El regreso de Tony Pulis
Un hombre fiel a su estilo, pase lo que pase
Los aficionados a la Premier siempre hemos disfrutado con los más excéntricos y grandes futbolistas. La Premier es un espectáculo, tanto en el césped como en los banquillos. Todos los entrenadores que llegan a la mejor liga del mundo quieren dejar su nombre escrito en la historia de sus clubes y en la del país.
Quieren imponer su estilo, ser recordados, y para eso, o eres un personaje mediático, como Mourinho; o revolucionas el fútbol inglés, como hizo Wenger nada más llegar al Arsenal; o ganas todo lo que se puede ganar y más como Bob Paisley; o consigues algo irrepetible, como Brian Clough; o estás 27 años a los mandos de un equipo como el Manchester United como hizo sir Alex Ferguson. Pero, también puedes ser recordado por ir en contra de todos, ir en contra de la idea general, por ser fiel a tu estilo, al estilo que te caracteriza y por no cambiarlo a pesar de cualquier presión que pueda llegar. Ese hombre es Tony Pulis, un entrenador siempre fiel al fútbol británico, un hombre que será recordado por su fidelidad a un estilo, por jugar a lo que nadie consideraba como oportuno.
En el fútbol actual vivimos un momento en el que solo parece correcto jugar el balón a ras de suelo y dar 50 pases para llegar al área rival, un momento en el que pasar el balón atrás o dar un pelotazo está considerado como un sacrilegio para este bendito deporte. En este momento de la historia del fútbol en el que los delanteros “tanque”, los clásicos “9”, parecen más olvidados que nunca, se prefiere jugar sin ariete para incorporar al juego a un centrocampista más, el mediapunta ha cobrado más importancia que nunca. Mejor tres que dos en el centro del campo, interiores antes que extremos que jueguen pegados a la línea de cal, hombres que busquen el centro del campo para asociarse dejando de lado esos extremos veloces como la luz que llegan a línea de fondo y central sin pensárselo dos veces. Se prefieren defensas que sepan jugar el balón, que sepan sacarlo desde atrás con la mayor elegancia posible que defensas que hagan el trabajo que un defensa debe hacer, defender. Laterales ofensivos antes que laterales conservadores. Hombres que siempre tengan el deseo de sentir el balón cerca de sus botas. En este momento, se ha extendido la farsa de que un equipo que espera atrás, que suma hombres detrás del balón, que no quiere la posesión y que explota sus opciones a la contra, no juega al fútbol.
Quienes predican estas acusaciones, deberían saber cómo es el verdadero fútbol, en campos embarrados, con delanteros grandes, fuertes, defensores rudos, contundentes, duros, extremos con un desborde inimaginable y centrocampistas “todoterreno”.
Este es el verdadero fútbol, el fútbol británico, la esencia de un deporte nacido en estas islas. Y este, es el fútbol que más le gusta a nuestro protagonista, a Tony Pulis, el nuevo entrenador del Crystal Palace. Un hombre que será recordado por ser quien se ha levantado contra la farsa del fútbol de toque y toque, un entrenador fiel a su estilo.
Nacido hace 55 años en Newport, Gales, Tony Pulis fue un futbolista típicamente británico. Defensa central duro, fuerte, contundente, sin excesiva calidad en los pies pero un “zorro” tácticamente, un entrenador dentro del campo, según cuentan las crónicas, un jugador que organizaba a sus compañeros.
Su carrera nunca fue lo esperado, a los 18 años fichó por el Bristol Rovers y estuvo seis años jugando en segunda división. Probó fortuna en un destino tan exótico como Hong Kong para jugar en el Happy Valley pero la aventura no le gustó y volvió para jugar dos años más en el Bristol, regresó a casa para estar dos temporadas en el Newport County, su club natal. Después acabó jugando en el Bournemouth y el Gillingham, para acabar volviendo al Bournemouth y retirarse allí. Pulis era la mano del entrenador dentro del campo y desde muy joven ya tenía claro que iba a pasar mucho tiempo en los banquillos, así que con 19 años obtuvo el título de entrenador de la F.A. Su última temporada en el Bournemouth la desarrolló como entrenador- jugador y, tras colgar las botas fue asistente del entonces entrenador del club, Harry Redknapp, incluso tomó el control total cuando Redknapp abandonó el club. Después fue a otro de sus ex equipos, el Gillingham de donde salió tras una disputa con Paul Scally, dueño y presidente del club.
