¿Por qué no es feliz el Barcelona?
En el Camp Nou no están satisfechos con el rendimiento del equipo pese al liderato
El Barcelona ha sumado doce puntos de doce posibles en la Liga BBVA, es el líder de la clasificación, ha ganado la Supercopa de España y ha visto como el Real Madrid empezaba a dejarse puntos el mismo día que hacía debutar a su fichaje estrella, Gareth Bale. Pese a esto, el Barcelona no es feliz. Sus errores le atormentan. Desde la lejanía parece que los azulgrana viven una realidad idílica. Es en la corta distancia cuando los defectos quedan al descubierto, cuestionan la labor de Tata Martino y obligan a la autocrítica. El Barcelona es un líder infeliz. En Fútbol Primera.es intentamos buscar los motivos por los que las sonrisas han desaparecido de las gradas del Camp Nou. ¿Por qué el Barcelona no es feliz?
No se cierran los partidos:
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El susto sufrido ante el Sevilla se ha interpretado como un toque de atención en el Barcelona. Los azulgrana ganaban por 2-0 y en apenas dos minutos se dejaron empatar. En Mestalla contra el Valencia sucedió algo similar. Y es que el Barcelona de Tata Martino no sabe cerrar los partidos por muy amplia que sea su ventaja en el marcador. "Tenemos que corregir cosas. Tenemos que cerrar los partidos y controlar más la pelota en la segunda parte", señaló Gerardo Martino. En el vestuario también lo tienen claro. "No podemos llegar así a los finales de los partidos. A veces nos gustaría atacar demasiado y nos olvidamos que quedan pocos minutos y que tenemos el partido encarrilado. Pecamos de eso. Esto servirá de susto para que no pase más", reconoció Sergio Busquets. El técnico argentino debe lograr que el Barcelona gestione mejor sus ventajas.
Permisividad defensiva:
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Condición obligatoria para cerrar los partidos es mejorara el rendimiento defensivo. El Barcelona está más permisivo que nunca en la faceta defensiva. Tras el traspaso de poderes de Pep Guardiola a Tito Vilanova ya se produjo un empobrecimiento de las estadísticas defensivas y con Tata Martino la situación ha ido a peor. Los azulgrana encajan goles con mucha facilidad y de no ser por el excelente estado de forma de Víctor Valdés los registros serían todavía peores. Los culés sufren pájaras durante los encuentros en los que se vuelven muy vulnerables. En Mestalla encajaron dos goles en apenas un minuto, y ante el Sevilla sucedió algo muy similar. Valdés ha denunciado públicamente la debilidad defensiva de su equipo: "Busquets no puede con todo, no se le puede dejar tan solo con la subida de los laterales y a veces hasta con la de los interiores".
Imprecisión en los pases:
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Las estadísticas de posesión y de pases completados han sonreído al Barcelona durante el último lustro. Han sido su seña de identidad. Desde la llegada de Pep Guardiola los azulgrana habían sido el equipo más tenía el balón y que mejor lo movía de todo el planeta. Acaparaba la posesión y no la perdía bajo ningún concepto, algo que generaba impotencia en unos rivales que corrían de un lado a otro ni oler el balón. Esa sensación ha ido desapareciendo con el tiempo. Durante la última temporada de Guardiola en el Camp Nou ya se vio un aumento en el número de pases perdidos. Tito Vilanova supo mitigar esa tendencia, pero con Tata Martino el Barcelona está cada vez menos acertado con el balón. El Barcelona actual tiene menos posesión y falla más pases que nunca. Lo primero preocupa menos, puesto que es una consecuencia directa del carácter vertical del equipo. Lo segundo, por el contrario, se ha convertido en un problema. El aumento de las pérdidas provoca que los rivales dispongan de más oportunidades para contragolpear e impide que los laterales puedan subir con tranquilidad, algo que era seña de identidad para Tata Martino.
Se gana sin disfrutar:
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El Barcelona ha enamorado a toda Europa con el juego que ha desarrollado en los últimos años. Su estilo y filosofía han seducido tanto a sus aficionados como sus rivales más directos. Ha acaparado elogios y el barcelonismo se acostumbró a vivir en ese mundo color de rosa en el que se ganaba al tiempo que se disfrutaba del buen fútbol del equipo. Lo que al principio era una novedad se convirtió en costumbre. Y ahora que no está se le echa de menos. Es algo humano. Salvo en el encuentro contra el Levante, en el que los azulgrana vencieron con un aplastante 7-0, el resto de victorias han llegado con sufrimiento. Ante el Málaga, el Valencia y el Sevilla se ganó por la mínima. Y, lo que es peor, pidiendo la hora, sin poder degustar el triunfo como en anteriores temporadas. La ausencia de esa dosis de buen fútbol, que colmaba de orgullo al barcelonismo, no es tan potente como en campañas pasadas y preocupa a la grada.
Pérdida del trono:
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El Barcelona es un club con tendencia derrotista, algo de lo que se consiguió escapar gracias a los éxitos alcanzados desde 2008. Tal era la superioridad del Barcelona que hasta el más pesimista de los culés se sentía por encima del resto de clubes. Esa sensación ha desaparecido en el último año. Los azulgrana sufrieron una cura de humildad la temporada pasada al ser arrasados por el Bayern de Munich, que, en ese momento, le arrebató el trono de Europa a los culés. Ahora los alemanes son los grandes dominadores del fútbol mundial, cuentan en sus filas con el favorito al Balón de Oro 2013 (Franck Ribéry), mientras que el Barcelona ha perdido la inercia que se inició con Pep Guardiola y se inicia un proyecto nuevo con Tata Martino. La pérdida de esa condición de rey del fútbol ha dejado tocada la autoestima del barcelonismo.
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Francisco Ortí
Periodista de profesión, especialista en fútbol internacional.
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