Bayer Leverkusen: Improductividad de calidad
Será el rival de la Real Sociedad esta jornada en Liga de Campeones

El Bayer Leverkusen se enfrentará a la Real Sociedad en la segunda jornada de la Liga de Campeones y en Fútbol Primera.es analizamos sus virtudes y defectos para conocerlo más a fondo.
Más de 31.000 millones de ingresos anuales, un beneficio neto progresivo pese a la crisis y considerado ya el principal gigante químico-farmacéutico del planeta. El crecimiento de la industria de la Cuenca del Rhur alemana, generó numerosas poblaciones menores en su entorno y Bayer, buscando exclusividad y una región con buenas infraestructuras encontró en Leverkusen (llamada así por el boticario Carl Leverkus, primer empresario de la comarca) el paraíso ideal para su expansión. En un siglo de vida oficial, sus argumentos empresariales no encuentran paliativos pero para mantener una imagen saludable, básico ante los ataques diarios, el deporte debía ser uno de sus aliados naturales.
Guillermo Hauschild, uno de los primeros trabajadores de Bayer, propuso a su dirección la idea de crear un equipo de fútbol en 1903, cuando el deporte rey empezaba a germinar en la zona. La empresa, formada entonces por sólo 170 empleados (hoy más de 110.000), atendió su propuesta de buen agrado y unos meses después, se aprobó su creación junto a otras actividades deportivas. Se eligieron los colores rojo y blanco por ser los naturales de la empresa pionera de Leverkus y el logo de Bayer, la famosa cruz, les acompañaba en el escudo del recién creado Bayer Leverkusen (tuvo tres nombres en sus primeros años). Vagabundeando por campeonatos regionales y nacionales de nivel inferior, no fue hasta finales de los 70 cuando su papel logró hacerse hueco entre los ‘gigantes’ futbolísticos, iniciando así un crecimiento constante desde entonces, que no encuentra premio en una constante de decepciones sin fin.
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Leverkusen era simplemente el epicentro empresarial de una institución poderosa, con la receta mágica del conflictivo ácido acetilsalicílico y que agrupaba gran parte del positivismo económico del país más emergente. Sin embargo, el mundo supo de su existencia balompédica en la temporada mágica de su coronación europea, 1988. Por entonces, el técnico, Erich Ribbeck había logrado cierta regularidad y su proyecto, ya en el tercer año de vida, generaba ilusiones desbordadas, superando con asiduidad a sus principales rivales, Colonia (por cercanía) y Kickers Offenbach (tras un partido polémico y violento en 1980). Una campaña honrosa en zona europea, les metió en la extinta Copa de la UEFA, dejando atrás a clubes como Austria de Viena, Toulouse, Feyenoord, Barcelona, Werder Bremen y ganando al Espanyol en la mítica final de Sarriá. Dos goleadas por cada bando (3-0 y 0-3) y resolución desde el punto de penalti para situar en el mapa a aquél equipo con nombre de ‘aspirina’.
Aún hoy y pese a que desde entonces han sido capaces de ampliar su palmarés con una Copa de Alemania (1993) y rozar el cielo de la Champions League en una histórica final ante el Real Madrid (2002), aquellos mitos del 88 son semi-desconocidos. El brasileño Tita, Falko Gotz, el portero Volborn o los defensores Reinhardt, quedaron para el recuerdo de la ciudad, siendo el mito coreano Cha Bum-Kun el más reputado más de dos décadas después. El equipo ha sido capaz de dejar escapar dos Copas, cuatro Bundesligas desde el segundo escalón y arrastra la mística negativa de ‘Neverkusen’ tras su fatídico final de campaña en 2002 (donde rozó el triplete y quedó a un suspiro de la hazaña).
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Pese a la solidez financiera de Bayer, que continúa al frente como principal activo del club en temas extra-deportivos, jamás entró en el juego del mercado de traspasos. Una estricta base que impone reglas para no invertir grandes sumas en mejorar su plantilla, les hace mantener una inmejorable salud económica. Evita, eso sí, que en el Bay Arena disfruten de los mejores cracks del momento. Por ahora, sin necesidad de vender y ampliando alternativas a su equipo con inteligencia sublime, la entidad ha logrado competir cara a cara con los grandes del país y hacerse un nombre respetable en el panorama europeo.
Ahora las estrellas son ejemplos de superación, de crecimiento personal y, desde luego, de adaptación a una personalidad propia. Sidnei Sam es uno de los extremos alemanes de mayor futuro por velocidad y desequilibrio, Berd Leno el portero revelación de los últimos años en el país y en torno a ellos, comodines de enorme recorrido como Rolfes, Gonzalo Castro, Bender o el siempre infravaloradísimo Stefan Kiessling (goleador desde hace años y siempre killer de referencia en Bundesliga). Enorme pegada reflejada en sus grandes números goleadores temporada tras temporada y un estilo que apuesta por la contra y la velocidad en tres cuartos de campo, dan crédito al trabajo elaborado desde hace años, el mismo que nunca más volvió a levantar un título. Entre otras cosas, porque la política económica vuelve a aparecer para mantener a todos saneados, lo que les lleva a vender casi cada verano a uno de sus mejores jugadores (Schuurle ha sido el traspaso y pérdida notable de este curso).
Ya es para ellos un buen premio volver a la máxima competición, más aún llegar tras haber desterrado viejos recuerdos grises en Bundesliga y más aun demostrando que son un equipo capacitado para poder pelear su pase a octavos de final. Hoy, Sammi Hyppia lo tiene claro, el global es el éxito, la entidad, el ente salicílico que les mantiene entre los competitivos, y allí abunda la calidad, aunque ya nadie recuerda cuando lograron sacarle productividad en forma de títulos…
EL DEBATE: ¿QUÉ RESULTADO OBTENDRÁ LA REAL SOCIEDAD CONTRA EL BAYER LEVERKUSEN?