Franck Ribery: Balón de Oro sin paliativos
La UEFA le coronó como el mejor del año y ahora apunta al premio FIFA
Franck Ribéry recibió el premio a Mejor Jugador de la UEFA y sucede a Andrés Iniesta en el puesto, después de haber vencido en la votación a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Analizamos las causas de su victoria y lo postulamos como candidato al Balón de Oro 2013.
Reservado únicamente a los más grandes del planeta y a aquellos elegidos, el Balón de Oro representa (ahora desde un punto de vista más comercial y mediático que romántico) el galardón más importante que un jugador puede cosechar a nivel individual. La lista de premiados hasta el día de hoy, contiene gran parte de los quilates del deporte rey con nombres que son historia viva a nivel mundial. Hay lugar para campeones del mundo, de Europa y para auténticos mitos que incluso lograron repetir galardón. No soy muy adepto de los grandes premios a nivel individual, pues han perdido parte del romanticismo y poesía que desprendía en sus inicios. El Balón de Oro, o lo que quede de él, resiste a los golpes y heridas que sus patrocinadores y defensores se empeñan en asestarle cada mes de enero. Parte de esa falta de interés, lo ha suscitado en los últimos años la alarmante ausencia de criterio a la hora de elegir a los ganadores. France Football, se basaba históricamente en estadísticas, exigencias y rendimiento global a lo largo de un año natural, algo que sí lograba premiar al jugador más brillante en el año analizado.
Sin embargo, últimamente, sobre todo desde su fusión con la FIFA (que antes otorgaba además su particular premio denominado FIFA World Player), ha ido cediendo a presiones externas y decisiones conflictivas, poniendo en duda el criterio actual y los ganadores del premio en sus primeras ediciones. Messi levantó el Balón el pasado año (y los últimos cuatro…). Nadie duda de su categoría, de su inteligencia, de su dinamismo y de que no tiene rivales que frenen su liderazgo en el fútbol actual. Gracias a ello, cualquier opción restante parece secundaria. Cuestionado por el formato de la elección, no por la capacidad que atesora. Pero sí se interroga irremediablemente si, con él, se elige al mejor del planeta o al más efectivo en el año natural que se debe examinar. Si la respuesta sigue siendo, como antaño y como las reglas advierten, la segunda, apunten con más fuerza que nunca el nombre de Frank Ribery.
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“Hace años pensaba en la grandeza de Barcelona y Real Madrid, lo cual me hacía pensar continuamente. Ahora no. Ahora estoy en el Bayern, que es el más grande”. El extremo francés pasó gran parte de su estancia en Baviera pensando en lo que podría llegar a ser, en usar Múnich como trampolín y en idealizar un futuro de mayor éxito. Pero el tiempo y la organización en su entorno, acabó por hacerle ver que todo lo que necesitaba lo tenía a su alrededor. Una vez serenados sus problemas con la justicia francesa y sin polémicas con su vida privada (tuvo en los tres últimos años escarceos de dudosa reputación con su agente, prostitutas y su propia mujer), ha logrado el equilibrio que facilitó su mejor temporada durante el pasado curso. Destrozó rivales con su desborde, desequilibrio y capacidad de ruptura pero, además, fue más incisivo, caracterial y dinámico que nunca. Una mezcla que le permitió ser absolutamente determinante para que el Bayern fuera la máquina perfecta en Bundesliga (consiguiendo 10 goles y 14 asistencias), DFB Pokal y, por supuesto, Champions League.
El momento que había soñado tantas veces cuando corría tras la pelota en el modesto Boulogne de su ciudad natal, el que le hizo destacar como promesa en el siempre prolijo Metz, el que le abrió demasiado pronto las puertas de una aventura extranjera en el ‘infierno’ del Galatasaray y, desde luego, el que le hizo aterrizar en Marsella como el adolescente efervescente de carácter impulsivo. Esa versión rebelde, incompleta e inmadura, fue la que lo colocó en Baviera en un tiempo en el que el Bayern buscaba centrarse, recuperar identidad y ampliar el panorama internacional como no solía (pues fichó ese verano a Luca Toni también pese a que, históricamente, es un club retro-alimentado de la propia Bundesliga). Sufrió, creyó que un error de decisión le frenaría su carrera y pidió varias veces ser traspasado mientras su explosión absoluta quedaba pendiente. Pero la confianza, la tranquilidad y un grupo que interpretó sabiamente cada una de sus habilidades, le facilitó multiplicar su liderazgo, determinación y confianza para ser el carisma y el desequilibrio estimulante en las tardes muniquesas.
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Tal fue su final de campaña y tal está siendo el inicio de la actual, que su ambición ha alcanzado los límites que siempre deseó, siendo capaz de admirar pero retar a quienes siempre le apagaban los focos: "Messi y Cristiano son mejores que yo marcando goles. Yo soy más de participar en la elaboración del juego". Consciente de la que, probablemente será su última oportunidad, su única oportunidad, el francés está absolutamente centrado en destruir el dúo-polio entre el argentino y el portugués: “Merezco el Balón de Oro mucho más que Messi. Tengo muchas cualidades y todos lo saben. No sería el fin del mundo, pero no ganar me pondría triste”, destacó hace unas semanas, cuando su espectacular arranque de curso le ha permitido contrarrestar cualquier opinión negativa acerca de su irregularidad.
Este viernes, en Praga, en la Gala UEFA, recibió el impulso definitivo para considerarse candidato serio y teóricamente favorito (también lo fue Xavi post Mundial 2010), al ser premiado con el European Sports Media (ESM), trofeo de Futbolista Europeo del Año. Kopa, Platini en tres ocasiones, Papin y Zidane, son el cuarteto de oro galo en la historia del galardón más elitista del fútbol mundial. Salvo problemas físicos que lo separen del césped o salvajadas demenciales de quienes lideraron el ranking durante los últimos años, estas Navidades deberían ser las del quinto, un Ribery vestido de Santa Claus con el Oro más deseado de su carrera entre las manos.
EL DEBATE: ¿MERECÍAN MESSI O CRISTIANO EL PREMIO MÁS QUE RIBERY?