Atenas, la ciudad ‘tortura-entrenadores’
¿Sobrevivirá Míchel a la trituradora ateniense?

La ciudad de Atenas, con sus tres equipos más grandes y representativos del país como son el Panathinaikos, Olympiakos y AEK, se ha convertido en una especialista en destituir entrenadores y cambiar constantemente de cara en sus banquillos. Repasamos el afán de torturar entrenadores de los conjuntos atenienses.
La profesión de técnico en el fútbol es, día tras día, una labor en auge. La sapiencia táctica supera en numerosas ocasiones las habilidades técnicas de los jugadores en el propio césped y con mayor asiduidad que nunca, su papel genera un mayor impacto sobre los conceptos futbolísticos actuales. Sin embargo, su soledad y el compromiso natural y perenne con los resultados cosechados, son su sepulcro cotidiano. Un mal endémico que les obliga a mantener una intachable regularidad para mantener sus cargos, esos que aún hoy, pese al rol fundamental que poseen, son una simple butaca con la sombra despótica del presidente sobre el fondo.
Todos ellos dependen de decisiones controvertidas y pocas veces lógica tomadas por quienes adquirieron un poder superior a base de euros o acciones. Presidentes que, en su gran mayoría, son incapaces de ofrecer cordura y continuidad para el crecimiento del grupo y la aparición de automatismos genéricos que hagan mejorar el global. Cualquier campeonato del mundo refleja una enorme urgencia por lograr resultados y, si estos no llegan, el primero que asume la culpa con su puesto es el técnico. En Grecia, esas cuestiones son aún más extremas, pues no existe margen de error ni tarde accidentada, sino proyectos abortados e incoherentes cambios de rumbo. De todos ellos, los banquillos de Atenas son especialmente frágiles a bloqueos o malas rachas y así lo demuestran año tras año los Panathinaikos, Olympiakos o AEK. Un trébol tortura-entrenadores.
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El equipo Trifylli (trébol), es una constante permuta de proyectos vacíos. No hay tiempo para crecer, formar una línea de trabajo específica y tomar profundidad en conceptos tácticos. Los jugadores, muchas veces llegados de manos de uno de estos técnicos efímeros, apenas tienen regularidad o consistencia pues, meses más tarde, quien les animó a la aventura es parte del pasado. Como consecuencia, el Panathinaikos lleva años sin poder desestabilizar a su vecino Olympiakos (dejando a un lado el doblete’ del año pasado) y, lo que es peor, acumula una plantilla donde hay hueco para futbolistas de roles disparatados. Así, el Panathinaikos ha experimentado desde principios de siglo, nada menos que 19 entrenadores, lo que deja la media en 1,3 cada temporada, siendo algunas, auténticos giros de guión, planteamientos y oposiciones directivas-afición.
Y es que la capital griega comparte esa fugacidad en sus proyectos deportivos pues el AEK de Atenas suma trece entrenadores desde que arrancó el nuevo siglo, con lo que la media deja una clara permuta cada temporada. Entre ellos, curiosamente, se han ‘colado’ técnicos españoles como Serra Ferrer (que fue un hito teniendo en cuenta que aguantó dos cursos completos) o Manolo Jiménez, que llegó en plena crisis y se fue un año después dejando otra a su paso, aunque anotándose la Copa griega por el camino. Aunque los amarillos van más allá en cuanto a destrozar marcas, pues sus entrenadores son solo el reflejo de una institución caótica por naturaleza, que ha tenido 14 presidentes desde que empezó el siglo XXI.
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Aunque nadie, absolutamente nadie puede batir al siempre líder y casi eterno campeón en las últimas décadas, el Olympiakos. Nada menos que 21 entrenadores en 13 años de siglo renovado. Y todo, curiosamente, pese a ser el actual campeón y el club que más títulos ha levantado con mucha diferencia sobre el resto. Una red de encrucijadas, polémicas y debates que terminan con ceses constantes de entrenadores. En esa lista se ‘colaron’ tres españoles como José Seguro, Ernesto Valverde (el único que nunca se fue cesado, sino por decisión propia tras triunfar en dos ocasiones diferentes) y ahora Michel, que está más que sobre-aviso de los problemas de su entorno.
Una alocada gama de entrenadores que pasaron sin pena ni gloria por Atenas y que no sobrevivieron a las extremas exigencias de presidentes amarillistas y fanáticos de lo excéntrico. El reto es el de siempre para los tres y solo uno puede lograrlo. Levantar la Super Liga griega anualmente, regresar a la Champions y dar una buena imagen porque, de lo contrario, el cambio en el banquillo ya es natural. Tanto, que incluso sumando el expediente más optimista, muchos han visto como su contrato caía fulminado. Atenas resistió a los persas, aniquiló paganos y ahora es especialista en torturar entrenadores…
EL DEBATE: ¿SOBREVIVIRÁ MÍCHEL A ATENAS?