En el año 2002, un club que vagaba por los terrenos más peligrosos de la segunda división inglesa, el Stoke City, confió en un joven entrenador que prometía mucho. Estuvo tres temporadas en el club del Britannia Stadium pero a los directivos islandeses que habían comprado el club no les gustaba su trabajo y fue cesado. Pasó un año en el Plymouth pero cuando su amigo Peter Coates volvió a comprar el Stoke City, no lo dudó, llamó a Pulis para que fuera de nuevo entrenador de los Potters, este, encantado, aceptó la oferta.
El Stoke City de Tony Pulis
Tony Pulis es un hombre que no deja indiferente a nadie. Uno de esos entrenadores que llegan hasta el corazón de los aficionados de su club pero que no gustan nada a los hinchas rivales. Un hombre católico, acude a la iglesia cada domingo, un hombre de costumbres tradicionales, un británico ejemplar y como tal, ha aplicado al fútbol su “britanismo”. El fútbol de cada uno es un reflejo de la vida y en Tony Pulis esto se ve a simple vista.
El entrenador galés cogió al club de Stoke-on-Trent donde lo dejó en la zona templada de la Championship y logró un octavo puesto. Al año siguiente, el carismático entrenador pulió su estilo, un estilo puramente británico. Una defensa con las tareas más que claras, centrocampistas de trabajo y un delantero goleador, así fue el Stoke City del año 2008. Ricardo Fuller, Liam Lawrence, Richar Cresswell, Leon Cort y Ryan Shawcross fueron los nombres clave de aquella temporada histórica en la que el Stoke City volvió a la máxima categoría del fútbol inglés tras 23 años de ausencia haciendo honor al clásico fútbol británico de la mano del estilo de Tony Pulis. Una vez en la élite, el desembolso de Coates fue importante, Pulis dirigió el mercado y fichó gente conocida, comprometida, jugadores que lo daban todo por jugar en la Premier, gran parte de los fichajes del verano del año 2008 llegaron de la Championship, otros, como Etherington llegaron para dar un impulso de calidad al equipo. Trabajo, trabajo e intensidad. Un año en la élite y el Stoke ya se había dado a conocer. Una temporada para enmarcar durante la que el Britannia se convirtió en un fortín, clave para lograr la salvación. Ricardo Fuller volvió a ser el máximo artillero del equipo junto con Jamie Beattie.
Una vez conseguido el objetivo de la salvación y darle experiencia en la Premier a jugadores como Shawcross o Whelan, Pulis se fijó el objetivo de dar miedo, de convertirse en uno de los equipos que más guerra diera en Inglaterra. Begovic, Sanli, Collins, Huth, Arismendi y Whitehead fueron los nombres del verano. Otra temporada más, el técnico galés fichaba jugadores de su estilo, jugadores que sabían, después de dos años en la élite lo que era y significaba jugar con los Potters. La visita al Britannia cada vez se fue complicando. En esta tercera temporada, los grandes ya marcaron la fecha en la que visitaban la caldera de Stoke-on-Trent.
Seguros en casa y peleones fuera, el Stoke y sus futbolistas volvieron a lograr estar entre los mejores equipos de Inglaterra y jugar otro año en la Premier. Desde la banda, el arquitecto de todos estos éxitos, Tony Pulis, hombre de gorra y chándal, entrenador de palmadas y gritos, intensidad es la palabra que lleva marcada en la frente.
Jonathan Walters y Kenwyne Jones, fichados para la temporada 2010/11 son el ejemplo de los tipos de delanteros que le gustan a Pulis. Hombres con experiencia y centímetros. Walters y Jones son el reflejo de un estilo de juego en el que el balón llega rápido a un delantero centro de referencia, alto, fuerte, con capacidad para rematar cualquier balón aéreo, mientras, el otro, físicamente una roca, no para de correr, de crear espacios entre la defensa rival y aprovechando cualquier oportunidad para acabar la jugada. Pennant, Gudjohnsen y Wilson fueron las nuevas caras para otra temporada en la que el Stoke volvió a hacer historia. Los hombres de Pulis se hicieron expertos en la competición del K.O. y ya lo habían demostrado el año anterior llegando a cuartos de final pero en esta temporada, se superaron. El Britannia se convirtió en la caldera más grande de Inglaterra y los balones le llovían a Jones.
