el juego del equipo. Lallana se ha convertido en un líder, juega y hace jugar, organiza a sus compañeros, quiere el balón, lo necesita, y cuando lo tiene, elige con inteligencia, con talento, con magia. Levanta a los aficionados de sus asientos con sus regates y asistencias. Es un jugador que llega con facilidad al área y tiene gol, 10 veces ha visto puerta este año, muchas de ellas, gracias a su excelente disparo con ambas piernas. Durante toda la temporada se ha asociado a la perfección con Jay Rodríguez y Lambert que se han beneficiado de su juego y asistencias para anotar una gran cantidad de goles.

Un aire nuevo a la selección

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Su exquisitez técnica y sus detalles mágicos le hacen ser un futbolista muy llamativo para el público inglés, poco acostumbrado a jugadores nacionales de este perfil. La figura del mediapunta hábil, rápido y mágico no es muy dada en el perfil del fútbol inglés, y los futbolistas de este tipo que se ven en la Premier son “importados”, y son jugadores como David Silva, Juan Mata, Oscar, Ozil, Coutinho,… El jugador más parecido a estos futbolistas es Adam Lallana, y en ese perfil también está el joven del Everton Ross Barkley, algo más “british” que Lallana. Son jugadores no muy altos, de aspecto frágil poco vistos en el fútbol más puramente británico.

Los delanteros altos y fuertes, los defensores rudos y contundentes y los mediocentros “box to box” han sido los perfiles de jugadores más típicamente ingleses, aunque siempre hay excepciones que confirman la regla. La selección, en los últimos años ha desplegado un juego rácano, especulador, conservador, con planteamientos demasiado defensivo, típicos de los seleccionadores elegidos por la F.A., que también ha recibido muchas críticas por ello. La afición pide a gritos un cambio de estilo, o por lo menos que los pross sepan a que juegan, tener un estilo definido. Viendo los jugadores que en la actualidad forman la plantilla de la selección, lo más lógico es que el pensamiento de Hogdson sea alejarse del fútbol británico más puro. Dejar de lado el balonazo a los delanteros, el correr detrás del balón y el replegarse junto al portero, eso es lo que se pide desde gran parte de la afición inglesa. Inglaterra quiere un paso hacia un tipo de fútbol con el balón como protagonista. Sin perder la esencia inglesa, la competititvidad de la Premier y la garra del más puro fútbol británico, pero con más protagonismo del balón en ataque. Es una transición difícil, larga y dura, pero al igual que lo han hecho selecciones como Alemania o Italia, Inglaterra también lo puede conseguir.

Para hacer ese tipo de fútbol se necesitan jugadores adecuados y parece que Inglaterra los va encontrando. Desde el centro del campo se debe buscar la esencia y el equilibrio para desarrollar un juego de ataque que lleve el balón por bandera. Hogdson tiene casi claro que la pareja de centrocampistas del Liverpool, Gerrard y Henderson van a formar en el once inicial. El gran capitán red jugará más cerca de los centrales, ayudando en la salida del balón, y en ataque, acompañará de cerca las jugadas, y es que, aunque no tenga la llegada de antes, el potente disparo sigue siendo una de sus grandes virtudes. Henderson será la energía del centro del campo, como lo es en Anfield, la incógnita es si las condiciones climatológicas de Brasil le pasarán factura. Ofrecerá verticalidad al juego y tiene una gran capacidad de asociación. El abanico de posibilidades llega en las bandas. La derecha tiene varias opciones, la velocidad, el desborde y el descaro de Oxlade o Sterling o el trabajo y la ayuda defensiva de Milner. También puede ocupar esa posición Wilshere, que sería un apoyo más para los centrocampistas a la hora de tener el balón. En la izquierda no hay discusión, si Inglaterra quiere cambiar su fútbol, Lallana debe ser el que ocupe esa posición. El del Southampton está habituado a partir desde la banda, desde cualquiera de las dos. Le gusta más empezar pegado a la línea de cal para pronto dejar la banda y caer al centro donde despliega su magia. Eso le va a dejar todo el carril zurdo a Leighton Baines, un jugador que siempre suma en ataque. Para asociarse con él, el jugador que todo entrenador quisiera en su equipo, el prototipo de jugador total, Wayne Rooney, el hombre elegido para llevar a Inglaterra hacia algo grande. Rooney se adapta por sus cualidades físicas, tácticas y técnicas a todas las posiciones, es un camaleón del fútbol. Su sitio natural es el ataque, es un “asesino sin escrúpulos”, domina todas las suertes, un “killer” nato. Cerca del área es mortal, pero sabe hacer peligro desde lejos con su potente y certero disparo. Es un ganador nato, con un carácter indomable que le hace muy peligroso dentro del área, no da un balón por perdido, pelea cada minuto que está sobre el césped, y su implicación es indiscutible. Todas estas cualidades le convierten en uno de los líderes del equipo. No llevará el brazalete en Brasil pero es el alma de los pross. Será el gran aliado de Lallana en el ataque inglés ya que jugarán cerca. La idea de Hogdson es alinear al delantero del Manchester United unos metros por detrás de otro delantero de moda, Daniel Sturridge. La mediapunta será la zona de convergencia entre Rooney y Lallana que alternarán sus posiciones con asiduidad.

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