Las vidas de ‘Swansea Jack’

Una historia increíble de la ciudad que visita el Valencia

El Valencia visita al Swansea en la Europa League y aprovechamos para rescartar momentos de la historia del humilde conjunto galés que ahora destaca entre los grandes.

En los años 30, la Dársena Norte, que había sido epicentro de las riquezas en otro tiempo, se había convertido en la zona más ruinosa y peligrosa de la marinera ciudad de Swansea. Padley’s Yard, un suburbio humilde, consiguió recuperar parte de su brillo, pero esta vez sin glamour, whisky o música ambiental, sino con corazón y pundonor instintivo. Jack, un perro famoso de la barriada The Strand, zona más portuaria en estado de descomposición, gestó su propia leyenda como salvador y héroe. Amigo de todo aquél vecino que pasaba a su lado a diario, este Golden Retriever, tuvo en su haber cerca de veinte situaciones límite donde acabó salvando a niños y adultos que se había topado con él. Aguas turbias, peligrosas, que en verano y sobre todo de noche, eran el poco ingenioso entretenimiento para los más torpes.

En mayo de 1931, cayó desde el muelle al agua un niño de apenas 6 años. Un hecho aislado sino fuera porque, semanas más tarde, repitió con un joven nadador que había perdido el conocimiento. La cobertura periodística del can fue creciendo a medida que sus intervenciones sumaban salvaciones límite entre sus allegados, con lo que se convirtió en un producto mediático que pasó a categorizar, en parte, la propia ciudad conocida para muchos como ‘Swansea Jack’. Recaudador de fondos para beneficencia, mascota de cuantos querían explotar la imagen del héroe local y sin cinismo ante sus heroicidades. Sin embargo, Jack consumió veneno para ratas de manera accidental y fue perdiendo fuerza lentamente hasta su muerte final en 1937, lo que hundió a la ciudad, sumida en un apenado sentimiento que duraría semanas.

Solicitaron un monumento para su líder perruno a través del Post South Wales Evening, surgieron peticiones para que su dueño (William Thomas) no lo enterrara en el jardín de su casa (Rogger Street) y acabó siendo exhumado y vuelto a enterrar en una ceremonia pública el 21 de octubre de 1937. Hoy, en una ciudad de marineros enamorados del mar y del fútbol, su equipo ha logrado colocar el nombre del ídolo comarcal en lo más alto. La Premier League les devuelve a un estrado que no pisaban hace casi siglo y medio (en 1881-1983 pero sin llamarse Swansea City), dándoles una bienvenida tras años de trabajo silencioso y buscando no ‘ahogarse’ en la orilla del éxito, una palabra que han ido gestando poco a poco en el Liberty Stadium. Perfecto conocedor de las catacumbas del fútbol inglés durante su larga historia, capacitad para ascender cinco categorías en cinco años y también para tener el record de entrenadores en una campaña dentro del fútbol británico (cuatro), los Cisnes encontraron solidez cuando apostaron por el técnico español, Roberto Martínez, hace ya seis años. El catalán profesionalizó el club de raíz, aprovechó el renacer comercial de haber estrenado un nuevo estadio y ascendió creando un grupo equilibrado y capacitado para pelear el ascenso a Premier con un estilo más preciosista y virtuoso de lo habitual. Estuvo cerca de tocar los play-off, pero el mercado pronto le presentaba mayores retos.

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La estructura de esos años, no fue aprovechada posteriormente por Paulo Sousa (no aguantó la presión), pero sí por un jovencísimo entrenador como Brendan Rodgers (norirlandés, de sólo 38 años y que ya había dejado grandes detalles en Watford-Reading). Con confianza, una serie de resultados satisfactorios que colocaron en buenas manos y vías el proyecto, el Swansea despertó la misma ilusión que con el hoy técnico del Everton, lo que acabó por premiar el destino con el ascenso. Terceros en Championship, tuvieron que derrotar en sendas eliminatorias a Nottingham Forest y Reading (en Wembley), situándose como el equipo pionero del fútbol galés en consagrarse en el primer nivel inglés. Este año, la Premier habla galés por vez primera en su historia y en el Liberty, quieren que la experiencia no sólo no sea fugaz, sino que signifique un ladrillo más en la construcción de un cimiento basado en el fútbol aseado y académico.

Rodgers (que a los 20 años tuvo una fuerte lesión que lo apartó de su sueño de convertirse en profesional) siguió en el banquillo (hasta marcharse al Liverpool), un dato que vuelve a mostrar la fidelidad y la filosofía de un proyecto que ha cumplido los registros deseados y que no por superar la barrera histórica, pierde la cabeza y la inteligencia en la toma de decisiones. Un entrenador que, en sus inicios, destacaba por la tenacidad y el trabajo diario, algo que propició la llamada de José Mourinho en su etapa Blue, donde Rodgers se encargaba del crecimiento de las categorías inferiores. Mantener la envidiable y sistemática línea vertical y ofensiva de estos años, era un reto difícilmente asumible tratando ante los ‘gigantes’ nacionales, pero no hay otras ideas sobre el césped y empezó a obtener recompensas jugosas por ello. Un buen hacer y resultados interesantes, lo llevaron al Liverpool y ahora, esa dinámica, esa línea y esa filosofía de juego, la impulsa Michael Laudrup.

Con más españoles que nunca (nada menos que 8, que lo han convertido en la mayor colonia jamás vista en el extranjero por parte española) y una identidad firme que fue capaz de levantar la Copa de la Liga el pasado año sin pasar problemas ligueros, el reto es aún superior este curso. Mucha confianza en el trabajo que les sacó del anonimato en los últimos años, les ha servido para anclarse en una dinámica positiva que les sitúa como revelación allá donde pisan. Pese a todo, no ignoran que necesitarán un icono que eleve sus perspectivas para no ahogarse en su estreno en la Europa League. Jack tiene trabajo también desde el cielo. Sus ‘vecinos’ buscan un nuevo milagro salvavidas.

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