El sorteo favoreció al Stoke en esa F.A.Cup y eliminó al Cardiff, Wolwerhampton, Brigthon, West Ham y le endosó un 5-0 al Bolton en la semi-final. En Wembley, la leyenda de Pulis se agrandó. Un hombre como él, no ve bueno ningún momento para abandonar sus queridas costumbres, ni siquiera el día de la final de la F.A.Cup en el cual, como marca el protocolo, los entrenadores deben salir a saludar a la reina junto con sus futbolistas. Para este acto es obligatorio el traje, y no el querido chándal de Pulis, así que, el galés saludó con el traje y minutos antes de empezar la final, corrió a los vestuarios, se metió en su chándal, se puso su gorra y salió a animar a sus jugadores. Aquella final la ganó un City superior que sufrió para celebrar el título, a pesar de ello, el Stoke, jugaría la UEFA Europa League la siguiente temporada.
Para esta campaña el Stoke volvió a invertir mucho dinero en fichar a los hombres de confianza de Pulis y su director deportivo John Rudge. Peter Crouch, Cameron Jerome, Wilson Palacios, Matthew Upson y Jonathan Woodgate fueron los refuerzos para jugar en Europa. El Hajduk Split croata y el F.C.Thun de Suiza fueron las dos víctimas de los ingleses para jugar la Europa League. Durante esta temporada el juego del Stoke de Pulis alcanzó su zenit. Desde la llegada del entrenador, la plantilla fue ampliando en calidad pero los nombres en el sistema de Pulis no valen para nada, da igual un jugador que venga de la Ligue One que otro que sea campeón de Europa, el trabajo es el mismo para todos. En la portería, siempre seguridad. Durante los primeros años, la experiencia de Sorensen, luego, uno de los porteros más codiciados en la actual Premier League, el bosnio Begovic. De los cuatro que forman la defensa, tres suelen ser centrales, aunque uno de ellos, trasladado al lateral derecho, de normal era Woodgate quien ocupaba esa posición. Laterales que aguantaban la posición y no se prodigaban mucho en ataque. La pareja de centrales, una de las más famosas de los últimos años en Inglaterra, Shawcross y Huth, dos hombres fuertes, altos, contundentes per muy lentos no pierden para nada la referencia atrás ni se complican con el balón en los pies, a pesar de ello, son una gran baza en ataque a la hora de crear peligro en las jugadas a balón parado, Shawcross suele acabar la temporada con 5-6 goles en su cuenta.
En el centro del campo, intensidad, disciplina, trabajo, posicionamiento, rigor táctico. Así son los centrocampistas de Pulis. En “su” Stoke, Whelan y Palacios (la pareja habitual), marcaban la raya. Ambos desplegaban un trabajo físico increíble y rehuían de la posesión de balón que llegaba con rapidez a los hombres de banda o a los delanteros. El fútbol 100% británico siempre ha tenido como grandes protagonistas del juego a los extremos rápidos, desequilibrantes y centradores, como no podía ser de otra manera, el Stoke de Pulis lo tenía, Matthew Etherington, un puñal pegado a la línea de cal de la banda izquierda, un seguro para los delanteros y un dolor de cabeza constante para sus defensores. En la otra banda, según las exigencias del guión escrito por Pulis se repartían el puesto Pennant, Delap o Shotton, otro de los prototipos de jugador de Pulis, un hombre que consciente de sus limitaciones técnicas, no se complica y, desde la banda, despliega un gran trabajo defensivo ayudando en todo momento a su lateral, efectividad sin alardes pero sin fallos.
Y arriba la esencia del fútbol británico, el “9” puro, el hombre de referencia, el delantero “tanque”, el matador de área, el ariete que remata cualquier balón que le llegue. Peter Crouch o Kenwyne Jones. “El espárrago” se ha convertido en el delantero perfecto para este tipo de juego, el estilo vertical que tiene el Stoke tiene una efectividad brutal con gente de las características de Jones o Crouch. Una de las clásicas jugadas de gol del equipo de Pulis era un saque largo del portero para que Crouch la peinara y entrara de segunda línea uno de los dos extremos o el acompañante de Crouch para acabar la jugada. Otro aspecto importante de este Stoke es el “mediapunta” de Pulis. Se entrecomilla mediapunta porque el jugador que acompaña a Crouch no es un mediapunta típico, más bien, es un segundo delantero, un escudero del “9” de referencia. La superioridad física de un jugador como Crouch hace que varios de los defensores contrarios se fijen con él, lo marquen de cerca. Esto favorece a su acompañante que siempre suele tener más libertad. La función de este futbolista (solía ser Walters o muchas veces Jones) es correr hasta la saciedad. Presionar intensamente la salida de balón del rival, replegar como un centrocampista más a la hora de defender y crear espacios en la defensa rival con múltiples desmarques de ruptura. Así jugaba el Stoke de Tony Pulis
Los obreros del Palacio de Cristal
Nuevo equipo, nuevo reto. Esta vez, si cabe, se puede pensar que es aún más difícil. Tiene que rescatar a un equipo que está muerto, un equipo sin ideas ni identidad, y para ello, llega Pulis. Un entrenador capaz de meterse en el fango y ponerse el mono de trabajo para convertir los objetivos en realidades. Pulis es un capataz con gorra y chándal que anima con enérgicas palmas a sus futbolistas sus son obreros del fútbol. Sus equipos tienen todos los movimientos automatizados, saben que tienen que hacer en cada momento y como lo tiene que hacer, funcionan como una perfecta máquina de engranajes. Posiciones claras, jugadores trabajadores y movimientos perfectamente ensayados por el arquitecto, Tony Pulis, que a ritmo de palmas y gritos pide intensidad.
El sur de Londres, donde habita el Crystal Palace, será a partir de ahora su nueva casa. Pulis tiene ante sí un gran reto que le puede columpiar al banquillo de uno de los grandes. Hasta ahora, en el Stoke City, Pulis ha tenido toda la tranquilidad del mundo para trabajar, para conocer todo lo que pueden dar cada uno de sus futbolistas, ahora, todo esto cambia, el reloj juega en su contra, la temporada se acaba en junio y el Palace debe salvar la categoría. El galés sabe que para formar un buen equipo, lo primero debe ser la defensa ya que como reza uno de los grandes tópicos del fútbol, “el mejor ataque es una buena defensa”, y eso Pulis lo tiene bien claro. Deberá construir un entramado defensivo con lo que tiene y en poco tiempo ya que el Palace no puede seguir como está, su diferencia de goles es la peor de toda la Premier, -14. Tony Pulis deberá hacer que sus futbolistas se crean su discurso, su forma de jugar, deberá invocar el espíritu de los hombres que fundaron el Crystal Palace, los obreros del Palacio de Cristal de Londres. El equipo debe volver a ser aquellos obreros, pero esta vez, trabajando sobre el césped de Selhurst Park. En el centro del campo, hombres como el ex sevillista Campaña, Mile Jedinak, Guedioura, Bolasie, Bannan,… se tendrán que manchar las botas de fango y sangre si hace falta, pero sobre todo, tendrán que cargar sus botas de kilómetros y kilómetros, siempre al ritmo de las palmadas de su excéntrico entrenador. Y arriba, el gran trabajo, el gran reto, recuperar a un jugador que no se siente futbolista desde hace tres años. Para conseguir la salvación, Pulis necesita recuperar al Chamakh goleador del primer año en el Arsenal, algo imposible para muchos, pero para Pulis, es solo un reto más dentro de la gran lista de milagros que debe conseguir para salvar al Palace. A su disposición tendrá a un hombre de su confianza, uno de los delanteros que ya tuvo a sus órdenes en el Stoke, Cameron Jerome que se prevé que con Pulis tenga más minutos y oportunidades. Futbolistas como Dwight Gayle, Jason Puncheon y Jerome Thomas deben dar un paso adelante y, sobre todo, Gayle, demostrar los cinco millones de euros que se pagaron por él en verano, aunque como punto a su favor, el delantero inglés todavía es muy joven y está notando el drástico paso de la Ligue One a la Premier League.
Además de todo esto, el entrenador galés, que demandó un salario elevado, consciente del reto que le esperaba, ya ha pedido al presidente del club, Jeremy Hosking una buena suma de dinero para afrontar el mercado invernal con garantías de reforzar al máximo la plantilla. Por como es Pulis y por su estilo de juego, las previsiones son que fiche un delantero centro de confianza, grande, corpulento, una constante amenaza aérea. También un centrocampista y un central. Un hombre de confianza por línea, si tiene el dinero suficiente y le convencen los nombres. Aún así, el Crystal Palace deberá jugar siete partidos con lo que tiene. Reto difícil pero no imposible para el hombre de chándal y gorra, el entrenador de las palmadas, los gritos y las ruedas de prensa sin sentarse, el hombre que deberá convertir a sus futbolistas en los fundadores del club, en los obreros del Palacio de Cristal.